domingo, 28 de enero de 2024

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 28

LECCIÓN 28

Por encima de todo quiero ver las cosas de otra manera.

1. Hoy le estamos dando una aplicación realmente concreta a la idea de ayer. 2En estas sesiones de práctica vas a hacer una serie de compromisos definitivos. 3El que los cumplas o no en el futuro no es algo que nos concierna ahora. 4Si al menos estás dispuesto a hacerlos ahora, habrás dado el primer paso en el proceso de cumplirlos. 5todavía estamos en el principio.

2. Tal vez te preguntes por qué es importante decir, por ejemplo, "Por encima de todo quiero ver esta mesa de otra manera”. 2De por sí, eso no es importante. 3Sin embargo, ¿qué existe de por sí? 4¿Y qué significa "de por Sí"? 5Ves a tu alrededor una legión de objetos separados, lo cual significa que en realidad no ves nada. 6O ves o no ves. 7Cuando hayas visto una sola cosa de otra manera, verás todas las demás cosas de otra manera también. 8La luz que veas en cualquiera de ellas será la misma luz que verás en todas ellas.

3. Cuando dices: "Por encima de todo quiero ver esta mesa de otra manera", estás comprometiéndote a abandonar todas las ideas preconcebidas que tienes acerca de la mesa, y a tener una mente receptiva con respecto a lo que esa mesa es y al propósito que tiene. 2No la estás definiendo en función del pasado. 3Estás preguntando qué es, en vez de decírselo. 4No estás constriñendo su significado a tu reducida experiencia con mesas, ni estás limitando su propósito a tus insignificantes pensamientos personales.

4. Nadie cuestiona lo que ya ha definido. 2Y el propósito de estos ejercicios es hacer preguntas y recibir respuestas. 3Al decir: "Por encima de todo quiero ver esta mesa de otra manera" te estás comprometiendo a ver. 4Mas no es éste un compromiso exclusivo. 5Es un compromiso que es aplicable tanto a la mesa como a cualquier otra cosa.

5. Podrías, de hecho, alcanzar la visión valiéndote sólo de esa mesa, si pudieses abandonar todas tus ideas acerca de ella y mirarla con una mente completamente receptiva. 2Tiene algo que mostrarte; algo bello, puro y de infinito valor, repleto de felicidad y esperanza. 3Oculto tras todas las ideas que tienes acerca de ella se encuentra su verdadero propósito, el cual comparte con todo el universo.

6. Al usar la mesa como un sujeto para la aplicación de la idea de hoy, estás en realidad pidiendo ver cuál es el propósito del universo. 2con cada objeto que uses en tus sesiones de práctica estarás haciendo esa misma petición. 3Y estarás comprometiéndote con cada uno de ellos a dejar que su propósito te sea revelado, en lugar de imponerles tú tu propio dictamen.

7. Hoy llevaremos a cabo seis sesiones de práctica de dos minutos cada una, en las que primero debes repetir la idea de hoy, y luego aplicarla a cualquier cosa que veas a tu alrededor. 2No sólo debes escoger los objetos al azar, sino que, al aplicarles la idea de hoy, debes ser igualmente sincero con todos ellos, intentando reconocer de esta manera la idéntica contribución que cada uno de ellos le presta a tu visión.

8. Como de costumbre, las aplicaciones deben incluir el nombre del objeto en el que tu mirada se pose, y debes mantener tus ojos sobre él mientras dices:

2Por encima de todo quiero ver este(a) _____ de otra manera:

3Cada aplicación debe hacerse muy despacio y tan a conciencia como sea posible. 4No hay prisa.


¿Qué me enseña esta lección? 

Magnífica lección, que nos lleva a “vernos” en el otro. Cuando proyecto, mi manera de ver las cosas en el otro, y le juzgo de una manera condenatoria, estoy viendo reflejado en él, mi manera de ver las cosas y lo hago porque esa apreciación condenatoria habita en mi interior. Aquello en lo que no creo, no lo veré. Y aquello en lo que creo, es fruto de lo que deseo ver. Por lo tanto, el filtro de nuestros deseos y emociones nos influencia a la hora de ver las cosas y, por ello, a la hora de dar una respuesta a las situaciones que vivimos. 

He sido testigo de una experiencia dolorosa de relación basada en el reproche. Mientras que mi acompañante ha proyectado su ira sobre la otra persona a la cual ha juzgado de injusta, yo no he podido tener esa apreciación. Me he preguntado por qué, y la única respuesta que encuentro es que yo no me he sentido atacado por ese sentimiento de injusticia, mientras que ella sí, por el único motivo de que ella es injusta consigo misma. 

Debemos hacer un esfuerzo para ver de manera diferente aquello que percibimos. Para ello, nos ayudará la certeza, la creencia verdadera, de que todos formamos una Unidad. Cuando esta manera de percepción cale en todo nuestro ser, ¿cómo podremos atacar a nuestro hermano? Si lo hacemos, estaremos atacándonos a nosotros mismos. 

Si contemplamos nuestro cuerpo físico como un todo orgánico, compuesto por billones de células que se han unido para constituir una máquina saludable, observamos que esa filiación celular mantendrá el equilibrio orgánico mientras que exista en sus relaciones un estado de armonía implícita. Ahora bien, cuando se produce un ataque de una parte de las células a otras, entonces, el conflicto celular da origen a la enfermedad. 

El cuerpo por sí mismo no tiene la capacidad de favorecer un estado de armonía o desarmonía, ya que responde a los estímulos de la mente y, ésta, no es otra cosa que el foco a través del cual se comunica el Espíritu. Si la mente no responde a los estímulos de unidad emitidos por el Espíritu y se manifiesta independiente de Él, se produce una manifestación incoherente que dará lugar a esos desarreglos orgánicos. 

La enfermedad la percibimos como real porque es una de las creencias más sólidas en las que se basa el sistema de pensamiento del ego. No olvidemos, que el cuerpo no puede crear y la creencia de que puede -error básico- ­da lugar a todos los síntomas físicos (T-2.IV.2:6).

 

Ejemplo-Guía: "Mi cuerpo está enfermo". 

Aplicar la lección a este ejemplo, nos lleva, de entrada, a cambiar la definición del propio ejemplo, pues si elegimos ver las cosas de otra manera, tendré que ver el cuerpo con otra visión distinta a la que habitualmente he tenido, es decir, si expreso que "mi cuerpo está enfermo", le estoy atribuyendo una condición que no tiene, pues el cuerpo no puede enfermar, pues no puede crear desde la percepción errónea.

La nueva visión abre mi mente a una nueva creencia, la cual me lleva a expresar que es en mi mente donde debo buscar la verdadera causa del error, del conflicto, aunque nuestros ojos físicos los vea manifestado en el cuerpo como lo que es, un efecto. Por lo tanto, ya tenemos una aplicación de esta lección al ejemplo-guía elegido hoy. 

A partir de esa nueva visión, escudriñamos nuestra mente para identificar la causa que da origen al trastorno físico. Descubriremos que esa causa siempre tiene un mismo origen, la mente dual que cree ciegamente en la separación. El creernos escindidos de la comunión con Dios, nos lleva a adquirir una identidad separada del Creador y, por ende, de todo lo creado. Ese pensamiento se ha convertido, igualmente, en la causa del miedo, como emoción contraria al Amor. 

Sentimos miedo por todo y, esto es así, porque nos sentimos separados de nuestra Fuente. Al igual que un niño se siente seguro cuando se ve protegido por la presencia de sus padres, el Ser, al sentirse separado de su Creador, siente miedo, principalmente, porque cree que ha desobedecido la Voluntad de su Padre, al cual atribuye la responsabilidad de las cosas "malas" que le ocurren. Se trata de una respuesta instintiva que responde al mandato de "ganarás el pan con el sudor de tu frente", en ese instante ancestral en el que Adán y Eva fueron expulsados -ilusoriamente- del Edén. 

Esa separación no es real. Siempre hemos permanecido habitando ese Edén, pero nuestra elección de crear individualmente y de adquirir conciencia, nos llevó a fabricar un "estado" separado del Edén-Unidad. En este estado, la vía de aprendizaje elegido es la percepción y cuando nuestra mente "recapitula" la elección de servir al deseo-causa de la separación, el estado esencial del Amor, que es la armonía, se ve distorsionado dando lugar a un estado de desarmonía y de incoherencia que se manifiesta como la enfermedad. 

Dentro del sueño, una percepción nueva de la enfermedad debe llevarnos a interpretarla como una vía de aprendizaje, lo cual siempre es positivo, revelándonos que su única causa se encuentra en la errónea creencia de que nos encontramos separados de nuestro Creador y de Su Creación. La enfermedad no debemos juzgarla como mala y negativa. Esa visión es carente de lucidez, en los términos que estamos explicando, pues al formar parte del sistema de pensamiento del ego, la enfermedad carece de verdadero significado, salvo el que el ego le otorga para afianzar la credibilidad de su falsa identidad. 

He de reconocer, que el tema de la salud es de interés compartido por muchos estudiantes de los temas espirituales. Quizás supere en ese supuesto ranking de interés a otros muchos temas. En realidad, esto es una apreciación errónea de la mente que le gusta moverse en el campo de las comparaciones. Ya sabemos que, al igual como no hay grados de dificultad en los milagros, tampoco los hay a la hora de valorar aquello que llamamos problemas. La causa de todos los problemas, acabamos de analizarlo, es la elección de nuestra mente de basar sus creencias en la separación y en la falta de Amor. 

Cuando escudriñemos nuestra mente, no lo hagamos con la intención de buscar la "causa-culpa", si así lo hacemos, nos descubriremos, a renglón seguido, castigándonos en demanda de "redimirnos". Esto dónde nos lleva. Pues sencillamente a "nacer de nuevo", es decir, a ver las cosas de otra manera, a ver las cosas desde la verdad. Y la verdad nos revela que somos Seres de Luz, inocentes e impecables. Nada de lo que podamos hacer nos puede dañar, salvo que en nuestra mente creamos que lo puede hacer. En verdad, no tenemos que hacer nada, salvo, expresar nuestros dones y talentos. Nuestra esencia es Amor. Vivámoslo. 

Reflexión: Si lo que percibes es el efecto de lo que deseas, ¿qué debes hacer para cambiar tu percepción de dolor, de infelicidad, etc.?

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