jueves, 16 de julio de 2020

Oración del Padre Nuestro (VIII)

Hod: “En la medida, en que nosotros perdonemos a los que nos han ofendido”

Netzah y Hod, son como las dos caras de una misma moneda. Ambos centros, ambos aspectos, se complementan y se necesitan para mantener el equilibrio en el Plano de Formación (Etérico) donde, la individualidad se hace colectiva, donde lo singular se hace plural.
Cabalísticamente hablando, la pluralidad encuentra su origen en el Séfira Binah. Este Centro de conciencia es el regente, precisamente, del Plano de Formación donde se encuentran Netzah y Hod.
La oración del Padre Nuestro podría haber sido una plegaria íntima, en la que solicitáramos la Gracia Divina en nuestros asuntos particulares, sin embargo, esto no es así. Desde que emitimos la sentencia “Venga a nosotros tu Reino”, expresión en correspondencia con Binah, estamos proclamando, que entendemos que ninguna evolución puede darse a niveles individuales, que el alma humana, puede avanzar individualmente, pero su vinculación con la Oleada de Vida a la que pertenece, le invita a esperar a sus compañeros de ruta.
La oración del Padre Nuestro, es una plegaria universal, y en este sentido debe expresarse su contenido, con el propósito de vincular a la humanidad en el proceso transmutador que persigue su contenido.
Netzah condiciona el “perdón de las ofensas”, a la labor de Hod, es decir, a que se lleve a cabo la labor, no siempre fácil, de perdonar a los que nos han ofendido.
Si Netzah, la expresión del arte de combinar armoniosamente los opuestos, no contase con la aportación de Hod, capacidad para discernir, difícilmente sabríamos reconocer el trabajo a realizar. De igual modo ocurre, con la expresión que estamos analizando. Difícilmente podremos dar lo que no tenemos. Si no hemos integrado la armonía en nuestro interior, ¿cómo podremos reconocerla fuera?
Si no somos capaces de perdonarnos internamente, difícilmente podremos perdonar externamente y menos aún, pretender que nos perdonen. Por lo tanto, la clave se encuentra en convertirnos en la “tierra propicia-Hod” en la que sembrar la “semilla de la paz y de la armonía-Netzah”. Esta consumación, nos permitirá alcanzar el logro perseguido, el Perdón.
Si queremos ser víctimas del perdón, pensemos en términos de perdón. Hagamos que en nuestra capacidad de comunicación, en la expresión de nuestros pensamientos, se manifieste la evidencia de ese perdón.
Podríamos llevarnos toda una vida emitiendo esta plegaria en el intento de conectar y despertar la Gracia Divina, sin embargo, todos nuestros esfuerzos serán en vano, si en nuestro maniobrar humano, en nuestras relaciones con nuestros hermanos de ruta, somos incapaces de establecer vínculos de armonía…
“Perdóname Padre, perdona nuestras ofensas…, pero no me pidas que perdone a los que me han ofendido…, ellos son culpables del daño recibido”…, estas justificaciones, forman parte del día a día…
Las nuevas creencias, exige que se produzca el despertar de una nueva conciencia… Esa es la labor de Hod…  

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