sábado, 30 de diciembre de 2017

2018: ¿unidad o dualidad?

"El arquitecto, cuando diseña un proyecto, su primera labor es imaginarlo en la mente. Cuando alcanza la fase final, el de la construcción, tendrá la oportunidad de comprobar si su visión inicial tenía algún error. Si fuese así, es el momento de tomar nota para evitar dichos errores en los nuevos diseños. Podemos resumir, que la dinámica del 10, nos permite tomar conciencia de que somos co-creadores del mundo que nos rodea. La pregunta final es: ¿Cuál es tu realidad?"

De este modo, terminaba el artículo que publiqué el pasado 31 de diciembre de 2016 y al que titulé: 2017: ¿Cuál es tu realidad?

Qué mejor fecha, que un año después, para reflexionar sobre el contenido de dicho artículo. Podemos hacerlo a nivel individual y colectivo, lo que nos permitirá tomar consciencia de la sincronicidad existente entre lo que nos ocurre en lo personal y lo que ocurre en lo social.

Hace unos días, en una conversación con unos amigos, me sorprendía expresando una idea, para mí, muy contradictoria. En una apertura emocional, les confesaba que tenía muchas ganas de que el 2017 llegase a su fin. Esa declaración, verdaderamente, no procedía de mi cuerpo mental, sino del emocional, pues albergo la creencia de que las cosas que nos ocurren tiene siempre un sentido, un por qué y un para qué, que ha de llevarnos a ser conscientes de que somos co-creadores de nuestras vidas.

Estamos tan acostumbrados a expresarnos en términos de "tópicos" que, sin darnos cuenta, surgen de nosotros expresiones que "traicionan" las nuevas creencias. Pensar que un año, en este caso el 2017, tiene el poder exclusivo de hacer que las cosas te vayan bien o mal, es una apreciación que se aleja mucho de la visión expresada anteriormente. A pesar de ello, desde la profundidad de mi inconsciente, fluyó esa expresión que, a pesar de estar fundamentada por las experiencias vividas durante el año, en verdad lo que estaba expresando eran esas "heridas de guerras" propias de haber vivido momentos emocionales de fuerte desarraigo. 

Sí, el 2017, nos ha enfrentado a nuestra realidad, y si esa realidad con la que estamos plenamente identificados es ilusoria, me refiero a la creencia de que somos lo que percibimos, entonces, es lógico que, durante este año, que ahora termina, nos hayamos encontrado con nuestros miedos, cara a cara. Para mí ha tenido varios rostros, a cuál más desagradable. Su fealdad era proporcional al dolor que ha causado en mi mundo emocional. En verdad, a pesar de la diferencia de los rostros con los que se haya mostrado en nuestras vidas, podemos decir, que todos y cada uno de nosotros, habrá experimentado la misma experiencia: el miedo. Miedo a la pérdida, miedo al dolor, miedo a la soledad, miedo a la enfermedad, miedo a la pobreza, miedo...

Ya lo decíamos cuando desarrollamos el artículo del pasado año que nos llevó a hablar de las cualidades del 10, llevándonos al reencuentro con la fase de recogida de los frutos que hemos sembrado.

Como bien nos revela Un Curso de Milagros, podemos tomar consciencia de dos tipos de sentimientos. Uno es el Amor, el otro es el miedo. Distinguir uno del otro es fácil. El Amor une, el miedo separa. El amor es plenitud y felicidad, el miedo, es escasez y sufrimiento.

Con esas "pistas" sabremos cada uno de nosotros distinguir si el rostro mostrado por la vida durante el 2017 nos ha llevado a cosechar Amor o miedo.

Personalmente, debo decir, que la cosecha ha tenido de todo. He podido gozar de la plenitud de dar y recibir, al tiempo, que me he visto desorientado y, en ocasiones, perdido, ante vivencias que me han llevado a saborear el amargo sabor del miedo.

Pero no podemos olvidarnos de la cuestión principal de estas experiencias. Como decía, anteriormente, todo tiene un para qué. En efecto, la función del 2017, no es tan solo situarnos frente a frente a nuestras cosechas. Su verdadero objetivo, es ofrecernos la oportunidad de tomar consciencia de lo que realmente somos. ¿Cuál es tu realidad?

Si mi realidad fuese la que percibo con mis ojos físicos, tendría que afirmar que somos un cuerpo material y que su pérdida nos produce un profundo dolor. Ahora bien, si tras las experiencias vividas, llegamos a la conclusión de que la verdadera vida no encuentra su Causa en el cuerpo, sino en el Ser que lo anima, nuestro Espíritu, entonces, el final del cuerpo material será vivido como un proceso de transición hacia una Plenitud de la Consciencia. El dolor de la pérdida se transforma en Amor hacia lo que somos.

Si analizamos el aspecto colectivo, el social, en España, hemos sido testigos de manera evidente, de que todos llevamos una porción de "independentismo" en nuestros deseos, el cual ha tomado cuerpo a través del conflicto político de Cataluña. Me atrevería a utilizar un eslogan que ha tomado vida a través de las redes sociales: "Cataluña somos todos". Es así, todos hemos contribuidos en cierta medida a que un sector de nuestra nación se manifieste desde el deseo del independentismo. Cuando sanemos a nivel individual ese deseo, entonces, hablaremos de la calidad de un nuevo deseo, de una nueva visión, la cual debe tender hacia la unidad de los seres.

No voy a profundizar más en la idea, pero quiero invitarte a reflexionar sobre la idea expuesta. Si quieres cambiar el mundo que te rodea, cambia primero tu manera de ver las cosas. Si quieres paz, conviértete en paz.

Siguiendo con el propósito de analizar desde la visión de la Numerología, la cifra del nuevo año, 2018, extraeremos el sumatorio de los números que lo conforman: 2+0+1+8= 11 = 1+1= 2. Lo hemos simplificado y el 2018, nos lleva al 2 cuyo valor potencial es el Amor Universal.

Permitirme que comparta en este espacio, el contenido de un artículo que escribí con relación al significado espiritual del número 2:

El número 2 representa la dualidad primordial. Por un lado el principio de la división y por otro, el principio de la Complementación a través del Amor.
Con el número 2 abordamos de lleno un importante misterio, el de la dualidad. Si retomamos el origen de la creación del universo, el Génesis, vemos que, en el Segundo Día de este proceso, Elohim, El, los Dioses, el Ser de Seres, llevo a cabo un trabajo de separación en las Aguas, estableciendo las Aguas de Arriba y las de Abajo. A partir de ese magno momento, la expresión de Unidad-Luz-1 se proyecta de sí mismo dando lugar a otra unidad.
Es evidente que para sumar 2 se hace necesario la manifestación doble de la unidad. Sin embargo, a pesar de tratarse de rostros indivisibles -1-, ahora se expresan bajo un nuevo perfil, el 2, que ya si es divisible. Si el 1 - Kether - en términos cabalísticos es el rostro invisible del creador, la voluntad oculta que todo lo mueve -, el 2 - Hochmah -, se manifiesta como el primer rostro visible de Dios, el Amor que todo lo une.
No deja de ser significativo que el mismo principio que separa, sea a la vez la puerta que todo lo une. Si la energía creadora divina se hubiese quedado concentrada en el 1, el mundo no se hubiese multiplicado. A través de su proyección en el 2, nace el principio de la fecundidad. Lo masculino y lo femenino surgen con fuerza como rostros diferentes, cuando en verdad forman parte de un mismo principio creador. Si profundizamos en esto que decimos, tal vez comprendamos lo que quiere revelarnos el Génesis cuando hace referencia a que Eva fue creada de una costilla de Adán, representando Eva el arquetipo de lo femenino y Adán el masculino.
Siempre que se constituye una pareja o asociación, es decir, una relación entre nuestro Yo-1 y otros Yo-1 (los demás), en verdad lo que hacemos es proyectar nuestra voluntad de crear una realidad cuyo único propósito será elevar nuestra propia conciencia a través del aprendizaje.
Cuando actuamos con amor, estamos proyectando nuestra verdadera identidad divina de crear, estamos expresando nuestra naturaleza 2.

¿Qué podemos esperar del mensaje que nos aporta el significado del número 2?

El conflicto actual que vive la humanidad es el efecto de haber elegido la "separación" de
su Fuente Creadora. Esta decisión nos ha llevado a crear una identidad temporal que brinda pleitesía a la personalidad del ego y a sus leyes basada en lo temporal y en el sufrimiento como vía de aprendizaje.

En el 2018, recapitulamos ese "conflicto". Tendremos la oportunidad de elegir la unidad o la división. Si nos postulamos en nuestro "1" particular, nuestro encuentro con el "1" de los demás, nos ofrecerá la posibilidad de complementarnos dando forma a la figura del equilibrio, del entendimiento, de la fecundidad. Ahora bien, si elegimos que nuestro "1" prevalecerá sobre el "1" del otro, entonces, la división mostrará su rostro y lo hará destruyendo todo aquello que esté erigido en nuestras vidas bajo los pilares de la individualidad y el egoísmo.

Socialmente, seremos testigos de esa dinámica. Tendremos la oportunidad de dar un paso importante hacia las coaliciones, hacia los acuerdos comunitarios, en post de un crecimiento como Unidad de Naciones. Lo contrario, favorecería el protagonismo de los países con afanes individualistas que no dudarán en hacer uso de su potencial armamentístico, en un intento demente por demostrar su poder sobre los demás.

¡Feliz Año 2018 y Feliz aliaje del Fuego y del Agua!

miércoles, 1 de noviembre de 2017

¿Cómo vencer el egoísmo?


Todos mis compañeros se quejan de mí porque me consideran una persona egoísta. Yo no puedo estar de acuerdo con ellos, aunque considero que soy muy mía. ¿Qué puedo hacer para mejorar esta situación?

En este mes estamos tratando la dinámica del signo Escorpio, y no podíamos desaprovechar la ocasión para tratar de cerca uno de los principales aspectos de la personalidad de los nacidos bajo este signo, nos estamos refiriendo al "egoísmo".

Por lo general, suele resultar muy difícil el vencer esta tendencia de la personalidad, ya que cuando actuamos egoístamente, lo hacemos como si estuviésemos “cegados". Una venda nos impide ver con claridad, lo que para los demás es evidente. La razón de este comportamiento lo encontramos en las características psicológicas de los nacidos bajo la tutela del signo Escorpio. No podemos obviar que dicho signo, se especializa en la dura labor de amarse a sí mismo. Existe un sabio refrán que nos refiere que el amor bien entendido comienza por uno mismo.

Este dicho popular se lo aplica al pie de la letra el Escorpio, dando lugar a una mala interpretación del dicho, es decir, tanto se ama a sí mismo, que no ama a nadie más, con lo cual se considera el "ombligo" del mundo y los demás deben rendirse a sus encantos.

El egoísmo surge como una necesidad imperiosa de conquistarse emocionalmente. Bien es verdad, que difícilmente podríamos dar lo que no tenemos, por lo que, Escorpio trabaja en el logro de atesorar todo el amor que pueda. Si algo le gusta, con tan solo desearlo, despliega un fuerte impulso que la mayoría de las ocasiones desencadena una profunda ansiedad, ya que no siempre es posible conseguir lo que se desea.

Para vencer el egoísmo es necesario amarse "bien" a uno mismo, y con ello tratamos de decir, que cuando deseamos lo mejor para nosotros, difícilmente podremos desear lo malo para los demás. Si nos amamos, amaremos a los demás; si en cambio, nos odiamos, odiaremos a los demás.

Quizás se estén preguntando, ¿cómo podemos odiarnos? En verdad, estamos tan hambrientos de atenciones, de sentimientos, que en el momento en que no damos la talla, nuestros prejuicios nos lleva a maltratarnos, creyéndonos merecedores de castigo. El merecimiento del castigo tiene un arraigo ancestral que ejerce una fuerte influencia en nuestro inconsciente y en el Inconsciente Colectivo de la humanidad. La transgresión de Adán y Eva en el Paraíso Terrenal, la causa que, según las Escrituras, dio lugar al "Pecado Original", aún nos acompaña como un recuerdo que nos condiciona y nos vincula con la necesidad de "pulgar" nuestra culpa. Ello, nos lleva a creer, consciente e inconscientemente, en que somos hijos del pecado!, y aun caminamos con esa “pesada y errada loza” hasta tal punto que justificamos el castigo como vía de redención.

Sin duda alguna, cuando el hombre actúe con amor y se perdone a si mismo, ese tratamiento lo compartirá con los demás y entonces no tendrá lugar el egoísmo en su mundo.