viernes, 26 de enero de 2024

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 26

LECCIÓN 26

Mis pensamientos de ataque atacan mi invulnerabilidad.

1. Seguramente resulta obvio que si puedes ser atacado es que no eres invulnerable. 2Ves el ataque como una amenaza real. 3Esto se debe a que crees que realmente puedes atacar. 4lo que tendría efectos a través tuyo también tiene que tenerlos en ti. 5Ésta es la ley que en última instancia te salvará, pero de la que ahora estás haciendo un uso indebido. 6Debes, por lo tanto, aprender a usarla en beneficio de lo que más te conviene en vez de en su contra.

2. Puesto que no podrás sino proyectar tus pensamientos de ata­que, temerás ser atacado. 2Y si temes ser atacado, es que crees que no eres invulnerable. 3Los pensamientos de ataque, por lo tanto, hacen que seas vulnerable en tu propia mente, que es donde se encuentran. 4Los pensamientos de ataque y la invulnerabilidad no pueden aceptarse al unísono, 5pues se contradicen entre sí.

3. La idea de hoy introduce el pensamiento de que siempre te atacas a ti mismo primero. 2Si los pensamientos de ataque entrañan forzosamente la creencia de que eres vulnerable, su efecto no es otro que debilitarte ante tus propios ojos. 3De este modo, han atacado tu percepción de ti mismo. 4puesto que crees en ellos, ya no puedes creer en ti mismo. 5Una falsa imagen de ti mismo ha venido a ocupar el lugar de lo que eres.

4. Practicar con la idea de hoy te ayudará a entender que la vulnerabilidad o la invulnerabilidad son el resultado de tus propios pensamientos. 2Nada, excepto tus propios pensamientos, puede atacarte. 3Nada, excepto tus propios pensamientos, puede hacerte pensar que eres vulnerable. 4Y nada, excepto tus propios pensamientos, puede probarte que esto no es así.

5. La idea de hoy requiere seis sesiones de práctica. 2Se deben dedicar dos minutos completos a cada una de ellas, que pueden reducirse a uno en caso de que la incomodidad sea demasiado grande. No deben reducirse a menos de eso.

6. Comienza cada sesión repitiendo la idea de hoy, luego cierra los ojos y trae de nuevo a la mente aquellas cuestiones aún sin resolver cuyos posibles desenlaces te inquietan. 2La inquietud puede manifestarse en forma de depresión, ansiedad, ira, una sensación de coacción, miedo, malos presentimientos o preocupación. 3Cualquier problema aún sin resolver que tienda a reaparecer en tus pensamientos durante el día constituye un sujeto adecuado. 4No podrás abarcar muchos de ellos en cada sesión de práctica porque se debe dedicar más tiempo del habitual a cada uno de ellos. 5La idea de hoy debe aplicarse de la siguiente manera:

7. Primero, nombra la situación:

2Estoy preocupado acerca de _____

3Luego examina todos los posibles desenlaces que se te hayan ocurrido en conexión con la situación que te hayan causado inquietud, y refiriéndote a cada uno de ellos de manera muy concreta, di lo siguiente:

4Temo que lo que pueda ocurrir es que _____

8. Si has estado haciendo los ejercicios correctamente, deberías haber encontrado cinco o seis posibilidades desagradables para cada una de las situaciones en cuestión, y probablemente más. 2Es mucho mejor examinar detenidamente unas cuantas situaciones que revisar un número mayor superficialmente. 3A medida que la lista de los desenlaces que prevés se haga más larga, es probable. que, algunos de ellos, especialmente aquellos que se te ocurran hacia el final, te resulten menos aceptables. 4Procura, no obstante, en la medida de lo posible, de tratarlos a todos por igual.

9. Después de que hayas nombrado cada desenlace que temes, di para tus adentros:

2Este pensamiento es un ataque contra mí mismo.

3Concluye cada sesión de práctica repitiendo una vez más para tus adentros la idea de hoy.


¿Qué me enseña esta lección? 

 

Para el ego, el pensamiento de ataque hacia sí mismo es tan natural como el comer, tanto es así, que ha pasado a formar parte de una respuesta automática y, por ello, inconsciente. El pensamiento se proyecta al exterior y juzga cada situación dentro del espacio tiempo, desde la dualidad y desde la separación. Sus juicios carecen de propósito y significado, por lo que no abarca con su visión la integridad, la unidad.

 

Esa proyección le causa preocupación y, a continuación, un profundo temor como consecuencia de los muchos elementos que interpreta bajo la perspectiva del miedo, del ataque hacia sí mismo. Al formar parte de su propia visión, lo justifica, sin caer en la cuenta de que él, y sólo él, es causa y efecto al mismo tiempo de sus propios ataques.

 

“Temo que lo que va a ocurrir sea esto o aquello”, y con esa expresión damos vida a nuestro miedo, pues la respuesta nos altera, nos lleva a un estado de pérdida de la paz interior.

 

El pensamiento debe liberarse de la iniciativa del juicio condenatorio que se manifiesta como un ataque hacia sí mismo y que proyectamos en los demás. La certeza de que somos invulnerables, de que somos Hijos de Dios, debe llevarnos a la liberación de esos miedos y actuar de acuerdo al Amor Incondicional.

 

Ejemplo-Guía: "Me desespera el comportamiento de mi hijo"

 

Es evidente que ante una situación como la que expresa este ejemplo, se convierte en un obstáculo para sentir paz y felicidad. Nuestra mente está aceptando, que la experiencia que estamos viviendo con nuestro hijo, nos lleva a una situación que hemos juzgado como desesperante.

 

Con ese juicio, estamos afirmando que nos vemos privados de un estado deseado de paz, al interpretar que somos víctimas del ataque que nos propicia nuestro hijo, o lo que es lo mismo, estamos admitiendo que somos susceptibles de ser atacados y de que somos vulnerables a los efectos de ese ataque: dolor, sufrimiento, desesperación, etc.

 

Desde la visión del ego, ya lo hemos analizado en anteriores lecciones, la creencia de que somos vulnerables está más que justificada. Es una experiencia real que percibimos a través de nuestros sentidos y, dudar de ello, estaría fuera de lugar. El ego admite que el ataque es real, porque cree en ello, y para creer en ello, ese ataque debe haber sido deseado.

 

Tal vez os preguntéis, ¿cómo es posible que deseemos el ataque? La respuesta tiene una única causa. Deseamos el ataque porque deseamos la individualidad. Desear la individualidad nos ha llevado a la creencia en la separación. Lo paradójico de esta elección es que el deseo de la individualidad nos ha llevado a un nuevo escenario donde el miedo ocupa el espacio, donde antes se encontraba el Amor.

 

La criatura que se encuentra en proceso de gestación, mientras que se encuentra en el seno de su madre (creador), mantiene con ella una relación de unidad. En ese estado, esa criatura tan sólo recibe Amor, es invulnerable y desconoce el miedo. Con el nacimiento, o lo que es lo mismo, cuando se produce la "separación" de su madre-creador, se produce una "recapitulación" de lo que ocurre a nivel mental cuando elegimos que nuestra voluntad nos lleve a decidir por nosotros mismos, esto es, hacer uso de los atributos con los que hemos sido creados.

 

Pero, al igual como el hecho de estar fuera del vientre de nuestra madre-creador, no significa que hayamos perdido su Amor, cuando elegimos actuar de manera individual, tampoco dejamos de recibir el Amor de nuestro Padre, ni tan siquiera, perdemos la conexión de unidad que nos mantiene, eternamente, unido a Él.

 

Aplicando las recomendaciones del ejercicio expuesto en la lección, si nos encontramos en una situación como la referenciada en el ejemplo, digámonos:

 

"Estoy preocupado acerca de mi experiencia de relación con mi hijo. Temo que, de seguir, así las cosas, llegaremos a romper nuestras relaciones". Seguidamente, toma consciencia de tus pensamientos y di para tus adentro:

 

"Este pensamiento es un ataque contra mí mismo"

 

No se trata de que, a partir de ahí, de esa nueva toma de consciencia, pasemos a autocastigarnos por sentirnos culpables. Si así lo hacemos, estaríamos de nuevo creyendo en que somos vulnerables y de que podemos atacar y recibir ataque. Esa es la enseñanza que debemos aprender con esta lección. Somos Hijos de Dios, inocentes, impecables, perfectos, amorosos, plenos y abundantes.

 

Reflexiones: ¿Crees posible que puedes atacar, si en tu mente no hay pensamientos de ataque?

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