sábado, 6 de febrero de 2016

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Transición Aire-Tierra (II)

EL TRIBUTO DEL CESAR

13 Le enviaron algunos de los fariseos y herodianos para sorprenderle en alguna declaración. 14 Llegados, le dijeron: Maestro, sabemos que eres sincero, que no te da cuidado de nadie, pues no tienes respetos humanos, sino que enseñas según verdad el camino de Dios: ¿Es licito el tributo al Cesar o no? ¿Debemos pagar o no debemos pagar? 15 Él, conociendo su hipocresía, les dijo: ¿Por qué me testáis? Traedme un denario que lo vea. 16 se lo trajeron, y les dijo: ¿De quién es esta imagen y esta inscripción? Ellos dijeron: Del Cesar. 17 Jesús replico: Dad, pues al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. Y se admiraron de Él.

Estar entre dos planos no resulta cómodo, pues si en nosotros no hemos conquistado la unidad no sabremos dar la respuesta adecuada, y actuaremos sirviendo a dos señores a la vez, con lo cual, traicionaremos a los dos, sin realmente pretenderlo.

En la Transición Aire-Tierra, estadio en el que nos encontramos, nos tendremos que enfrentar a la secuencia descrita por el cronista. Recibiremos la visita -en nuestro fuero interno, en nuestros pensamientos- de los representantes de las viejas creencias, y lo harán con el único propósito de descubrir la trascendencia de nuestras nuevas declaraciones. Ellos no pueden permitir que alguien, a pesar de lo sincero de sus palabras y de enseñar según la verdad del camino de Dios, ponga entredicho sus propias verdades. Es por ello que, desde la ciudadela anímica que ocupan, tratan de perder a Jesús-Cristo. Su lógica es la siguiente:

Si eres representante del amor que todo lo unifica; si proclamas que todos los hombres somos iguales; si vives en un mundo donde el poder está en manos del emperador, y el reino que anuncias no es de este mundo, ¿debemos pagar tributo al Cesar?; es decir, ¿debemos alimentar nuestra personalidad material? Si nuestra divinidad nos lleva a responder que no debemos pagar tributo al Cesar, o lo que es lo mismo, que no debemos atender las necesidades de nuestra personalidad material, entonces, desconfiemos de esa voz, pues no procede del Padre. La unidad se manifiesta igualmente en el Plano de Acción, donde el Cesar es el poder y el único modo de que esa unidad se cumpla en ese Mundo de separación, es pagando el tributo correspondiente, es decir, vivir en el Mundo Físico pasando desapercibido entre los hombres, pues lo contrario provocaría la división entre ellos y nosotros.

Recuerdo una experiencia en la que pude comprender la trascendencia de este punto. Cuando descubrí el Cristianismo Esotérico, mis creencias comenzaron a cambiar y con ello muchas de mis viejas acciones. Deje de frecuentar lugares donde antaño desarrollaba mi vida social; abandoné amistades que entonces juzgue como poco deseables para mi actual estado espiritual y poco a poco, fui quedándome solo. Al cabo de un tiempo, pude comprender el error que había cometido, pues no era fuera donde debía combatir y superar los viejos hábitos, sino en la fuente donde emanaba el deseo, en mi interior. Hoy, el dominio de esos hábitos me permite alternar con todo tipo de personas, sin que se produzca en mi ningún rechazo de lo que entonces interpretaba como "contraproducentes".
Fijémonos que este punto se recoge en la Transición Aire-Tierra, donde la teoría aún no es práctica; es decir, si queremos cambiar la realidad-autoridad institucional, antes es necesario que el cambio que proclamamos forme parte de nuestras creencias, y para que alcance este punto se hace necesario que se haya conquistado la personalidad emocional. Si no es así, el pretender cambiar el poder establecido nos lleva a hacer uso de la violencia.

¿Cómo actuamos con nuestros enemigos internos, con aquellos hábitos que nos llevan a cometer errores?, ¿los matamos?, ¿los castigamos? Muchos de nosotros, que nos sentimos seres espirituales, seres especiales y mejores que los demás, cuando nuestra consciencia nos enfrenta con nuestras debilidades, actuamos dando muerte a esas energías, nos autocastigamos, y si así lo hacemos, es porque el rigor forma parte de nuestras creencias.
¿Cómo cambiar entonces el poder institucional?
La respuesta nos la da Jesús-Cristo: dando al Cesar lo que le pertenece, y a Dios lo que igualmente, le pertenece.
El podría haber dicho, el único modo de cambiar el mundo viejo, o mejor dicho, el único modo de salvarlo, es “muriendo” en él, pues desde dentro, convirtiéndonos en semilla, algún día crecerá la planta y podremos alimentarnos de un Nuevo Fruto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario