martes, 23 de enero de 2024

Principio 23: Los milagros reorganizan la percepción y colocan todos los niveles en su debida perspectiva.

PRINCIPIO 23

Los milagros reorganizan la percepción y colocan todos los niveles en su debida perspectiva. Esto cura ya que toda enfermedad es el resultado de una confusión de niveles.


Para entender correctamente la enseñanza que se comparte en este Principio, es necesario aclarar lo que se quiere decir cuando se hace referencia al término “niveles”.

En su sentido más general, el término “nivel” hace referencia a una altura relativa a otra altura; generalmente se toma como punto de referencia una base. Este significado, nos sugiere que para llegar a esa apreciación es preciso percibir y, la percepción, como sabemos, surge como consecuencia de la creencia en la separación. Analicemos esta reflexión.

Sabemos que, "la conciencia -el nivel de la percepción- fue la primera divi­sión que se introdujo en la mente después de la separación, con­virtiendo a la mente de esta manera en un instrumento preceptor en vez de en un instrumento creador" (T-3.IV.2:1).

Ahora bien, "antes de que la separación introdujese las nociones de gra­dos, aspectos e intervalos, la percepción no existía. El espíritu no tiene niveles, y todo conflicto surge como consecuencia del con­cepto de niveles" (T-3.IV.1:5-6). 

La religión nos ha enseñado que Dios se manifiesta en Su Aspecto Trino: El Padre; El Hijo y El Espíritu Santo. Sin embargo, "los Niveles de la Trinidad gozan de Uni­dad, a diferencia de los niveles creados por la separación que no pueden sino estar en conflicto" (T-3.IV.1:7-8). 

"La mente elige dividirse a sí misma cuando elige inven­tar sus propios niveles. Pero no puede separarse completamente del espíritu, ya que de éste es de donde deriva todo su poder para fabricar o para crear. Aun en la creación falsa la mente está afir­mando su Origen, pues, de otro modo, simplemente dejaría de existir. Esto último, no obstante, es imposible, ya que la mente le pertenece al espíritu que Dios creó, y que, por lo tanto, es eterno" (T-3.IV.5:8-11).

"El poder del milagro para ajustar niveles genera la percep­ción correcta que da lugar a la curación" (T-2.V.A.15:1), ya que la enfermedad, como bien se recoge en el título de este Principio, no es más que el resultado de una confusión de niveles.

Kenneth Wapnick nos indica con relación a este Principio lo siguiente:

“Los niveles que se están confundiendo son los niveles de la mente y del cuerpo. El ego toma el problema de la culpa en nuestras mentes, que es la verdadera enfermedad, y dice que no es la mente la que está enferma, que es el cuerpo el que está enfermo. Cambia del nivel de la mente al nivel del cuerpo. El milagro regresa el problema adonde comenzó, y afirma que no es el cuerpo el que está enfermo, es la mente la que está enferma. Eso es todo lo que hace el milagro. Regresa el problema adonde radica”.

En el Curso nos enseña que la percepción de niveles surgió tras el error original de que uno puede estar separado de Dios. Veámoslo:

“La única carencia que realmente necesitas corregir es tu sensa­ción de estar separado de Dios. Esa sensación de separación jamás habría surgido si no hubieses distorsionado tu percepción de la verdad, percibiéndote así a ti mismo como alguien necesi­tado. La idea de un orden de necesidades surgió porque, al haber cometido ese error fundamental, ya te habías fragmentado en niveles que comportan diferentes necesidades. A medida que te vas integrando te vuelves uno, y tus necesidades, por ende, se vuelven una. Cuando las necesidades se unifican suscitan una acción unificada porque ello elimina todo conflicto" (T-1.VI.2:1-5).

"La idea de un orden de necesidades, que proviene del error original de que uno puede estar separado de Dios, requiere corrección en su propio nivel antes de que pueda corregirse el error de percibir niveles. No te puedes comportar con eficacia mientras operes en diferentes niveles. Sin embargo, mientras lo hagas, la corrección debe proceder verticalmente, desde abajo hacia arriba. Esto es así porque crees que vives en el espacio, donde conceptos como "arriba" y "abajo" tienen sentido. En última instancia, ni el espacio ni el tiempo tienen ningún sentido. Ambos son meramente creencias” (T-1.VI.2:1-5).

Con relación a lo ya reseñado de que la enfermedad es el resultado de una confusión de niveles, el Curso nos indica lo siguiente:

“Un paso importante en el plan de la Expiación es deshacer el error en todos los niveles. La enfermedad o "mentalidad-no-recta" es el resultado de una confusión de niveles, pues siempre com­porta la creencia de que lo que está mal en un nivel puede afectar adversamente a otro. Nos hemos referido a los milagros como un medio de corregir la confusión de niveles, ya que todos los errores tienen que corregirse en el mismo nivel en que se originaron. Sólo la mente puede errar. El cuerpo sólo puede actuar equivo­cadamente cuando está respondiendo a un pensamiento falso. El cuerpo no puede crear y la creencia de que puede -error básico- ­da lugar a todos los síntomas físicos” (T-2.IV.2:1-6).

Interesante lección la que nos enseña este Principio. Nuestra percepción de la enfermedad está muy identificada con el cuerpo y nos resulta extraña la idea de que la verdadera causa de toda enfermedad se encuentre en la mente. A pesar de esta resistencia, ya se vislumbran en la sociedad nuevos paradigmas que se basan en métodos en los que el cuerpo pasa a ocupar su papel esencial, la de comunicar los mensajes procedentes de la mente. El milagro, sitúa la causa en la mente y el efecto en el cuerpo, lo que pone fin a la falsa percepción de que cuerpo y mente se encuentran separados.

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