lunes, 18 de enero de 2016

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Libra (II)


CURACION DE UN EPILEPTICO


14 Viniendo a los discípulos, vio a una gran muchedumbre entorno de ellos y a escribas que con ellos disputaban. 15 Luego, toda la muchedumbre, al verle, se quedó sorprendida, y corriendo hacia Él le saludaban. 16 Les preguntó: ¿Qué disputabais con ellos? 17 Uno de la muchedumbre le dijo: Maestro, te he traído a mi hijito, que tiene un espíritu mudo, 18 y dondequiera que se apodera de él, le derriba y le hace echar espumarajos y rechinar los dientes, y se queda rígido; dije a tus discípulos que lo arrojasen, pero no han podido. 19 Les contestó, diciendo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuando habré de soportaros? Traédmelo. 20 Y se lo llevaron. En cuanto le vio, le agitó el espíritu, y arrojado en tierra, se revolcaba y echaba espumarajos. 21 Preguntó a su padre: ¿Cuanto tiempo hace que le pasa esto? Él contestó: Desde la infancia. 22 Muchas veces le arroja en el fuego y en el agua para hacerle perecer; pero si algo puedes, ayúdanos por compasión hacia nosotros. 23 Díjole Jesús: ¡Si puedes! Todo es posible al que cree. 24 Al instante, gritando, dijo el padre del niño: ¡Creo! Ayuda a mi incredulidad.

Tras la transfiguración, y una vez revelados los Trabajos que han de desarrollarse con las energías de Libra, Jesús, “viene a sus discípulos”, es decir, toma de nuevo la dirección de los Trabajos, y se dispone a movilizar a los obreros para la tarea que deben realizar.

En primer termino, y como ha sucedido siempre que se abordan nuevas etapas en el proceso evangélico, aparece la muchedumbre para indicarnos el potencial que tenemos a nuestra disposición para desarrollar la labor. Esa muchedumbre forma parte de una escena que indudablemente nos sitúa en la esfera de Libra pues, como ya hemos tenido ocasión de decir, la disputa no es más que un intento de unificar los diferentes criterios que se tienen sobre la verdad.

Cuando el amor universal penetre en nuestro Yo Mental, en nuestras ideas y pensamientos, a pesar de encontrarnos en plena disputa con todo lo que nos rodea, no podremos evitar el quedar sorprendidos, pues esa esencia llamada amor y encarnada en Jesús-Cristo, nos lleva a comprender, a conocer la unidad. De repente, todo adquiere un nuevo sentido, y si anteriormente teníamos que disputar y luchar para alcanzar la verdad, ahora, esa nueva corriente, nos hace evidente que la verdad está en cada uno de nosotros, lo único que tenemos que hacer es creer.


La Nueva Consciencia de Libra nos llevará a oír la pregunta del Maestro: “¿qué disputabais con ellos?” No pertenecen al nuevo orden el enfrentamiento, las rivalidades, los partidos. Cuando el amor universal penetre en nuestra lógica, dejaremos de interesarnos por todas aquellas actividades en las que el valor intrínseco sea ganar la partida al contrario. Muchos de los deportes que hoy conocemos y que tanto poder de influencia está ejerciendo en el mundo, dejarán de tener sentido, pues no será rentable dejarse meter goles en su propia meta. Otros juegos y otras distracciones vendrán a sustituir a los que ahora ganan nuestro interés, y todos ellos tendrán un denominador común, el lograr que el otro encuentre la felicidad, pues alcanzándola él, la alcanzaremos nosotros también.
Cuando estudiábamos el capitulo V, y veíamos los Trabajos de Cáncer, tuvimos ocasión de analizar el significado de la curación de la hija de Jairo. En esta nueva ocasión, esa misma circunstancia se repite, aunque los motivos de la enfermedad son diferentes. En este pasaje se trata del hijo de uno de los componentes de la muchedumbre. Esta descripción nos lleva a pensar que estamos ante un Elemento de características masculinas como el Fuego, donde se esta movilizando el impulso de la voluntad en el terreno del pensamiento. La obra de esa voluntad mental se encuentra poseída por un espíritu mudo. Los que han estudiado profundamente los evangelios, han querido ver en esta enfermedad las características de la epilepsia. Sin embargo, indistintamente de que puedan estar en lo cierto o no, lo que en verdad es importante, es el dato que introduce el cronista al describirnos la peculiaridad del espíritu poseso, era mudo. No nos dice que era impuro, como en otras ocasiones, relacionándolo con los Trabajos emocionales, sino que se refiere a una cualidad propia del Elemento Aire, la capacidad de utilizar el poder creador del Fuego, a través del Verbo, de la Palabra.

Ese espíritu mudo que le posee está encarnando el tipo de energía que se ha utilizado en un ciclo anterior. Para poder hablar, es necesario utilizar la mitad de la energía creadora. Cuando hacemos mal uso de estas energías, la voz se distorsiona y podemos perder la capacidad para emitir sonido. El hombre actual, no es consciente de la gran responsabilidad que tiene a la hora de hacer uso de la palabra. De la comprensión de su naturaleza espiritual depende, en gran medida, la calidad de la verdad que exprese. Si no es consciente de la unidad que mueve el universo, su palabra servirá a la verdad del mudo, a lo irreal, a lo ilusorio; mientras que si ha descubierto los hilos que unen a todas las criaturas con el creador, su palabra será vivificadora y elevará las consciencias de aquellos que la reciben.

El hombre de hoy día, sumido en su ignorancia, habla y habla malgastando el poder creador en no crear nada. El hombre de hoy día, es una “generación de incrédulos”, pues aún utilizando las herramientas del pensamiento se niega a creer en la verdad; prefiere continuar en sus falsas creencias que le mantiene cautivo de la idea de separación con respecto a Dios, creyendo tan solo en lo que ve y palpa. Niega una y otra vez la verdadera existencia.

Esta humanidad tiene a su “hijo-obra” enfermo, poseído por el espíritu mudo, pues es incapaz de pronunciar la Palabra de Verdad. Aquellos que hablan sin decir nada, están mudos; el poder de la Palabra genera campos de energías que influyen en nuestros actos. Cuando estemos expresando palabras que hablen de la verdad, todos percibirán en un estado u otro que esa palabra tiene fuerza, que procede del Mundo del Espíritu.

Si se nos ha dotado de un Cuerpo Mental para que comprendamos los Misterios de la Obra Divina, y nuestros pensamientos siguen sin creer, es lógico, que Aquel que ha venido para alumbrarnos el Camino y redimirnos de nuestras "culpas", diga: ¿Hasta cuando tendré que estar con vosotros? Y ¡ojo!, que no dice, “en vosotros”. No es lo mismo estar con, que estar en. Lo primero expresa una condición a conquistar, lo segundo una conquista realizada. Si la humanidad, a nivel colectivo, y nosotros a nivel individual hubiésemos conquistado la consciencia integral del Cristo, entonces sí estaría con nosotros, pero esto aún no ha sido logrado, y mientras lo hacemos o no, el Espíritu de Cristo deberá permanecer prisionero de la Tierra, de nuestras debilidades.

Pero cuando nos acercamos a Jesús-Amor no dudamos, debemos creer, pues en esta actitud esta el Poder.

Mientras que Jesús recorría las Aguas de Cáncer-Escorpio y Piscis, la actitud que había que desarrollar era la fe, pues esa fe significaba el amor incondicional hacia el Padre. Ahora en el nuevo Elemento, la fe, se convierte en creer. Las creencias construyen el mundo. Si no creemos, ¿qué mundo hemos construido? Creer, es la dinámica del Aire. Creer es conocer, y cuando se tiene conocimiento, debemos utilizarlos para edificar la verdad, una verdad que sea visible para todos. Cuando gritemos ¡creo!, y pidamos al Maestro que nos ayude en nuestra incredulidad, entonces se producirá la salvación de nuestra Obra.

25 Viendo Jesús que se reunía mucha gente, mandó al espíritu impuro, diciendo: Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando, sal de él y no vuelvas a entrar más en él. 26 Dando un grito y agitándole violentamente, salió; y quedó como muerto, de suerte que muchos decían: Está muerto. 27 Pero Jesús, tomándole de la mano, le levantó y se mantuvo de pie. 28 Entrando en casa a solas, le preguntaban los discípulos: ¿Por qué no hemos podido echarle nosotros? 29 Les contestó: Esta especie no puede ser expulsada por ningún medio si no es por la oración.

La impureza de pensamiento nos lleva a caer en posesión de un espíritu-voluntad que no posee las cualidades positivas del Aire, la capacidad para hablar y para oír.

El Aire nos lleva a ese aprendizaje, es decir, a utilizar la palabra y a oír-comprender la palabra, y lo hace a través de las relaciones humanas. Cuando el amor penetra en nuestros pensamientos, ya hemos dicho que no podemos actuar ajenos a los demás, pues no podemos ignorarlos si reconocemos que somos partes de ellos.

Para conseguir expulsar a ese espíritu impuro alimentado por nuestros malos pensamientos, lo único que tenemos que hacer es utilizar la oración, es decir, tenemos que adquirir los poderes del Aire, pues este nos permitirá comunicarnos con nuestro Padre que está en el Fuego. Orar es eso, hablar con nuestro Yo Superior; con nuestro Ser Divino. En ese dialogo estaremos descubriendo nuestra verdadera identidad y ya no podremos hacer daño a nivel mental, ni hacer un uso indebido de la Palabra Creadora.

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