domingo, 6 de marzo de 2016

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Virgo (III) - 2ª parte


24 Le crucificaron y se repartieron sus vestidos, echando suertes sobre ellos para saber lo que había de tomar cada uno.

Ese despojo civilizado es semejante al que realizan los buitres cuando se encuentran a una víctima. Integrar esos trozos de carnes, les permitirá vivir. Asimismo, esos vestidos despojados del Cuerpo del Maestro, se convertirán en una prenda de purificación para el que le toque.

“Echar a suertes”, es un gesto inconsciente de búsqueda del amor. Es ponernos en manos de nuestro Yo superior, del que ha de guiar nuestros pasos, para que sea éste, el que determine si verdaderamente estamos preparados para ser tocado con la suerte de ser poseedores del ropaje sagrado.

¿Qué puede simbolizar esta escena en la dinámica de Virgo?

Hemos visto, en este ultimo punto, cómo se abren nuevas puertas que nos llevan a estar al lado del Maestro. En la última hora, si estamos cerca del camino por donde ha de caminar el Hijo del hombre, es decir, si hemos realizado ese camino interior que nos ha llevado a estar ahí en el momento adecuado, nos convertiremos en los servidores de la luz, cargando sobre nuestras espaldas el peso de la Obra creadora; esto es, el peso de todas las acciones, de todas nuestras creencias, de todos nuestros sentimientos, de todos nuestros ideales. Seremos Simón de Cirene.

Pero también llegamos a Cristo, al Amor, por otra puerta, tal vez insospechada. Hemos sido sus ejecutores los que con nuestras obras damos muerte al amor purificador, pero también hemos sido, los que hemos echado a suertes sus vestidos; hemos contribuido en el despojo testamentario, pues pretendemos ser tentados por la suerte, y lograr así hacernos con la túnica del Maestro.

En verdad, lo que buscamos es re-convertirnos a lo esencial, dejar de ser los ejecutores y quedar liberados de esa opresión

25 Era la hora tercia cuando le crucificaron.

La hora tercia cabalísticamente hablando corresponde al Séfira Binah, cuya cualidad es la ley. Por lo tanto, la hora tercia es la hora en la que se cumple la Ley, se cumple lo que está escrito, se cumple la Voluntad del Padre.

Esa será la hora en la que todos debemos ser crucificados; es decir, en la que debemos estar dispuestos a morir para el mundo viejo. Binah se encarga de liberar el espíritu de la materia; es el responsable de que el mundo continúe su proceso evolutivo, poniendo orden y método en el propio proceso. El día en que decidamos pagar las deudas contraídas en nuestro destino, estaremos viviendo la hora tercia. Es la hora en la que asumiremos conscientemente nuestra misión.

26 El título de su causa estaba escrito: El rey de los judíos.

Jesús nazareno, rey de los judíos: INRI.

Como bien describe el cronista, el título de su causa estaba escrito. Su causa es esa indudablemente, pero no su causa material. Él no fue crucificado por ser rey de los judíos, por proclamarse autoridad de un mundo al que venía a trascender. El no dijo: “Yo soy el rey de los judíos”. Sin embargo, sí dijo que era el Mesías, es decir, “el enviado” para redimir al pueblo elegido, al pueblo que todos llevamos internamente y cuya muchedumbre forma y da lugar a nuestra consciencia.

Él era el rey de la consciencia y, por ella, murió crucificado. Esa consciencia debía llevarnos a dejar atrás una personalidad vieja y permitir nacer a una nueva: EL HOMBRE NUEVO.

27 Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda, y se cumplió la escritura que dice: Fue contado entre malhechores...

Esos bandidos están representando el uso de las energías que circulan por la Columna de la Izquierda y de la Derecha del Árbol Cabalístico. Aquí, el cronista nos los presenta como malhechores; otros autores, nos los describen como ladrones. En realidad, ambos nos definen el mal uso de la utilización de las energías que representan el amor-derecha y la ley-izquierda.

Jesús se encuentra en medio de ambos, adquiriendo la condición de punto de intersección entre dos estados de fuerzas contrarias. Ese punto, en cábala, da lugar a la Columna del Centro, la Columna de la Consciencia. Jesús-Cristo muere junto a los representantes de las voluntades que han sido causa del dolor y la aflicción. Él, recibe sus energías y les perdona, les comprende, les purifica... muere con ellos.

Virgo también vive esta experiencia. Es un signo kármico. A través de él, recibimos los efectos de aquellas energías que hemos movilizado, bien por la utilización del pensamiento o bien por la utilización del deseo. Virgo actúa como una esponja, recibiendo los efectos y trascendiéndolos, purificándolos, limpiándolos.

He sido testigo, afortunadamente, de la actuación de Virgo cuando la vida me ha enfrentado a la experiencia de recibir los efectos de energías puestas en circulación bajo otras circunstancias. Recuerdo a una mujer, cuyo esposo estaba prisionero de hábitos perniciosos, era alcohólico y su comportamiento era desarmónico. Esta mujer superó esta experiencia, no dejando, ni rechazando a su marido. Le ayudó a superar su bache y a encontrarse consigo mismo.

También he sido testigo de Virgos que han sufrido de injusticias, y que han sido víctimas de importantes injurias y falsedades. Han trascendidos la situación con la fuerza de la comprensión y del perdón.

La experiencia de esta hora, no es nada fácil de aceptar, pero cuando se logra, nos convertimos en seres de luz.

29 Los transeúntes le injuriaban moviendo la cabeza y diciendo: ¡Ah! tú que destruías el templo de Dios y lo edificabas en tres días 30 sálvate bajando de la cruz. 31 Igualmente los príncipes de los sacerdotes se mofaban entre si con los escribas, diciendo: A otros salvó, así mismo no puede salvarse. 32 ¡El Mesías, el rey de Israel! Baja ahora de la cruz para que lo veamos y creamos. Y los que estaban con Él crucificados le ultrajaban.

La incredulidad del hombre viejo actúa como esos transeúntes, como los príncipes y los escribas. Todos ellos están ciegos a la luz y se complacen de permanecer en esa situación

He podido observar que no le resulta fácil a Virgo creer en aquello que no ve. Para ellos, la realidad es la que perciben con sus sentidos físicos. No captan, ni comprenden otros estados de energía, ni de consciencia. Todo lo toman al pie de la letra, lo que les lleva a negar y a ironizar sobre el espíritu que proclama una nueva verdad.

Ellos no comprenden que, el Templo de la Verdad, no se construirá con los materiales físicos; ellos no comprenden que, el verdadero servicio por los demás, debe trascender los deseos propios. Ni tan siquiera aquellos a los que estamos liberando de sus cargas, comprenden que el amor es la única realidad a la que debemos aspirar.

33 Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.

Podríamos decir, llegada la hora de Tiphereth; esto es, en la hora en que la luz-consciencia luce en las tinieblas, hubo oscuridad sobre la tierra; es decir, se hace tangible la culminación de las energías puestas en circulación por el hombre viejo: se hace consciente el estado de consciencia, la oscuridad.

Cuando Virgo se obstina en no desprenderse de aquello que le mantiene prisionero del mundo inferior, las energías, al llegar a la hora sexta, se cristalizan en un grado de oscuridad que acompaña a estados anímicos muy depresivos: La vida no tiene sentido para ellos pues, mientras desean gozar, la dinámica de la vida-Virgo, les lleva al servicio, al desprendimiento. Es la expresión que experimenta el Virgo del segundo decanato. Esta hora nos conecta con los deseos que nos han llevado a dar cuerpo a la oscuridad. Son deseos de placeres materiales, de posesiones. El desapego nos hace sufrir, en la medida en que no estamos dispuestos a realizarlo.

34 Y a la hora nona gritó Jesús con voz fuerte: Eloi, Eloi, ¿lama sabachtani?, que quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? 35 Algunos de los presentes, oyéndole, decían: Mirad, llama a Elías.

El estudiante sabrá ya, que esa hora corresponde a la hora de Yesod. Es la hora del noveno mes, en el que se produce el parto. Es el momento de la culminación. La vida que ha permanecido en fase interna, saldrá al exterior para cumplir con su propósito. Es la hora en la que Cristo lleva a cabo su misión, es la hora de la Liberación.

Las palabras que se recogen en este pasaje, pueden dar pie a pensar que Jesús tenía resistencia a abandonar su cuerpo material, pero nada más lejos de ello. Su propósito material culminaba con el abandono de su vehículo físico y su posterior resurrección, por lo que difícilmente podríamos pensar en dicha resistencia al desapego.

Las palabras del Maestro debemos entenderlas como una suplica, como un deseo de continuar dando ejemplo de amor y entrega. Pero todo tiene su fin. La experiencia había agotado su tiempo. Era la hora de liberar el espíritu. El cuerpo debe ser abandonado, lo esencial debe continuar su camino hacia la luz.

36 Corrió uno, empapo una esponja en vinagre, la puso en una caña y se lo dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle.

Esa esponja empapada en vinagre, es la última muestra de amor del Maestro. Recibiendo este liquido agrio, aceptaba recibir los sentimientos egoístas del mundo.

Cuando estemos preparados para recibir esos sentimientos de los demás, impregnados en vinagre, sin odio, sino con amor, habremos llegado muy lejos en el camino de la Liberación.

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