domingo, 22 de abril de 2012

Tenía que encontrar una respuesta...


Quisiera compartir con todos vosotros una experiencia que vivió un compañero y que viene a reflejar muy bien el simbolismo de las anécdotas.

Mi amigo en cuestión, tenía en proyecto, solicitar un préstamo para construirse una vivienda. Su situación económica, no le permitía tomar esa decisión con mucha facilidad, de ahí que durante algunos meses le dedicó muchas horas de reflexión.

Cierto día cuando más lo necesitaba, ya que se veía en una situación límite, pidió interiormente que se le manifestara una anécdota que le indicara, si iba a contar con medios para llevar a cabo su proyecto. Salió a la calle sin saber bien si se dirigiría al banco o lo dejaría definitivamente. Cuando había andado un poco, al pasar por una obra en construcción se encontró con un monedero. Lo más curioso del caso es que en dicho monedero no había un solo euro, tan solo pudo extraer de él una hoja, pero ¡vaya hoja! Se trataba de una publicidad de inmobiliaria que decía:

"Tendrá usted todas las posibilidades de pago. A partir de 125 mil..." El mensaje se quedaba cortado en esa línea...

Pocas veces podremos encontrarnos con un mensaje tan extraordinario por lo singular de su manifestación.

Mi amigo, debatiéndose en la duda permanente, deseaba encontrar una señal que le ayudase a tomar tan vital decisión. El hecho de que ese encuentro circunstancial se diese en una obra, ya le estaba indicando que en el camino que había emprendido -al menos interiormente-, se encontraría con los materiales, con la estructura precisa para llevar a cabo su obra.

Pero el mensaje no termina ahí. El monedero es utilizado habitualmente para guardar nuestro potencial material, el dinero. En este caso estaba vacío, difícilmente se podría encontrar en un monedero pequeño 125 mil euros, los mismos que necesitaba mi amigo para realizar su proyecto.

Lo que si se encontró fue la respuesta a su petición interna. Contaría con los medios para llevar a cabo el deseo que lo había movilizado.

El tiempo transcurrió y mi amigo contó con la ayuda que solicitó. No tuvo problemas para hacer frente a su pago, y ahora, cada vez que desea conocer la respuesta a una cuestión, que considera trascendente, utiliza el método ya experimentado.


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