jueves, 25 de enero de 2024

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 25

LECCIÓN 25

No sé cuál es el propósito de nada.

1. Propósito es significado. 2La idea de hoy explica por qué nada de lo que ves tiene significado. 3No sabes para qué es. 4Por consiguiente, no tiene significado para ti. 5Todo existe para tu beneficio. 6Para eso es para lo que es; ése es su propósito; ése es su significado. 7Al reconocer esto, tus objetivos se unifican. 8Al reconocer esto, lo que ves cobra significado.

2. Tú percibes al mundo y a todo lo que éste contiene como significativo desde el punto de vista de los objetivos del ego. 2Éstos objetivos no tienen nada que ver con lo que más te conviene, ya que tú no eres el ego. 3Esta falsa identificación no te permite entender cuál es el propósito de nada. 4Consecuentemente, no puedes sino hacer un uso indebido de ello. 5Cuando creas esto, te esforzarás por retirar los objetivos que le has asignado al mundo, en vez de intentar reforzarlos.

3. Otra forma de describir los objetivos que ahora percibes es decir que sólo tienen que ver con tus intereses "personales”. 2Pero puesto que no tienes intereses personales, tus objetivos en realidad no guardan ninguna relación con nada. 3Al abrigarlos, por lo tanto, no estás abrigando ningún objetivo en absoluto. 4Por consiguiente, no sabes cuál es el propósito de nada.

4. Antes de que puedas entender los ejercicios, es necesario un pensamiento adicional. 2En los niveles más superficiales reconoces el propósito de todas las cosas. 3Sin embargo, el propósito de algo no se puede entender en esos niveles. 4Por ejemplo, entiendes que el propósito de un teléfono es hablar con alguien que no se encuentra físicamente en tu proximidad inmediata. 5Lo que no comprendes es para qué quieres ponerte en contacto con él. 6Y es eso lo que hace que tu contacto con él sea o no significativo.

5. Es fundamental para tu aprendizaje que estés dispuesto a renunciar a los objetivos que le has adjudicado a todas las cosas. 2Reconocer que dichos objetivos no tienen sentido, en vez de considerarlos como "buenos" o "malos"; es la única manera de lo­grarlo. 3La idea de hoy es un paso en esa dirección.

6. Hoy se requieren seis sesiones de práctica, cada una de dos mi­nutos de duración. 2Comienza cada sesión repitiendo la idea de hoy lentamente; luego mira a tu alrededor y deja que tu mirada se pose sobre cualquier cosa que te llame la atención, esté lejos o cerca, sea "importante" o "nimia", "humana" o "no humana". 3Mientras tus ojos descansan sobre cada objeto así seleccionado, di, por ejemplo:

4No sé para qué es esa silla.
5No sé para qué es ese lápiz.
6No sé para qué es esta mano.

7Dilo lentamente, sin apartar los ojos del objeto hasta que hayas terminado la frase. 8Pasa luego al siguiente y aplica la idea de hoy de la misma manera.

¿Qué me enseña esta lección? 

Cuando elegimos servir al ego, la mente se identifica con el mundo temporal de las formas, se alimenta de la percepción que recibe de ese plano de manifestación. Desde su particular punto de visión, analiza, escruta e investiga, minuciosamente, con el propósito de encontrar un significado a lo que fabrica y juzga como real. Sin embargo, esa percepción es errónea y, por lo tanto, no encontrará el verdadero significado o propósito de la auténtica realidad. 

La pregunta que suele plantear ante una circunstancia vivencial, es ¿por qué?, pero la respuesta que obtiene por esta vía, lo único que hace es justificar su sentido de culpa y de miedo. El por qué no le lleva a concebir la verdadera relación entre los seres. Su respuesta la percibe en primera persona y la vive como una venganza a su permanente ataque al mundo espiritual. 

La pregunta debería ser ¿para qué?, pues su respuesta conlleva la búsqueda del profundo significado que encierra la experiencia. El "para qué", facilita la toma de consciencia y, da sentido y un propósito a lo que vivimos. Desde esta perspectiva cada experiencia ocurre en beneficio de nuestro despertar, es decir, todo cuanto nos ocurre suma para ayudarnos a "recordar" lo que hemos olvidado, la verdadera identidad que somos.

 

Ejemplo-Guía: "Me desespera el comportamiento de mi hijo" 

¿Quién no se ha preguntado en alguna ocasión el por qué nos pasan las cosas que nos pasan? 

Imaginemos por un momento, que tenemos consciencia de la causa que nos ha llevado a vivir unos efectos en particular. Por ejemplo, nos hemos atiborrado de comida, hemos sido incapaces de controlar nuestra gula y, como consecuencia de ello, nuestro estómago nos responde con un cuadro de indigestión que nos lleva a sentirnos enfermos. 

Ante esa situación, conocido el por qué nos ha ocurrido este hecho, podemos reaccionar de muchas maneras. Podemos no darle importancia a lo ocurrido, con lo cual, en otra situación semejante podemos volver a actuar de igual modo, o podemos sentirnos culpables por haber sido incapaces de controlarnos, con lo cual nos estamos otorgando todos los derechos a ser castigados con una experiencia dolorosa que nos recuerde nuestra culpa, nuestro "pecado". 

El conocer el ¿por qué?, no nos aporta la verdadera respuesta de la experiencia vivida. Nuestra interpretación se ha quedado en el nivel de los efectos. Hemos analizado su repercusión, el malestar que nos ha causado y lo hemos relacionado con nuestra gula. Pero no hemos ido a la fuente, a la causa, es decir, no nos hemos hecho la pregunta adecuada, es decir, no nos hemos preguntado ¿para qué? hemos vivido esa experiencia. 

Si nos preguntamos el ¿por qué? en el ejemplo guía que estamos analizando, seguro que encontraremos muchas respuestas y todas bien argumentadas desde la visión del ego. Seguro que sabremos encontrar los motivos suficientes para justificar que el comportamiento de nuestro hijo nos desespera. Diremos que es un vago, un irresponsable, un vividor, un esto, un lo otro..., pero, esos porqués no nos llevan a comprender el verdadero significado de la vivencia, y lo que no vemos en ese momento, es que esa experiencia no es casualidad, sino causalidad. 

El ¿para qué? no nos sitúa en el nivel de comprensión que nos puede aportar nuestra mente identificada con el cuerpo físico y con el mundo de separación. Tendremos que buscar en nuestro corazón, donde se alberga la verdadera sabiduría, para "re-cordar", lo que somos realmente. Somos seres espirituales, unidos en una misma Fuente Espiritual. Nuestras mentes se encuentran entrelazadas y unidas. Desde esa visión llegaremos a comprender que nuestro hijo, no es fruto de la casualidad, sino de la causalidad. Él nos ha elegido como padres antes de encarnar en el vehículo material. Y lo ha hecho para cumplir el "pacto espiritual" acordado entre ambos. Las experiencias que estamos viviendo es una oportunidad maravillosa para que se produzca nuestro despertar, para que alcancemos el perdón y los vínculos de odio y de rencor se conviertan en vínculos de amor. 

Ese es el significado de la vivencia que estamos analizando como ejemplo. Si nuestro corazón consigue hacernos recordar ese profundo significado, tendremos la opción de elegir nuevamente cómo vivir nuestra relación con nuestro hijo. Es importante que, para que se produzca ese recuerdo, nos digamos a nosotros mismos, que no sabemos el significado de aquello estamos viviendo, pero tenemos la certeza de que es para nuestro beneficio. Ese estado, supone una "limpieza" para favorecer que en ese espacio de comprensión surja la nueva verdad. 

Preguntémonos, siempre, ¿para qué? estamos viviendo esa experiencia. 

Reflexión: Todo existe para tu beneficio. ¿Cómo te sientes con esta afirmación?

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