jueves, 31 de diciembre de 2015

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Escorpio (I)


JESÚS EN NAZARETH

1 Salió de allí y vino a su patria, siguiéndoles sus discípulos. 2 Llegado el Sábado, se puso a enseñar en la sinagoga; y la muchedumbre que le oía se maravillaba, diciendo: De dónde le vienen a este tales cosas, y que sabiduría es esta que le ha sido dada, y ¿cómo se hacen por su mano tales milagros? 3 ¿No es acaso el carpintero, hijo de María, y el hermano de Santiago, de José, y de Judas, y de Simón? Y ¿sus hermanos no viven aquí entre nosotros?; y se escandalizaban de Él.

Comienza la crónica de este capitulo VI, siguiendo el patrón elegido por Marcos para indicarnos, cada nuevo pasaje, la exacta posición donde se sitúan los Trabajos Crísticos.

"Salió de allí y vino a su patria", nos revela el autor. Si seguimos fielmente el itinerario trazado por las energías zodiacales en el proceso creativo, comprenderemos, que el "allí" hace referencia al instante que acaba de abandonar, Cáncer, mientras que cuando se refiere a su patria, debemos entender que se sitúa en la Esfera del siguiente signo del Elemento Agua, esto es, en Escorpio.

¿Qué relación existe entre este Arquetipo y la patria de Jesús?

Para poder contestar esta cuestión, debemos tomar como referencia el Árbol Cabalístico, y recordar lo que ya hemos dicho con relación a las regencias sefiróticas con el protagonismo de Jesús, y de Cristo.

Decíamos que el Padre, el Creador, está representado por Kether -la Corona Suprema- y que su expresión no tiene rostro. Kether se hace visible; adquiere una identidad a través de Hochmah, donde su poder creador se interioriza dando lugar al Amor. El Hijo de Dios, la segunda expresión de la Divinidad, da lugar al Cristo, el máximo exponente de los Querubines, Arcángeles al servicio de Hochmah. Por lo tanto, cuando hablamos de este Centro Sefirótico, estamos refiriéndonos igualmente a la patria de Cristo. Si tuviésemos que adjudicar una correspondencia a este centro de consciencia, Hochmah, con respecto a las cuatro fases creadoras que se ponen de manifiesto en el termino sagrado Jehová, diremos que Hochmah es el He Primordial, el máximo representante de la fase interiorizadora, y cualquier otro Séfira que ejerza funciones He en otro Plano, estará bajo su tutela.

Ahora bien, si el Plano Emanativo-Fuego-Mundo Divino es el Plano Yod, por ser el Primordial, el siguiente Plano, el de Creación-Agua-Mundo del Deseo, es el Plano He. Si distribuimos los tres signos del Elemento Agua, haciéndoles corresponder con cada uno de los Tres Séfiras del Plano de Creación, tendremos que Hesed regiría sobre Cáncer, de donde se deduce que dicho signo ejerce funciones Yod, por ser el primero; que Gueburah rige sobre Escorpio, donde ejerce funciones He, y que Tiphereth rige sobre Piscis, donde funciona como un Vav.

De estas correspondencias, entresacamos la información que necesitamos para comprender porqué Escorpio es la patria de Jesús dentro del Elemento Agua. La razón de ello, la encontramos al comprobar que Escorpio es un doble He, y si hemos dicho que el He Primordial es Hochmah, donde Cristo tiene su Morada, en el Agua, esa Morada es Escorpio-Gueburah.

El texto sagrado nos indica que esa patria a la que llega Jesús es Nazareth. Si aplicamos las herramientas que pone a nuestra disposición la Cábala, y desglosamos el nombre de Nazareth, en letras hebreas, y le aplicamos sus regencias astrológicas y sefiróticas, tendremos más información sobre los Trabajos que se han de realizar alcanzando la instancia llamada "Nazareth".

Nazareth esta compuesta por las siguientes letras hebraicas:
  • NOUN, cuyo valor numérico es 50.
  • ZAIM, cuyo valor numérico es 7.
  • REISH, cuyo valor numérico es 200.
  • TEITH, cuyo valor numérico es 9.
La suma de estas letras se sintetiza en el 5, que corresponde al He. Esta letra a niveles sefirótico corresponde a Gueburah, mientras que a niveles astrológicos, rige la instancia Cáncer, la puerta de entrada al Mundo Emocional.

Este análisis viene a coincidir con lo expuesto anteriormente. La regencia de Gueburah-Escorpio está presente en Nazareth, y el Elemento Agua queda doblemente representado por la regencia de Cáncer. La patria de Jesús es, sin duda, el Mundo del Deseo, una tierra en la que le será difícil profetizar la nueva verdad que anuncia.

Los primeros Trabajos que debemos realizar, cuando nos dirigimos a los que habitan en nuestra patria, es poner de manifiesto nuestra verdad, de tal modo, que todos vean y compartan nuestro "poder". Es por esta razón, que Jesús comienza su programa evangelizador en Sábado, pues con ello nos está anunciando que la verdad que Él anuncia, está más allá de la verdad proclamada por los antiguos sabios. Su palabra es de amor, de liberación, de paz, de unidad. La vieja palabra es rigor, de limitación, de separación...

Si aquellos que nos han visto nacer y crecer no nos conocen, es porque, en verdad, hemos dejado de pertenecer a su mundo, a pesar de haber nacido en su tierra. El impulso Crístico, al que hemos llamado Amor, ha necesitado de un ropaje físico llamado Jesús, para su manifestación en el mundo material. Es decir, para poder expresar el amor divino es preciso que, en nosotros, se haya producido un deseo de alcanzar la divinidad con el único propósito de que, ese amor, se convierta en obras, a través de nuestras acciones. Por eso la patria del amor, a niveles de Agua, a niveles humanos, está representada por Escorpio, puesto que es, en esa Morada, donde se gestan los deseos. Dado que Escorpio es un doble He, diremos que Trabaja para Hochmah-Cristo.

Ahora que ese impulso emocional humano ha conquistado la Gracia Divina, ha adquirido una nueva identidad, y su modo de amar, de actuar, maravilla a todos, es decir, a cuantas tendencias han nacido en su misma tierra, la del Mundo del Deseo.

Estos, que no han seguido su misma evolución, se preguntan ¿de dónde le viene a "este", tales cosas?, es decir, ellos han permanecido estancados en la faceta Escorpio y no han buscado elevarse hasta Hochmah-Cristo. Ellos están anclados en el pasado, mientras que Jesús representa un nuevo presente. Entre ese pasado y el reto de un nuevo presente, se debate el Escorpio. En efecto, cuando nos enfrentamos a los Trabajos de este Arquetipo, es fácil quedar atrapado en las redes de la duda, de la incertidumbre. Por un lado, la seguridad de lo que fuimos, de los sentimientos que ya hemos experimentado, la seguridad de sentirnos queridos, de tener una identidad emotiva; por otro lado, un nuevo propósito, una nueva consciencia, en la que no hay nada adquirido, todo esta por andar, no hay ataduras, no se trata de recibir, sino de dar. ¿Qué camino tomaremos entonces?

¿Acaso no es el hijo de María y su familia se encuentra entre nosotros?; es decir, si su hogar, su felicidad, los que son de su misma sangre, están aquí con nosotros, trabajan y se alimentan de nuestra misma tierra, ¿por qué ahora, proclama una nueva verdad?

El aspirante, se encontrará con esta experiencia en su vida; puede estar seguro, cuando despierte y eleve sus sentimientos al nivel Crístico, suscitará la incomprensión en aquellos que le han visto nacer, en aquellos que han jugado junto a él en la infancia, en cuantos han sido sus amigos, e incluso en los que han formado su familia.

Se trata de una elevación de consciencia que nos situará en una condición donde recibiremos las criticas, rechazos e incomprensiones de los nuestros. Es por ello que Jesús les decía:

4 Ningún profeta es tenido en poco sino en su patria y entre sus parientes y en su familia, 5 y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de que a algunos pocos dolientes les impuso las manos y los curó. 6 Él se admiraba de su incredulidad.

En verdad, cuando Jesús penetra en su patria, en el Plano Emocional, difícilmente logrará elevar la consciencia de aquellos que forman su familia, aunque esto no parece preocuparle demasiado, tan solo se admira de su incredulidad. Lo cierto es que Él ya representa una elevación dentro de aquella tierra emotiva que le vio nacer.

María y sus hermanos, son tendencias que han contribuido en el crecimiento anímico de Jesús; ellos están representando la dinámica de Cáncer, donde el espíritu familiar es necesario para dar lugar al nacimiento de los afectos. Sin embargo, la institucionalización de la familia pertenece a un orden antiguo, a una etapa anterior a la de Jesús. Él no viene a enseñar que los afectos deben dirigirse a los que forman nuestra célula familiar. Él, predicando en Sábado, respeta las instituciones, entre ellas la familiar, pero proclama un amor mucho más elevado. Nuestra familia no es mi madre, mi padre, mis hermanos y hermanas, mis tíos y abuelos. No, ese sentir de familia es tan solo la puerta de entrada al amor. Pero esta debe darnos paso hasta el camino que ha de conducirnos hasta Hochmah, donde, recibiendo el Espíritu Crístico, despierta un nuevo aspecto de familia. La Tierra es ahora mi madre, y todos sus habitantes, mis hermanos. Ese mensaje no será comprendido por aquella patria que nos vio nacer, pero que no ha seguido nuestros pasos cuando nos hemos hecho mayores.

La incredulidad, a la que hace referencia Jesús, no es una crítica despectiva, sino una manifestación real de una situación: la falta de nuevas creencias.

El Escorpio se debatirá entre la incredulidad y la nueva verdad. Hasta ahora, ha prevalecido el espíritu incrédulo pues, afrontar la Nueva Consciencia, produce una profunda inseguridad. La naturaleza emocional, totalmente identificada con la conquista del mundo material, tiende a la posesividad y al apego, mientras que, el espíritu Crístico, nos propone liberarnos de estos apegos. Nos habla de que el Reino del Padre no es de este Mundo, por lo que el amor debe trascenderlo. Ahora bien, debemos saber que en Escorpio se encuentra la patria de Jesús, y debemos expresarnos en nuestra naturaleza emotiva con el deseo de hacer algún milagro, aunque sea tan solo curar a unos pocos dolientes. Esto vinculará a nuestros familiares, que verán en nosotros al Hijo de Dios.

miércoles, 30 de diciembre de 2015

2016: "La hora del parto"

Me propongo, un año más, compartir con todos ustedes una breve reflexión sobre el mensaje que nos ofrece el nuevo año, 2016, desde el punto de vista numerológico.

He querido recordar el contenido de lo que escribí el pasado año con motivo de la llegada del 2015, y lo he hecho, con el ánimo de comprobar si lo que entonces aventuré ha tenido algún sentido. No, no es que dude de las enseñanzas que nos aportan los números. Lo que quisiera saber es cuan fiel hemos sido al seguir el patrón anunciado por la combinación numérica.

Permítanme recordar parte del mensaje que publicaba el pasado año por estas fechas:

“Sí, el 2015 nos ofrece la oportunidad de desarrollar nuestra  mente y permitir que la Unidad penetre en cada una de nuestras células. Esa Unidad, nos inspirará para que demos testimonio de la Igualdad.

Muchas filiaciones tocarán a su fin: a banderas, a colores, a religiones, a movimientos ideológicos de cualquier tipo… La apuesta nueva no hace distinciones. Busca alianzas basadas en la igualdad, no en las diferencias. Todas aquellas iniciativas que promulguen la división en cualquiera de sus aspectos, irán en contra de la dinámica cósmica y no contará con la fuerza de atracción que le garantice su éxito.

2015 es un año propicio para que los hombres se unan bajo una misma causa: la igualdad. Bajo esa nueva luz, el ataque, las luchas, las rivalidades deben ceder su hegemonía, al entendimiento, a la comprensión. La fuerza esencial que mueve este engranaje se llama perdón”.

Estoy seguro que en la memoria de cada uno de nosotros podremos encontrar imágenes e información, que nos permita valorar con integridad y honestidad el nivel de respuesta dado, a nivel individual y a nivel colectivo, con relación a la propuesta que nos brindaba el año 2015. Lo que si me gustaría dejar claro, debo ser honesto conmigo mismo, es que no culparé, no proyectaré sobre los demás, mi propia condenación cuando aprecie comportamientos que defiendan el espíritu separatista. No lo haré, por una sencilla razón de coherencia, pues estoy plenamente convencido de que el mundo que veo proyectado, es el reflejo de mi propio mundo interior.

Puedo agotarme hasta la saciedad, si así lo decido, empleándome en emitir juicios condenatorios sobre los representantes sociales, sobre el entorno humano que me rodea, llámese, jefe, pareja, madre, padre, hermano…, etc., pero con ello, lo único que estoy manifestando es mi propia condena interior, la cual he elegido “escupirla” al exterior, en un intento de alejarla de mi propia realidad interna.

2015, ya lo decíamos, es el año que nos ha brindado, a todos y a cada uno de nosotros, la posibilidad de conquistar la visión de la “igualdad”.

Ahí lo dejamos, pues un nuevo año nos aguarda. Ya casi asoma en el horizonte temporal. 2016, suma 9, y lo he identificado, no caprichosamente, como “la hora del parto”.

¿En qué me baso para llegar a dicha conclusión? He recurrido al conocimiento ancestral que nos ofrece la Cábala y he entresacado la sabiduría que se encuentra recogida en el Árbol Cabalístico, emblema esquemático que nos revela, a través de los Diez Séfiras, la Organización del Proceso Creador de la Divinidad. Cada uno de esos Séfiras representa diferentes estados de consciencia que el alma debe recorrer, desde su creación, como Espíritus Virginales, a Imagen y Semejanza de su Creador, hasta alcanzar su condición de Elohim o Dios Creador.

No podemos extendernos en el maravilloso mundo de la Cábala, pero nos quedaremos con la idea de que todo emana por primera vez en el primer Séfira, llamado Kether-Padre, el cual representa el Principio de la Voluntad y alcanza su nivel de materialización cuando la consciencia activa el décimo centro, llamado Malkuth-Mundo Físico.

En ese trayecto, la energía va pasando por cada uno de los diferentes Séfiras. Nace como una idea vaga y confusa, la interiorizamos con nuestras emociones y determinamos si nos motiva o no, seguidamente, la filtramos con nuestra razón y le permitimos formar parte de nuestras creencias, para finalmente, convertirla en un acto que pronto será un hábito.

En ese recorrido, toda causa, todo origen, lo descubrimos en el mundo de las emanaciones, desde donde fluyen las ideas, para al final, alcanzar el nivel de los efectos, donde esa idea ya se convierte en algo tangible. Es importante comprender esta dinámica, pues en ella se encuentra la clave de todo cambio. Estamos tan acostumbrados a querer cambiar las cosas en el nivel de los efectos, es decir, en el mundo tangible, que nos olvidamos que el verdadero cambio debemos realizarlo en el nivel de las causas, en nuestra mente.

Bien, no nos hemos olvidado de la razón que me ha llevado a determinar que este año es “la hora del parto”. Tal vez alguno de vosotros haya intuido la estrecha relación que existe entre el número 9 y los nueve meses de embarazo de la naturaleza femenina. Es cierto, dicha relación es correcta, lo que significa, que cuando alcanzamos el noveno mes, la criatura que hemos gestado, ha alcanzado el nivel de maduración apropiado para “separarse” de su creador. Podemos decir, que cuando una idea alcanza la fase nueve, está madura para convertirse en realidad material. Dicho de otra manera, cuando una idea forma parte de nuestras creencias, es fácil presagiar que la “criatura” va a nacer, o lo que es lo mismo, en nuestra vida aparecerán experiencias que serán acorde a nuestras creencias. A nadie se le ocurre, bueno espero que no, negar que ha mantenido relaciones sexuales, cuando acaba de dar a luz una hermosa criatura.

No es ninguna tontería lo que acabo de decir. Observemos nuestro comportamiento y lo veremos más claro. Vivimos anécdotas, un día sí y otro también, pero preferimos negar que aquello que nos acontece en la vida tenga algo que ver con nuestra manera de pensar. Por ejemplo, nos roban y lo único que alcanzamos a decir es: condenemos al ladrón. Si a alguien se le ocurriese, en ese momento, insinuar que la experiencia que acaba de vivir está estrechamente relacionada con sus creencias internas y le invitase a reflexionar sobre en qué se está robando a sí misma, bueno, podemos estar seguros de que no tardará en poner distancia de por medio.

Sí, el 2015, un año 8, nos situaba en la esfera de Hod-Mercurio, el cual, ya lo dijimos el pasado año, se encarga de que adquiramos unas creencias determinadas con el poder de la razón. Hod nos convence de que las cosas son de una manera u otra y nos aporta argumentos verificables, basados en el estudio y en la observación, para que no tengamos dudas al respecto de nuestras verdades.

2016, es un año 9, y nos sitúa en la esfera de Yesod-Fundamento, en el siguiente peldaño de esa escalera que nos conduce al 10, Malkuth, el mundo terrenal. Esa esfera se convierte en el canal por donde las verdades adquiridas salgan al exterior y lo hará, sí o sí. Ninguna criatura puede quedarse dentro del vientre materno sin causar un importante contratiempo a su creador. Podemos decir, que ese proceso natural forma parte del engranaje de las Leyes Cósmicas.

Con el 9, toda nuestra realidad cambiará. Es inevitable. Estábamos preñados, pero ahora, la criatura adopta su propia identidad. Se separa de nuestra naturaleza y se hace tangible para que sigamos alimentándola, cuidándola, hasta que alcance, más adelante, su propia condición creadora. Por lo tanto, debemos estar preparados, cada uno a nivel particular, el que viene determinado por nuestras verdades, para ser testigo de primera fila, de lo que nuestras creencias nos harán vivir.

Ahora llega la pregunta del millón, ¿estaremos dispuestos a ser coherente con el mensaje de nuestras creencias cuando llegue la hora del parto? ¿Estaremos dispuestos a reconocer a nuestra criatura?

Cuando llegue esa hora, muchos disfrutarán del momento y se emocionarán al ver el rostro angelical del recién nacido. Tal vez otros, más comedidos, a pesar de reconocer que de angelical, nada de nada, es más bien poco agraciada la criatura, decidan sonreír y expresar, “que gracioso es”. Pero, puede ocurrir, que al ver el rostro de nuestro descendiente, nos digamos, esa criatura no puede ser nuestra y neguemos cualquier lazo de paternidad.

Creo que se me entiende el mensaje. Si lo trasladamos a la conciencia colectiva contagiada por el espíritu separatista, sí, la misma que se ha convertido en nuestras creencias, podemos decir, que tal vez no nos guste lo que se avecina, pues la vida, en respuesta a lo que hemos estado gestando en nuestro mundo interior, nos hará partícipes del guión que hemos escrito, el cual lleva como título: “donde las dan, las toman”, lo que traducido a un lenguaje más coloquial, significa que experimentaremos la “separación” en nuestras vidas, y podemos estar seguro, de que dicha experiencia se puede manifestar de muchas maneras.

¿Qué podemos hacer, alcanzado este nivel? Para mí, lo primero y quizás más importante,  reconocer que somos el padre de la criatura. Ese reconocimiento me sitúa en el papel de padre y, como tal, debo asumir mi responsabilidad de alimentar, cuidar, proteger y educar a mi hijo. Este comportamiento, para muchos, es lo más cercano a una actitud amorosa.

Es evidente, de que a la criatura no la podemos cambiar, ni devolver. Es nuestra creación. Y ser conscientes de que somos los únicos creadores de nuestras acciones, que somos la única causa de nuestros efectos, nos permitirá amar aquello que hemos creado. Carl Jung, en una de sus frases célebres recoge: “Lo que niegas te somete. Lo que aceptas te transforma”. Esta otra, tampoco está nada mal: “Todo lo que nos irrita de los demás nos puede llevar a una comprensión de nosotros mismos.” 

Todos nosotros, de una manera u otra, a lo largo del 2016, independientemente de nuestro sexo físico, actuaremos dando vida al papel ancestral de la mujer. Nuestra capacidad generadora se activará y protagonizaremos la experiencia vital de dar a luz, de alumbrar. Es curioso el término que se le da al acto de parir: alumbrar. Es como si con ello, estuviésemos reconociendo que aquello que “parimos”, aquello que vivimos, tiene el poder de iluminar nuestra conciencia. Realmente, ese es el sentido de “dar a luz”. Sacamos a fuera lo que permanecía oculto en el interior y al percibirlo nos decimos somos seres creadores. ¿Lo vamos a negar?

Sí, será un año donde lo femenino tendrá protagonismo y tal vez la sociedad nos lo haga ver, aportándonos noticias donde la mujer será la estrella principal de la obra.


¡Feliz Año, 2016!

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Cáncer (II)


RESURRECCION DE LA HIJA DE JAIRO Y CURACIÓN DE LA HEMORROISA

21 Habiendo Jesús ganado en la barca la otra ribera, se le reunió una gran muchedumbre. Él estaba junto al mar. 22 Y llegó uno de los jefes de la sinagoga, Jairo de nombre, el cual, al verlo, cayó a sus pies, 23 y con muchas palabras le rogaba diciendo: Mi hijita está en las últimas; ven e imponle las manos para que se salve y viva. 24 Se fue con él, y le seguía una gran muchedumbre, que le apretaba.

No cabe duda de la situación que ocupa Jesús en su Propósito de ir recorriendo todas y cada una de las instancias donde ha de penetrar el nuevo impulso, la Nueva Consciencia. Él ha ganado, en la barca, la otra ribera. Él estaba junto al mar, o lo que en términos astrológicos se conoce como la entrada en el Mundo del Deseo a través del signo Cáncer. Una vez más se repiten los mismos hechos que en etapas anteriores. Cuando la Luz penetra en un sector de nuestra personalidad, de inmediato, las criaturas que habitan en él, se acercan a ella, se trata de algo nuevo que les llama la atención, que desean conocer, y si lo consideran bueno no dudarán en pretender acosarlo para hacerse con él.

De entre la abundante muchedumbre, representante de las viejas tendencias, siempre aparece alguien que está enfermo y que necesita acercarse hasta la Luz, y tocando su túnica, unas veces, o cayendo a sus pies, otras, como lo hizo Jairo, reciben de Jesús-Amor la respuesta que les salva, que les eleva de su actual situación

Nos dice la crónica evangélica, que Jairo era uno de los jefes de la sinagoga, y con ello nos está revelando su identidad espiritual. El representa la consciencia del Elemento Agua-Cáncer, donde se encuentra Jesús; una consciencia cuyo fruto-hijo, está enfermo. Debemos entender pues, que se trata de elevar la consciencia emotiva con la que nos habíamos identificado antes de que Jesús, el nuevo aliento, penetrase en nuestra naturaleza emocional. El egoísmo desea ser curado por el amor.

Cuando, en nuestro peregrinaje humano, descubramos que la calidad de nuestras emociones ya no nos satisface, es porque, sin duda alguna, hemos desarrollado la personalidad Crística, la cual ha alcanzado esa orilla donde experimentamos con nuestros deseos. Si esto ocurre en lo más íntimo de nuestro corazón, debemos permitir que, el jefe que ha guiado hasta ese momento nuestras iniciativas emocionales, salve a su hijo, a su obra pues, de este modo, el Cuerpo Emocional logrará elevar su calidad y vibración, habrá evolucionado.

25 Una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años 26 y había sufrido grandemente de muchos médicos, gastando toda su hacienda sin provecho alguno, antes iba de mal en peor, 27 como hubiese oído lo que se decía de Jesús, vino entre la muchedumbre por detrás y tocó su vestido; 28 pues se decía: Si tocare siquiera su vestido, seré sana. 29 Al punto se seco la fuente de la sangre, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su mal. 30 Luego Jesús, sintiendo en si mismo la virtud que había salido de Él, se volvió a la multitud y dijo: ¿quíen ha tocado mis vestidos? 31 Los discípulos le contestaron: Ves que la muchedumbre se aprieta, y dices: ¿quíen me ha tocado? 32 Él echo una mirada en derredor para ver a la que lo había hecho, 33 y la mujer, llena de temor y temblorosa, conociendo lo que en ella había sucedido, se llegó y, postrada ante El, declarole toda la verdad. 34 Y Él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y seas curada de tu mal.

La secuencia de este pasaje introduce algunos puntos de gran interés, ya que nos ayudarán a comprender los Trabajos de integración de la Nueva Consciencia, en la vieja naturaleza emotiva.

En primer lugar, se observa como el autor partiendo de una situación que podríamos considerar como el guion principal de la escena, la curación de la hija de Jairo, nos lleva de imprevisto, a otra situación dentro del mismo contexto, al encuentro con la mujer sangrante. ¿Qué nos quiere decir el evangelista con la aparición en escena de esta nueva protagonista?

Si prestamos atención, este hecho se produce antes de que Jesús-Amor hubiese dado respuesta a la llamada de Jairo. Es como si quisiera indicarnos la ruta que debemos andar para llegar hasta nuestra meta, y en ese itinerario es preciso encontrarse con esa mujer que padece de flujo de sangre desde hace doce años.

El Mundo del Agua es el mundo de lo femenino, y de ahí que aparezca una mujer para describir este mensaje. Su enfermedad nos revela el estado de vibración del Elemento que representa, las emociones. Ella padece de pérdida de sangre. ¿Qué quiere decirnos con ello?

Recuerdo, en estos momentos, una anécdota vivida hace poco, en la que fui requerido por una amiga, la cual me mostraba su preocupación pues, estaba sufriendo una importante pérdida de flujo sanguíneo. Tras atender la urgencia del momento, quisimos, ambos, buscar las causas espirituales que le habían llevado a aquella situación No nos resultó difícil encontrar la respuesta que buscábamos, pues la situación emocional que estaba viviendo en esos momentos, la calidad de sus sentimientos, en lo concerniente a su vida de pareja, la había llevado a vivencias reiterativas en las que, una y otra vez, se veía incapaz para sustituir su egoísmo por amor; en las que no estaba dispuesta a poner fin a su rencor, sustituyéndolo por el perdón. Ella se negaba a aprender a amar, y su propia disposición se vio materializada en su cuerpo físico. Estaba perdiendo la sangre; ese fluido donde se deposita la vida física y que es utilizado como vehículo por nuestro Yo Espiritual para inscribir todas y cada una de las experiencias que vamos adquiriendo, ya sea consciente o inconscientemente. Podríamos decir, que estaba perdiendo el contenido del aprendizaje vital; esto es, la posibilidad de grabar las lecciones que han de elevar nuestra condición humana a la divina.

La sangre esta estrechamente relacionada con el vehículo emocional. Desde la infancia y hasta que cumplimos catorce años, edad en la que adquirimos el Cuerpo de Deseos, la sangre nos es administrada casi en su totalidad por la glándula Timo, la cual es mayor en los primeros años y va disminuyendo en la medida en que nos vamos haciendo mayores y vamos creando, por nosotros mismos, corpúsculos sanguíneos.

Cuando, en la pubertad, el niño ha adquirido la facultad de crear su propia sangre, alcanza igualmente un estado psíquico que le lleva a la búsqueda de la individualidad. Esta etapa del desarrollo psíquico coincide con la regencia del Elemento Agua. Si analizamos lo que ocurre cuando tenemos una etapa de cólera, de ira, de celos, de miedo, de soberbia, es decir, cuando se produce un descontrol de nuestra naturaleza emotiva, la sangre se agrupa desmedidamente en aquellas zonas del cuerpo desde donde parte el exceso.

La cólera y la ira, calientan excesivamente el cerebro; en esos momentos la sangre se agolpa en él y no nos deja pensar con claridad, nos lleva a situaciones que nos ponen fuera de si y, en verdad, lo que ocurre es que, el excesivo calor de la sangre, expulsa al Yo Espiritual/Ego de nuestro vehículo físico, dejándolo a la deriva y sin rumbo.

Si el ataque es de miedo, se nos hiela la sangre; si el arrebato es sexual, la sangre se concentra en los órganos sexuales; y así, dependiendo de donde parte el estimulo.

Por lo tanto, la sangre está vinculada con el Cuerpo Emocional y, aplicando esto que hemos dicho, en nuestro estudio, podemos entender que, esa mujer enferma, simboliza la naturaleza emocional que, durante un ciclo de experiencias completo, es decir, durante doce años, se encuentra padeciendo los desordenes emocionales.

Antes de curar a la hija de Jairo, es decir, al fruto de la consciencia emotiva, que dirige cada acto e impulso emotivo, es necesario curar a la propia naturaleza emotiva, a la mujer, pues si así lo hacemos, estaremos en condiciones de utilizar material nuevo, renovado. Tendremos una calidad más sublimada del Elemento Agua.

La mujer aparece entre la muchedumbre, forma parte de esa multitud de tendencias que habitan en nuestro Mundo Emocional. Ella es la que los representa a todas, y se acerca "por detrás" a Jesús Y con ello nos esta indicando, que es ese el estadio que ocupa con respecto a lo Superior. Son emociones que se han quedado "detrás" y que debemos permitirle que se acerquen hacia nosotros y toquen nuestros vestidos.

Hagamos un esfuerzo, y busquemos en nuestro interior alguna situación en la que nuestras tendencias emotivas, enfermas, se acerquen a nuestra consciencia amorosa pidiendo ser curada. Ellas están "detrás", y si lo de "delante-Jesús" lo hemos reconocido como la consciencia, lo de "detrás" ha de encontrarse en el inconsciente.

En efecto, nos encontramos identificados con Jesús, y nuestra voluntad es amar al mundo puesto que todos somos iguales ante Dios. Sin embargo, desde nuestro inconsciente surge una tendencia que desea elevar su situación, pues no ha conseguido sublimar su condición y, entonces, sucede que alcanza con su mano nuestro nuevo vestido, nuestro amor, nuestro perdón, pues sabe, esta convencida, que si así lo hace, será salvada.

La escena es mágica; y si somos capaces de comprenderla, de vivirla, experimentaremos una gran dicha, y diremos: ¿quién me ha tocado? En ese momento veremos postrada a nuestros pies a esa mujer enferma, a esa tendencia que busca la sublimación que, profundamente arrepentida, nos revela su dolor.

¿Cómo podremos rechazar a esa mujer que ha sido capaz de abrirse camino entre la muchedumbre a pesar de su enfermedad, para tocar tan solo la túnica de nuestro perdón? Esa mujer enferma forma parte de nuestro Yo Emotivo, aunque lo hayamos olvidado relegándola al inconsciente; y ahora, que ha culminado su ciclo de experiencia, necesita alcanzar el nuevo impulso pues, de lo contrario, se quedaría rezagada.

Es preciso que desarrollemos esa cualidad anímica que Jesús testimonió, el perdón, y que lo apliquemos, en primer lugar, con todas nuestras mujeres enfermas, es decir, que nos auto-perdonemos, que seamos capaces de reconocer en ellas, a una parte de nuestro Ser Completo, y llenos de amor, le digamos: "¡Hija, tu fe te ha salvado! Vete en paz y seas curada de tu mal".

Él la llamó hija, pues reconocía perfectamente, que todo cuanto ocurría a su alrededor, cada morada que pisaba, cada alma con la que se cruzaba, formaba parte de Él, pues Él, el Hijo de Dios, representa la Unidad del Padre, la Unidad de todas sus Criaturas.

La fe es la medicina que la ha curado. ¿Qué poder maravilloso se oculta tras la fe? Para muchos, la fe no deja de ser una actitud cómoda ante las muchas cuestiones que nos plantea la vida. Creer en la verdad porque tengo fe en que es así, no les basta. Sin embargo, Jesús nos revela, en este episodio, que la fe posee un extraordinario poder curativo.

La mujer enferma ya había sufrido grandemente de muchos médicos, llegando a gastar toda su hacienda, y en vez de sanar, iba a peor. Al parecer, existe una enfermedad que, los médicos sin fe, no pueden curar. Por mucho dinero que tengamos, no será suficiente para pagar el precio de nuestra salud, cuando la enfermedad que padecemos es de las características que hemos descrito, una enfermedad del alma, del Cuerpo Emocional, que se niega a llevar a cabo la Voluntad del Padre.

Ahora bien, cuando aparece el Hijo de Dios en nuestra vida, en nuestra consciencia se produce un cambio radical. A partir de ese momento, vemos con claridad que las causas de nuestro mal se encuentran en nuestro modo de amar, en el uso que hemos hecho de los deseos, y por lo tanto será, corrigiendo esa causa, como podremos alcanzar la sanación. Jesús-Cristo es el Arquetipo del Amor Universal, y en Él se encuentra ese poder sanador. El representa cabalísticamente a Hochmah, Séfira que rige el Elemento Agua. Él es el portador de la Voluntad del Padre-Fuego, y su amor hacia Él, se manifiesta en un conocimiento profundo, en una comunión interna con Él, que no se puede expresar tangiblemente, pues es energía emocional. Ese saber profundo se llama fe. Por lo tanto, la fe es un atributo del Agua, de Cáncer, y debemos desarrollar esa cualidad cuando estemos Trabajando en su dinámica.

¡Hija, tu fe te ha curado!, es lo mismo que decirle, tu amor a Dios, el reconocimiento de Dios en ti, te ha salvado.

35 Aún estaba Él hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto, ¿por qué molestar ya al Maestro? 36 Pero oyendo Jesús lo que decían, dice al jefe de la sinagoga: No temas, ten solo fe. 37 No permitió que nadie le siguiera más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. 38 Llegados a la casa del arquisinagogo, vio un alboroto y a las lloronas plañideras, 39 y entrando les dice: ¿a qué ese alboroto y ese llanto? La niña no ha muerto, duerme.

40 Se burlaban de Él, pero Él, echando a todos fuera, tomó consigo al padre de la niña, a la madre y a los que iban con Él, y entró donde la niña estaba; 41 y tomándola de la mano, le dijo: "Talitha, qumi" que quiere decir: Niña, a ti te lo digo, levántate, 42 y al instante se levantó la niña y echo andar, pues tenía doce años, quedando ellos fuera de si, presos de gran estupor. 43 Recomendoles mucho que nadie supiera aquello, y mandó que diesen de comer a la niña.

Si al despertar a la Nueva Consciencia Crística, al amor universal, se produce en nuestra naturaleza emocional, un profundo cambio que lleva a nuestros deseos a liberarse de los Luciferes, y a nuestra naturaleza femenina-emocional a curarse de su enfermedad, entonces asistiremos indudablemente a la muerte aparente de la hija de Jairo, el constructor de la consciencia a niveles emocionales, la consciencia humana. Ya dijimos que la hija significaba el fruto. Dado que se ha producido una elevación de nuestros deseos, las antiguas energías deben morir. Sin embargo, no lo entiende así Jesús, quien al oír que la niña había muerto, lo primero que hace es pedir al padre que tuviese fe, "ten sólo fe".

Si el representante de nuestra voluntad emocional, el que dirige nuestros impulsos emotivos, hubiese tenido fe, es decir, hubiese aceptado integrar el Fuego en sus deseos amando la Voluntad del Padre, entonces su obra no hubiese enfermado. Ahora, el amor le dice, recupera tu fe, tu capacidad creadora. Jesús elige a los obreros que han de movilizarse para llevar a cabo la presente empresa, salvar el fruto-hija de Jairo, es decir, salvar la consciencia, volviéndola a la vida, pues había muerto aparentemente.

Jesús, el impulso del amor, necesita que Jairo tenga descendencia, puesto que cualquier designio, por muy elevado que sea, si no cuenta con el poder motor de los sentimientos, jamás logrará alcanzar su meta de liberación. Así pues, Jesús escoge a Pedro, representante de Capricornio; a Santiago, representante de Sagitario, y a Juan, representante de Piscis, y llamando a los padres de la niña, les invitó a seguirle.

¿Qué representan estas influencias en el proceso que estamos estudiando con relación al Arquetipo de Cáncer?

Jesús ha elegido con sabiduría a los representantes de las Fuerzas que están estrechamente relacionadas con la niña. La hija de Jairo está revelando el uso que hemos dado a las energías de Cáncer, cuando nuestra consciencia estaba identificada con la separación con Dios. Ella es el fruto, el resultado de nuestros deseos, el rumbo que hemos dado a nuestro amor en un nivel evolutivo anterior a la etapa Crística.

Jesús llamó a los padres de la niña, pues estos deben ser testigos de su obra, deben recuperar a su hija, que aparentemente duerme; deben tomar consciencia de cómo el nuevo impulso es capaz de despertar de la muerte a las energías que estábamos alimentando. Ellos están ahí porque la fe, es decir, el amor, les ha permitido ver la verdad.

Igualmente, encontramos entre los seguidores a Santiago, el representante de Sagitario, signo que representa la culminación de los Trabajos realizados en el Elemento Fuego, es decir, significa los poderes acumulados en Cristo hasta ese momento, pues su recorrido hasta ese punto en el que se encuentra, Cáncer, le permite dar testimonio de los poderes del Fuego, de la Luz de su Padre, del Poder Unificador.

También encontramos a Pedro, la piedra angular de la Obra Crística, el representante de Capricornio, como ya adelantábamos. Y esto es así, dado que, cualquier conquista de un Arquetipo, en este caso, el de Cáncer, debe integrarse con su opuesto, en este caso, el de Capricornio, pues de este modo se alcanza la unidad en su manifestación.

En otros términos, la presencia de Pedro-Capricornio, en el proceso de resurrección de la hija de Jairo-Cáncer, le está mostrando el objetivo donde debe realizar su Obra; o lo que es lo mismo, la diana donde deben clavarse certeramente sus flechas. El amor debe convertirse en obras concretas donde pueda crecer, florecer y dar frutos.

Y por ultimo, analicemos la presencia de Juan-Piscis, hermano de Sagitario-Santiago. Si hemos dicho que en este signo se concentra la enseñanza del Fuego, llevándonos a su aprendizaje, Juan-Piscis se convierte, igualmente, en el signo donde se sintetizan los Trabajos del Agua, es decir, Piscis es el punto de sublimación de este Elemento, es su meta, su punto cumbre.

Si en Cáncer, la estrategia es descubrir el amor como Fuerza Universal, en Piscis, ese amor, una vez conquistado, se libera, se expande, creando un mundo donde todo es amor.

Estos y no otros, fueron testigos del despertar de la hija de Jairo. Su presencia, en aquel aposento, debía inscribirse en la Nueva Consciencia en la que iba a renacer. Ellos representaban a las cualidades que se debían desarrollar, pues ya formaban parte de ella. Ninguna otra tendencia puede permanecer en aquel lugar, es por lo que Jesús echó a las plañideras pues, como sucedió en el pasaje, esas tendencias no comprenderán las palabras del Maestro y se burlarán.

Cuando se adquiere la consciencia Crística, y se ha producido en nosotros el despertar de nuestra naturaleza emotiva, nuestra visión de la vida cambia totalmente. Ya no nos vemos como seres separados de Dios; ya no aprendemos tan solo por vía sensorial; ahora, un nuevo sentido nos conecta con otras realidades; nuestras creencias han evolucionado, y el mundo que nos alimentaba ya deja de tener sentido para nosotros. La vida no acaba con la muerte física, y permanecemos en constante comunicación con los seres que habitan el Mundo del Deseo.

Aquellas tendencias, aquellas "voces" que aún no comprenden esta visión, debemos "echarlas" de nuestra naturaleza emocional no prestándoles atención.

Las Palabras de Jesús, "Talitha qumi", es el mensaje que debemos hacer llegar a esa consciencia que "duerme" y que mantiene a nuestra personalidad emotiva estancada. Esa niña se levantará, pues tiene edad para andar. Doce años, los mismos que llevaba la mujer enferma. Ya dijimos lo que representa esa edad cósmica. Cuando un propósito nace con la intención de ser gestado, crecer y dar frutos, es preciso que se ajuste a la dinámica cósmica, donde todo proceso sigue las leyes divinas -Yod, He, Vav y 2º He-, y que se recoge en los doce signos del Zodiaco. Doce años suponen realizar un ciclo completo, lo que nos permite estar maduros para salir andando y tomar un nuevo camino.

Las emociones, cuando han saciado su apetito, cuando han agotado su poder creador, necesitan ser renovadas, y esto es lo que hace Jesús con la hija de Jairo, despertarla y recuperarla para la Nueva Obra. Nosotros debemos estar dispuestos para saber captar la llamada de los muchos "Jairos" que se encuentran en nuestro mundo. No me estoy refiriendo al nuestro personal, sino al que vemos reflejado en los demás. Estos vienen reclamando amor, perdón, pues si no consiguen encontrarlo, su existencia -su hija- morirá de verdad. Estos "Jairos" nos parecerán pecadores, hombres sucios y abandonados, verdaderas escorias sociales, sin embargo, han completado su ciclo emocional y debemos ofrecerle nuestra mano y decirle: "a ti te lo digo, levántate".

Nuestro amor, siempre tiene ese poder de convicción que da motivos al otro para que se levante de su postramiento, de su muerte aparente.

Cristo, conocedor de que nos encontramos en la tierra del Agua-Cáncer, donde los deseos se exaltan fácilmente dando lugar a respuestas vanidosas, reuniendo a los allí asistentes, es decir a la naturaleza emotiva, les pide que no proclamen aquellos hechos. En el Agua-sentimientos, debemos actuar en silencio; ya llegará el momento para hacer publica la verdad.

Había culminado su labor en aquel lugar, y sabía que su camino debía continuar, pero no sin antes indicarles algo más: "dad de comer a la niña". Con este mandato, les anunciaba, que debían seguir alimentando su naturaleza emotiva pero, aunque el cronista no lo indica, de seguro que, a partir de ese momento, se saciaría su apetito con un nuevo alimento.

martes, 29 de diciembre de 2015

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Cáncer (I)


CURACION DE UN POSESO

1Llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos, 2 y en cuanto salió de la barca vino a su encuentro, saliendo de entre los sepulcros, un hombre poseído de un espíritu impuro, 3 que tenia su morada en los sepulcros y ni aún con cadenas podía nadie sujetarle, 4 pues muchas veces le habían puesto grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y quebrado los grillos, sin que nadie pudiera sujetarle. 5 Continuamente, noche y día iba entre los monumentos y por los montes gritando e hiriéndose con piedras.

Con este capitulo V, dejamos atrás el estadio de Transición entre el Fuego y el Agua, entre Sagitario y Cáncer. Ahora, alcanzamos la "otra orilla" de ese mar representado por el Elemento Acuoso; es decir, nos encontramos en la Morada de Cáncer, la región de los gerasenos.

Cáncer es la puerta de entrada al Mundo del Deseo, donde la energía característica es el Amor. En terminología cabalística, este signo se sitúa en la Esfera de Hesed, el Séfira que representa el fruto del Trabajo Divino, es decir, el Hombre.

Podemos leer, en el Génesis, que Dios dispuso un Paraíso donde su creación gozara de la Dicha y de la Gracia. Ese Paraíso está representado por Hesed-Cáncer y, dado que hemos dicho que este signo representa el "poder del amor", podemos concluir diciendo que el Trabajo del hombre, en su etapa "paradisiaca", consistía en desarrollar su "poder amor" para adquirir a través de él una consciencia creadora.

Sin embargo, el hombre-deseo no supo integrar, en ese Elemento-Agua, la Voluntad Divina, la cual se manifestaba, como una disposición/advertencia/ley, de no comer el Árbol del Bien y del Mal. Esa voz legislativa, era la voz de Sagitario expresando las energías del Fuego, y podríamos resumir aquel precepto, como el mandato de poner control a nuestra capacidad creadora-Agua.

Pero el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, contaba con sus mismos Atributos creadores en estado potencial: Voluntad, Amor-Sabiduría e Inteligencia Activa. Haciendo uso de la Voluntad, del libre albedrío y, proyectándose desde el nivel Agua-Deseo, es decir, desde Cáncer, sintió el afán de adquirir el poder de Dios, el poder del Fuego, representado por el fruto del Árbol prohibido. Desde entonces, Agua y Fuego no se integraron armoniosamente, produciéndose una "separación" de la divinidad que quedó inscrita en la naturaleza emotiva de la humanidad, en su parte oscura e inconsciente. No hemos comprendido aún, que dicha separación no es posible, puesto que no podemos negar nuestra genética divina, y debido a esa incomprensión, aún arrastramos un pesado sentimiento de culpabilidad, que nos lleva a identificarnos con el dolor como única vía de purificación y redención.

Cáncer es la puerta de la caída, el impulso emocional que nos lleva a actuar egoístamente, a crear separación La incorrecta asimilación del Agua, nos ha llevado a dar vida a sentimientos de una calidad muy inferior, en verdad, nos ha llevado a estar en contra de la Luz, y nuestra actitud ha dado muestras de estar poseído por un espíritu impuro; es decir, nuestro Cuerpo Emocional, cargado de sentimientos impuros, ha hecho prisionero a nuestro Espíritu, y nos ha llevado al encuentro con la Oscuridad.

Cuando nos enfrentamos a los Trabajos de Cáncer, tenemos que tener muy presente este encuentro con el "poseso", pues se trata de dominar nuestra naturaleza emocional inferior. Los deseos tienen como único propósito, conquistar el mundo material, es decir, crear a niveles prácticos para adquirir sabiduría. Fue el afán de experiencia, de conocimiento, lo que llevó a Eva-Cuerpo Emocional, a dejarse seducir por la Serpiente-Lucifer.

Pero con el magisterio de Cristo, podremos alcanzar ese estado tan añorado por el alma humana, la integración del Fuego y del Agua y, cuando esto ocurre, nuestros deseos ya no sienten apetito por el mundo físico, sino que desean re-crear de nuevo el Paraíso, es decir, retornar a la tierra-estado de paz que el Creador dispuso para nuestra evolución.

Tal vez nos preguntemos, dónde podremos encontrar en nosotros a ese hombre poseído, y la cuestión es fácil de contestar ya que, será él quien nos encuentre a nosotros cuando decidamos llevar el amor Crístico a nuestras emociones. Él habita en los sepulcros, entre las tendencias que han muerto pues, en verdad, la naturaleza-deseo que él representa es la vieja, la que se identificaba con el mundo material que ya no tiene vida en nuestra existencia. Preguntémonos, ¿estamos permitiendo que nuestras viejas tendencias emocionales se eleven hasta la Nueva Consciencia para ser curada?

Prestemos atención a esta dinámica, pues no es tarea fácil poder dominar o controlar a los viejos impulsos. Como nos advierte el cronista, no se trata de simples deseos, no se trata de vencer vagas tendencias que, con un mínimo esfuerzo de nuestra voluntad, podremos dominar. Ese espíritu impuro es un viejo conocido nuestro, ya le hemos encadenado en otras ocasiones para impedir que su presencia nos turbara, sin embargo, siempre ha logrado escapar. Estos deseos son a los que más veces nos hemos enfrentado, y a los que aún no hemos podido dominar.

Lo que no ha conseguido nuestra consciencia de rigor, con ayunos, dietas, flagelaciones, ejercicios, etc., lo consigue ahora Jesús-Cristo con el poder del amor.

Este encuentro se producirá, sin duda, en nuestro desarrollo espiritual, y nos daremos cuenta de cómo el amor tiene el don de expulsar a los espíritus impuros porque, simplemente, donde existe Amor, el odio, la pasión, la vanidad, la crueldad, etc. no pueden habitar.

6 Viendo desde lejos a Jesús, corrió y se postró ante Él; 7 y gritando en alta voz, dice: ¿Qué hay entre ti y mi, Jesús, Hijo del Dios, Altísimo? Por Dios te conjuro que no me atormentes.

8 Pues Él le decía: Sal, espíritu impuro, de ese hombre. 9 Y le preguntó: ¿Cuál es tu nombre? Él dijo: Legión es mi nombre, porque son muchos. 10 Y le suplicaba insistentemente que no le echara fuera de aquella región. 11 Como hubiera por allí en el monte una gran piara de puercos paciendo, 12 le suplicaban aquellos diciendo: Envianos a los puercos para que entremos en ellos. 13 Y se lo permitió, y los espíritus impuros salieron y entraron en los puercos, y la piara en número de dos mil, se precipitó por un acantilado en el mar, y en él se ahogaron.

Existe una distancia considerable entre el nivel de consciencia llamado Jesús y el del poseso. Esa distancia hace referencia a la calidad emocional que podemos encontrar en el Mundo del Deseo. Los que han descrito las Regiones Superiores, con respecto al Mundo Material, nos revelan, que cada uno de esos Planos está dividido en siete regiones, donde la energía se clasifica según sus vibraciones y calidad. Así pues, diremos que en el Mundo Astral o de Deseos, encontramos tres regiones inferiores, una región intermedia y tres regiones superiores. Nuestro protagonista, el poseso, está representando las regiones inferiores, donde habitan los Ángeles Caídos, los Luciferes. Mientras tanto, Cristo representa las regiones superiores, donde habitan los Ángeles y Arcángeles.

Lo inferior necesita evolucionar pues, todo lo que ha sido creado, ha de seguir ese proceso de crecimiento y expansión evolutiva. Esta es la razón por la que, al despertar la consciencia Crística, el resto de nuestra naturaleza emocional busca elevar su condición, pero se encuentra poseída, atrapada en manos de un espíritu impuro poderoso, llamado legión. ¿Qué significado tiene esta respuesta? Legión, son los Luciferes, los Ángeles caídos. Ellos tienen su morada en las regiones inferiores del Mundo del Deseo. Como ya hemos adelantado, desde allí alimentan a cada deseo que demande energía de esos Planos. Ellos se alimentan de nuestras necesidades, y engordan en la medida en que nos permiten satisfacer nuestras apetencias.

Es lógico que supliquen con insistencia, para que no les echen de aquella región; es decir, para no ser expulsados de las regiones donde habitan, el Mundo del Deseo inferior.

Pero los Luciferes no pueden desaparecer sin más. Ellos necesitan un receptáculo donde poder continuar su evolución. Si con nuestro amor hacemos que sus prestaciones dejen de sernos útiles, si los hemos dejado sin trabajo, busquémosles un lugar donde poder continuar su ruta evolutiva. Este lugar, nos describe el cronista, se llama, puerco.

¿Quiénes son los puercos? Vulgarmente, conocemos que estos animales se caracterizan por su condición de vivir en el fango y entre desechos de basura, y acaso ¿no es ese el papel de los Luciferes, el vivir alimentándose de las Aguas más impuras, las encharcadas, las que dan vida a las regiones inferiores del Mundo del Deseo, y de los desechos de energía creadora que el hombre no consume para su evolución?

En efecto, con esos cerdos, el autor se esta refiriendo a la Oleada de Vida luciférica, a esos Ángeles caídos que, tras negarse a utilizar el amor adecuadamente, fueron precipitados al abismo.

La crónica nos refiere un proceso propio de exorcismo en el cual, la fuerza poderosa del amor, la Luz, eleva nuestra naturaleza emocional, lo que nos lleva a liberar a los Luciferes que habitaban en nuestro interior como administradores de ciertas energías demandadas por nuestra naturaleza emocional. Una vez desposeído, esos Luciferes, que son legión, han de volver a sus manada, a la piara, y dejándose caer por el abismo, retornar a su proceso de evolución.

14 Los porqueros huyeron y difundieron la noticia por la ciudad y por los campos; y vinieron a ver lo que había sucedido, 15 Llegándose a Jesús, contemplaban al endemoniado sentado vestido y en su sano juicio, el que había tenido toda una legión, y temieron. 16 Los testigos les referían el suceso del endemoniado y de los puercos. 17 Pusieronse a rogarle que se alejase de sus contornos. 18 Subido Él en la barca, el endemoniado le suplicaba que le permitiese acompañarle. 19 Mas no se lo permitió, antes le dijo: vete a tu casa y a los tuyos y cuéntales cuanto el Señor ha hecho contigo y como ha tenido misericordia de ti. 20 Y él se fue y comenzó a predicar en la Decápolis cuanto le había hecho Jesús, y todos se maravillaban.

Cuando hayamos abierto nuestro corazón al amor Crístico, viviremos sin duda las escenas descritas en este pasaje. Cuando nuestras apetencias emocionales dejen de orientarse hacia la conquista de los goces materiales, esos obreros, encargados de suministrarnos las satisfacciones que demandamos, se quedarán sin trabajo; ya no podrán seguir poseyendo a ese hombre, representante de nuestra voluntad-impulso masculino. No es una situación agradable para los que forman legión, para los representantes luciféricos especializados, no lo olvidemos, en los Trabajos más sucios. A partir de ese momento, dejarán de recibir gratificaciones, dejarán de recibir el salario por su labor. Cuando hacemos innecesaria la presencia de los Luciferes en nuestro aprendizaje, se crea una situación semejante a la que estamos viviendo con suma frecuencia en nuestra sociedad actual; una sociedad, dicho sea de paso, inspirada por los Luciferes.

Si un empresario decide cerrar la empresa y deja sin empleo a la totalidad de los trabajadores, inmediatamente vemos, como los representantes sindicales, los comités de empresas, movilizan a la opinión pública promoviendo huelgas, manifestaciones, etc. Su argumento, es lógico; para todo el mundo lo es puesto que, el futuro de esos trabajadores y sus familias, estaría en peligro si no consiguen evitar el cierre de la empresa.

¿Cómo debe obrar entonces el hombre cuando decide cerrar esos almacenes donde un número considerable de empleados, se ha encargado durante vidas y vidas de suministrarnos los alimentos que hemos necesitado?

La sociedad actual da respuesta a estas situaciones llevando a cabo negociaciones en que, empresarios y trabajadores, puedan llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes. Cuando esto se consigue, el empresario logra su objetivo, que es vivido como una liberación, la cual le lleva a afrontar nuevas empresas, y los trabajadores reciben unas prestaciones económicas y sociales que les permite continuar su existencia, pero desvinculada de su anterior filiación.

Así actúa el amor-Cristo, la Nueva Consciencia, cuando alcanza nuestro corazón. A partir de ese momento, ya nada es igual. Aquellos productos, que hemos elaborado para satisfacer nuestras necesidades, dejan de tener sentido pues, una visión nueva, nos ha permitido crear una nueva empresa en la que no es posible el reciclaje de los antiguos empleados. Actuando como Jesús, debemos permitir que, esos trabajadores conocidos por legión-Luciferes, reciban las prestaciones precisas para que no perezcan, pues el amor no puede permitir que ninguna energía se quede huérfana y sin alimento. Es por ello que accede a que los Luciferes se adentren en los puercos, pues estos están representando su propia naturaleza luciférica. Esos porqueros, actúan como lo hacen diariamente los grupos sociales que velan por los intereses de los trabajadores. Ellos, al ver que los obreros han perdido sus puestos, sus empleos, no pueden evitar el tener que quedarse sin representación.

Si todos los Luciferes retornaran al abismo, si no hubiera ningún hombre cuyo comportamiento -naturaleza emocional- demandase satisfacciones mundanas, los Ángeles caídos, tendrían difícil recuperar su dignidad perdida, al escindirse, en su proceso evolutivo, de su Oleada, la Angélica. La colaboración Lucifer-hombre permitirá a ambos, alcanzar el despertar de consciencia necesaria para su progreso evolutivo.

Los porqueros están desesperados y piden a la Luz, a la Nueva Consciencia, al Amor, que se aleje de su contorno, es decir, que se aleje de las regiones inferiores del Mundo del Deseo donde se encuentra el abismo pues, si permaneciese permanentemente en este Plano, los Luciferes no recibirían ni tan siquiera esas prestaciones mínimas que, a su entender, merecen por haber contribuido a la evolución del hombre. Pero el salario social que ponemos en manos de los empleados en paro, ya lleva el aporte de luz necesaria que permitirá a los Luciferes lograr recuperar su nivel de consciencia Angélica.

Pensar en esta jerarquía de Ángeles caídos como portadores del mal es, verdaderamente, una escasez de nuestra consciencia, que no ha comprendido su papel en la creación El amor, ha de convertirse en la moneda de pago con la que debemos abonar las tareas luciféricas. Gamas debemos negar ese pago pues, en realidad, ellos lo necesitan para lograr alcanzar la liberación

Cuando el amor nos libera con su presencia de una situación de posesión, es lógico que la naturaleza, hasta ese momento enferma, una vez liberada desee servir, acompañar al impulso que le ha salvado. Sin embargo, Jesús nos advierte, que es mejor que esa naturaleza vuelva a su hogar y cuente su encuentro con la Luz. Es importante, que seamos capaces de estar dispuestos a realizar este esfuerzo de humildad pues, en él va inscrito un proceso regenerador, que no se daría de otro modo.

Explicaremos por qué. En el ser humano habitan, como hemos dicho, una multitud de tendencias cuya filiación es tan variada que nos resulta imposible clasificarlas todas ellas. Dado los diferentes grados de energía, la manifestación de esta es multidireccional. No podemos hablar solamente de energía mental o emocional, sino que tendríamos que especificar que existen diferentes estados mentales y calidad de pensamientos, y diferentes estados emocionales y calidad de sentimientos.

La penetración de Jesús-Cristo, en nuestra tierra humana, viene a añadir un grado más elevado a esos estados de energía; pero esto no se consigue en una abrir y cerrar de ojos y, mientras que va recorriendo uno a uno los diferentes tramos de nuestra consciencia, las diferentes tendencias que habitan en nosotros hasta ese encuentro, no dejan de manifestarse. Si, como hemos visto en este pasaje, la presencia del amor en nuestra consciencia emotiva Cáncer, ha permitido liberar-elevar la condición del endemoniado, esto es, una parte tan solo de nuestra naturaleza completa emocional, es preciso que, una vez sanado, vuelva a su Mundo-hogar, y cuente a toda su familia, a cuantas tendencias emocionales convivan con el, lo que el Señor ha hecho. Si no actuamos así, si no conseguimos llevar el proceso transmutador a su hogar, es posible, que nuevamente pueda repetirse la escena, y los Luciferes, logren penetrar en ese Plano, en la Naturaleza Deseo.

El endemoniado acepta las palabras de Jesús, y retorna a su morada; se puso a predicar en la Decápolis cuanto le había hecho Jesús

¿Qué nos quiere revelar el autor cuando nos dice que predico en la Decápolis, en el grupo de las diez naciones?

Precisamente, lo que adelantábamos anteriormente. Es necesario que la Luz se extienda a la naturaleza emocional en su máxima manifestación. Cabalísticamente, el Árbol de la Vida, donde se recoge la organización creadora de Dios, se expresa en Diez Centros Sefiróticos. La energía en sus diferentes manifestaciones, Fuego-Agua-Aire y Tierra, debe conquistar cada uno de esos Centros pues, en cada uno de ellos, recibe la aportación necesaria que, en su conjunto, le permite adquirir la condición de Perfección. Así pues, diremos que, cada Elemento precisa manifestarse en esas diez ciudades míticas, para que la Unidad reine en Él, y no sea que, mientras unos siguen al Maestro, otros den cobijo, a la Legión.