miércoles, 9 de marzo de 2016

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Transición Tierra-Fuego (I)


EL SEPULCRO VACIO

1 Pasado el sábado, María Magdalena, y María la de Santiago, y Salomé compraron aromas para ir a ungirle. 2 Muy de madrugada, el primer día después del sábado, en cuanto salió el sol, vinieron al monumento. 3 Se decían entre si: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del monumento? 4 Y mirando, vieron que la piedra esta removida; era muy grande. 5 Entrando en el monumento, vieron un joven sentado a la derecha, vestido de una túnica blanca, y quedaron sobrecogidas de espanto. 6 Él les dijo: No os asustéis. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado; ha resucitado, no esta aquí; mirad el sitio en que le pusieron. 7 Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro que os precederá a Galilea; allí le veréis, como os he dicho. 8 Saliendo, huían del monumento, porque el temor y estupor se había apoderado de ellas, y a nadie dijeron nada; tal era el miedo que tenían.

El proceso de la ley continua, pues su cumplimiento está en manos de la Inteligencia Creadora de Dios. Tras la muerte del cuerpo, el espíritu se Libera. Esa es la ley cósmica. Sin embargo, la muerte y liberación del Hijo del hombre va más allá de este mensaje. Su muerte debe ser entendida como el final del ciclo material, como el final de la rueda de encarnaciones que una y otra vez nos mantenía atados al plano de aprendizaje material. Su muerte es el símbolo de la sublimación de las emociones, de los instintos, de los sentidos, de los apegos y hábitos; y tras su muerte, la resurrección y liberación, la verdadera LIBERACIÓN. A partir de ese momento, el cuerpo desaparece, pues así debe ser cuando ya nada nos une a este Plano. A partir de ahora, la vida continúa en los niveles trascendentes, en los planos espirituales, en el Mundo de la Luz.

La dinámica que estoy describiendo, es la que se expresa en la última manifestación zodiacal, la etapa de transición entre la Tierra y el Fuego, entre Virgo y Aries. Virgo como muerte, como culminación; Aries como el hombre Nuevo, Puro, Inmaculado, el hombre Libre, el hombre-Dios.

Pero, ¿cómo vive el alma humana, y más concretamente los representantes de nuestro mundo emocional, esta experiencia de resurrección?

El pasaje nos revela algo de gran importancia; para realizar el Trabajo de Liberación, no basta con movilizar el deseo de perfumar el Cuerpo del Amor; es preciso, al mismo tiempo, no tener miedo, no sentir temor. Quizás, de todas las pruebas, esta sea la más sutil. Nuestros sentimientos se han acercado tanto al Maestro, que ya nos sentimos parte de su familia, parte de su propio ser. Estamos dispuestos a ofrecerle nuestras mejores obras, nuestros perfumes. Con ellos, engalanaremos el cuerpo del difunto; daremos belleza al amor; pero tal vez, con este acto, estemos aun satisfaciendo sentimientos propios. Podemos sentirnos como algo especial por estar al nivel en el que nos encontramos. Pero, ¿cómo nos sentiremos cuando en nuestro intento de embellecer al amor, en el momento de dar testimonio de nuestras obras de amor, nos encontremos sin cuerpo, nos encontremos sin el marco donde poder realizar nuestros deseos, si nos encontramos sin la posibilidad de demostrar nuestro potencial? ¿Sentiremos miedo? ¿Sentiremos estupor?

Es necesario que comprendamos, que llegará el día en el que tengamos que trascender definitivamente el Plano Material, que dejaremos este mundo para continuar con nuestros Trabajos en otro Plano. ¿Nos dará miedo el desapego? ¿Nos dará miedo dejar a nuestros seres queridos? ¿Nos dará miedo lo desconocido?
En verdad, no nos encontraremos solos en esta difícil hora. En el interior del sepulcro, en el interior de nuestra consciencia, hallaremos a un “joven sentado” a la derecha, en el lado por donde fluyen las energías del amor. El nos indicará y aclarará la situación; nos asegurará que el cuerpo del amor, el Maestro, ha resucitado, y que Él nos precederá a Galilea; es decir, nos guiará en el Trabajo de predicación del amor. Será nuestro espíritu alentador.
¿Cuándo se producirá esta dinámica en nuestras vidas?

El recorrido para llegar a este punto del camino es largo. Hemos ido viendo punto por punto, todos los pasajes del itinerario. Ahora bien, para llegar a esta instancia, es preciso que movilicemos los valores de nuestra alma emocional, y que la “levantemos” a la salida del sol, el día propio de este astro radiante, el Domingo, y le establezcamos una ruta directa hacia el sepulcro donde yace la culminación del amor.

El único propósito que debe guiarla es perfumar el cuerpo del difunto, pero tengamos presente algo importante, debemos estar preparados para encontrarnos el sepulcro vacío, pues la Liberación del Plano Físico se ha culminado.

Desde el antiguo Egipto, ha sido costumbre engalanar a los difuntos. Esa costumbre ancestral ha sido trascendida por Jesús-Cristo, aunque su ejemplo no ha sido entendido aún en nuestros días. Él nos enseñó que el Cuerpo tiene su principio, su utilidad, y su final. La resurrección no es tan solo un aliento de esperanza para los que se mueren, sino una promesa de verdadera liberación para los que viven.

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