sábado, 5 de marzo de 2016

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Virgo (III) - 1ª parte


LA CRUCIFIXION

Le sacaron para crucificarle, 21 y requisaron a un transeúnte, un cierto Simón de Cirene, que venía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, para que tomara la cruz.

Existe tanta sabiduría oculta en este pasaje, que se requeriría todo un libro, solo para analizarla, pues el tema de la crucifixión, narra esotéricamente la evolución del ser humano, el propio proceso creador, una vez alcanzado el Cuarto Día de la Creación.

Ser crucificado presenta dos mensajes, dependiendo del enfoque con el que se trate. Si lo analizamos desde el punto de vista profano, diremos que la cruz se convierte en la herramienta de tortura, de muerte elegida para pagar el crimen que hayamos cometido. Ahora bien, desde el punto de vista espiritual, la cruz simboliza la culminación de un proceso de aprendizaje, simboliza la manifestación del poder creador, el encuentro de los cuatro estados de la energía y su proceso de liberación. Si observamos detenidamente la cruz, encontramos la fusión de dos palos, uno situado vertical y otro horizontal. El primero es el madero activo, y representa la fuerza masculina, el segundo es el madero pasivo, y representa la fuerza femenina. De su unión surge un punto intermedio, es la tercera manifestación. Ni es masculina, ni es femenina, es ambas cosas a la vez; siendo dualidad, se expresa como una multiplicidad de la creación. Diremos pues, que ese punto, esa tercera manifestación de las fuerzas, es el punto de arranque, el motor que permite a la creación extenderse y expresarse en su totalidad.

La cruz, vista desde este enfoque, es el mundo que hemos creado. En ella se encuentran nuestras Obras de Fuego, de Agua, de Aire y de Tierra. Morir en la cruz, es morir para ese mundo y en ese mundo.

“Le sacaron para crucificarle”. Esa es la hora culminante del Virgo. Significa estar dispuesto a morir en nuestra cruz particular, estar dispuesto a poner fin a esa fuerza motora que ha hecho posible nuestro aprendizaje y la construcción de todo cuanto existe. Esa fuerza motora la encontramos en los signos Vav: Sagitario, Piscis, Géminis y Virgo. Pero será en Virgo donde se produce el proceso de síntesis donde debemos tomar consciencia de toda la dinámica creativa en su conjunto. ¿Qué hemos aprendido con Sagitario? ¿Qué hemos edificado con esta fuerza? ¿Qué hemos aprendido con Piscis y Géminis? ¿Qué hemos construido con sus energías? La hora de la crucifixión nos reclama llevar a cabo ese trabajo de recopilación.

Deberá ser nuestra personalidad material la que tome sobre sus espaldas el peso de esa cruz, y que sea ella quien la traslade hasta el lugar donde todo se ha de consumar. Esa personalidad material aparece en este pasaje con el nombre de Simón de Cirene, que venía del campo.

¿Tenéis dificultades para ver en este personaje al representante del Elemento Tierra-Malkuth en su fase Virgo? Fijémonos que tiene el mismo nombre que Pedro-Capricornio, al que el Maestro, en el punto donde analizábamos la agonía del Getsemani, le dijera: Simón, ¿duermes? En efecto, ese Simón de Cirene es el hombre “Tierra”; y si tenemos alguna duda, veamos que letras hebreas componen el nombre: Simón (Samekh, Mem y Noun). Si aplicamos las correspondencias astrológicas al alfabeto sagrado, tenemos que en verdad, Simón reúne a los tres signos de Tierra: Samekh-Virgo; Mem-Capricornio y Noun-Tauro. Tenemos, pues, las claves que buscábamos. Ese transeúnte que procede del campo-Tierra, es el que sintetiza todos los valores del Elemento terrenal; es el hombre Virgo, padre de dos hijos, Alejandro y Rufo, expresando de este modo su aspecto dual como signo Vav-doble.

Ser Simón de Cirene es convertirnos en los servidores del amor en el último tramo del camino, aunque sea a título inconsciente. Nuestra personalidad no puede quedarse parada, no puede estancarse, debe movilizarse y servir, hasta la última hora, de soporte físico a la naturaleza espiritual.

22 Le llevaron al lugar del Gólgota, que quiere decir lugar de la calavera, 23 y le dieron vino mirrado, pero no lo tomó.

El Gólgota, el lugar de la calavera, está expresando la parcela de Capricornio que encontramos en Virgo; es decir, esta refiriéndose al primer decanato de Virgo, donde hallamos los trazos del Ego-Capricornio. La referencia que nos da el cronista, el “lugar de la calavera”, nos sirve de pista aclaratoria pues, a niveles anatómicos, es Capricornio, la materia esencial de lo físico, el signo que rige sobre los huesos. Esa calavera, es pues el símbolo de las energías esenciales para construir la realidad. El Gólgota debe ser entendido como el lugar de la muerte; es decir, donde llevamos a la culminación las energías espirituales.

Analizada al alfabeto hebreo, la palabra Gólgota se desglosa del siguiente modo: Guimel, Lamed, Guimel, Tav, lo que traducido a las correspondencias numéricas, corresponde a los siguientes: 3+30+3+400 = 436 = 13.

El Arcano de Tarot que esta en correspondencia con este numero es el Mem, el que expresa la dinámica de Capricornio. Su nombre es La Muerte, y en su gráfico podemos ver la figura de un esqueleto.

Todos estos datos vienen a confirmar que el Gólgota es ese lugar espiritual donde la Voluntad del Padre, que naciera en el signo de Aries, se hace realidad muriendo en el Mundo Físico-Capricornio.

Cuando alcanzamos esta instancia, llamada Gólgota, alguien nos ofrecerá vino mirrado. Este vino tiene las características de la amargura; pues la mirra es una esencia amarga, como amarga es la identificación con el mundo material. Pero el Hijo del hombre no la bebió, evitando caer en su identificación ilusoria.

... continuará

No hay comentarios:

Publicar un comentario