domingo, 17 de enero de 2016

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Libra (I)



1Y les dijo: En verdad os digo que hay algunos de los aquí presentes que no gustaran la muerte hasta que vean venir en poder el reino de Dios.

Podría dar motivos a confusión este pasaje si no se comprendiese que las palabras de Jesús van dirigidas al hombre-Aire, al hombre-Libra. ¿Qué debemos entender con el poder del reino de Dios?
En astrología, el poder se relaciona con los signos de Tierra, en especial con Capricornio, la voluntad ejecutiva del zodiaco. La razón de esta correspondencia debemos entenderla en términos de evolución y desarrollo de la energía, que nace como semilla en el Fuego alcanzando su madurez en la Tierra. Por lo tanto, mientras que refiriéndonos al Elemento Primordial -Fuego- hablamos de aspirante, de aprendiz, cuando tratamos con el elemento Tierra estamos describiendo al Maestro, al Poder.
Si aceptamos esta idea como válida, diremos que el poder del reino de Dios vendrá cuando Jesús-Cristo, su Hijo, su Obra, alcance la región de los signos de Tierra, es decir, cuando el Amor Universal penetre en el Mundo de Acción, convirtiéndose en Obra, muriendo en los actos.
Decíamos al comienzo de este punto, que el mensaje de Jesús iba dirigido al hombre-Libra; es decir, al hombre que Trabaja con el Elemento anterior a la Tierra; es por ello, que les anuncia que “gustarán la muerte”, puesto que aún no se encuentran en la fase de materialización correspondiente al próximo Elemento. Aquellos que le sigan hasta Malkuth-Tierra, si morirán cuando “vean venir en poder el reino de Dios”; es decir, si actuarán convirtiendo sus pensamientos, impregnados de la Nueva Consciencia, en actos.
Debemos saber, conocer, cuando nos encontramos en el Aire. El propósito de este Elemento es, realmente, hacernos comprensible nuestro Trabajo Humano. Cuando Jesús-Cristo penetre en nuestro Cuerpo Mental se producirá ese encuentro en el que nos revelará cual ha de ser la meta que debemos perseguir. Esta función debemos adoptarla igualmente nosotros en nuestro comportamiento humano, es decir, debemos estar dispuestos para convertir en Obras nuestras ideas, nuestros pensamientos, pues ese es el verdadero poder de nuestro Yo Espiritual.

2 Pasados seis días, tomó Jesús a Pedro, a Santiago y a Juan, y los condujo solos a un monte alto y apartado y se transfiguró ante ellos. 3 Sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como no los puede blanquear lavandero sobre la tierra. 4 Y se les aparecieron Elías y Moisés, que hablaban con Jesús.

Si tuviésemos que describir alegóricamente el Plano de Formación, llamado igualmente Mundo Etérico, no podríamos mejorar el contenido de este pasaje.

En primer lugar, nos revela que han pasado seis días También podría haber dicho, han pasado seis signos para alcanzar la morada de Libra. Estos seis signos corresponden al Elemento Fuego -Aries, Leo, Sagitario-, y al Elemento Agua -Cáncer, Escorpio, Piscis-. Jesús toma una iniciativa nada mas penetrar en la nueva tierra de Libra, toma a tres de sus Obreros, manifestando de este modo la fase donde se ha de realizar los Trabajos, en la fase tercera-Vav, la que se corresponde con el Aire.

Estos elegidos son Pedro-Capricornio, Santiago-Sagitario y Juan-Piscis, y no son ellos por un motivo casual, no se trata de una elección a ciegas y caprichosa, ni tampoco lo echó a suertes. El tomó a estos representantes, pues con ello quería transmitirnos un modo de proceder, un modelo de comportamiento, una lección.

Si nos percatamos, el Elemento ausente es el Aire, pero realmente esta ausencia es tan solo aparente, puesto que el impulso Crístico, la Nueva Consciencia, se encuentra precisamente en la tierra del Aire, alimentándose de ella. Escoger a Capricornio, Sagitario y Piscis, permaneciendo en el Aire, significa contar con todas las energías disponibles para adquirir una consciencia unitaria de la Obra.

En efecto, la labor de Libra ha de llevar a la consciencia a contemplar la armonía y la unidad pero, para que esta unidad sea completa, debemos estar en posesión de una representación de cada Elemento, solo así se manifestará el Ser Completo, el Ser Integral y Uno.

Una vez que Jesús toma consciencia de sus poderes, se dirige a un “monte alto y apartado”, es decir, no utiliza esos poderes para realizar una obra material, no se encuentra aún en esa fase de su recorrido, sino que se eleva, busca la elevación de la consciencia, pues en verdad, de lo que se trata, es de dar un nuevo avance en el proceso evolutivo.
Con ello, Jesús, nos está describiendo algo muy importante, la penetración en el Mundo de Formación, o lo que es lo mismo, la purificación del Cuerpo Etérico nos permitirá elevarnos por encima de lo mundano. Esto es una gran verdad, y para comprender mejor lo que decimos, tendríamos que conocer las funciones de las cuatro regiones en las que se divide el Mundo Eterico-Vital. Diremos, para facilitar la comprensión, que cada una de estas regiones está estrechamente unida a cada uno de los Cuatro Planos-Mundos donde se manifiesta la consciencia. La Región del Éter Químico, esta relacionada con los Trabajos del Cuerpo Físico y con el Elemento Tierra; la Región del Éter Vital, esta relacionado con los Trabajos propios del Cuerpo Vital; la Región del Éter Luminoso, relacionado con los Trabajos del Cuerpo Emocional y la Región del Éter Reflector, relacionada con los Trabajos del Cuerpo Mental.


Si el Cuerpo Etérico no existiese, la comunicación entre los vehículos superiores y el Cuerpo Físico no sería posible, o lo que es lo mismo, la vida a nivel material no existiría. Por lo tanto, debemos entenderlo como un canal de comunicación, como un puente de enlace de vital importancia para la manifestación del Espíritu en el Cuerpo y para el trasvase de experiencias desde los niveles materiales al espiritual.


Al Cuerpo Vital también se le conoce con el nombre de Doble Etérico, pues sencillamente es un envoltorio de energía, igual al Cuerpo Físico, de tal modo, que los videntes lo ven envolviendo al Cuerpo Material, y su visión les lleva a describirlo como un Cuerpo luminoso y energético.

Hoy día, la cámara Kirliam permite, científicamente, demostrar la existencia de dicho Cuerpo, y en un próximo futuro, la medicina y la propia ciencia, utilizará dicho envoltorio para trabajar sobre las enfermedades y los procesos evolutivos de la consciencia.
En ese monte alto y apartado se transfiguró ante ellos. ¿Qué significa realmente esa transfiguración?

Hemos visto, a lo largo de los capítulos que hemos ido estudiando, como la consciencia, al penetrar en cada Elemento, se manifiesta con un potencial determinado. En el Fuego, los Trabajos nos llevaban a convertirnos en sembradores, es decir, en los iniciadores de un nuevo impulso; en el Agua, la labor se orientaba hacia los Trabajos de orden interno, donde nos veíamos en la tarea de arrojar los espíritus impuros y a derramar el amor con el propósito de curar. Ahora, en el Aire, se produce una nueva experiencia que podríamos describir como la visión real de quienes somos, esto es, la evidencia completa de nuestro Ser.


Ya hemos adelantado en otra parte de esta enseñanza, como los Trabajos de Libra nos llevan a la búsqueda de nuestra parte interna a través de los demás. Esta búsqueda no es consciente, sino que nos inclinamos hacia personas en las que nos vemos complementadas. Hasta tal punto es esto así, que si nos unimos a ellas formaremos una sola unidad. En efecto, el hombre en su actual proceso evolutivo, posee una consciencia dividida, y mientras que se identifica conscientemente con una parte de esta, la otra cara permanecerá en el lado llamado inconsciente, el cual, al formar parte del otro-yo, lo reconoceremos en la expresión de los demás.


La unión entre dos personas, es decir, el Sacramento del Matrimonio, tiene como objetivo fundamental acercarnos a nuestro Yo inconsciente, para que integrándolo en nuestra consciencia nos convirtamos en un Ser Completo.

Jesús ya ha conquistado esa unidad interior, no necesita del encuentro con el otro-yo para llevar a su consciencia este estado de integridad. Dado que Libra-Cuerpo Etérico Trabajan en el mismo Plano, el de Formación, podemos decir, que será en el Cuerpo Eterico-Vital donde descubriremos la naturaleza del Yo inconsciente. Ahora bien, cuando en nosotros, al igual que en Jesús, se han producido los Trabajos de Armonización, ocurrirá que, para darnos a conocer en nuestra totalidad, debemos mostrarnos con el Cuerpo resplandeciente y blanco, esto es, en el Cuerpo Etérico, llamado por Max Heindel -fundador de la Orden Rosacruz de California-, como Vestido de Bodas.


Ese vestido no es material, no puede blanquearlo ningún lavadero, tan solo nosotros con nuestros hábitos podremos modificarlo. Ya hemos visto la relación entre éter y cuerpo. Si el Cuerpo Vital en su conjunto depende de los materiales que utilicemos con el resto de los Vehículos, es decir, depende del uso que hagamos de nuestra voluntad, de nuestros deseos y pensamientos, diremos que cuanto más puras sean las energías, más resplandecerá el Cuerpo.


Es conveniente conocer la relación que existe entre este Plano que estamos estudiando, los signos de Aire y el Cuerpo Mental concreto, pues así, comprenderemos mejor los Trabajos que hemos de realizar con relación a esta dinámica.

Recordemos que, en el primer Día de la Creación, el Elemento activo fue el Fuego, y la humanidad en su conjunto adquirió, en estado potencial, el Átomo-Germen del Cuerpo Físico-Vital. En el segundo Día de la Creación, el Elemento activo fue el Agua, y la humanidad recibió, en estado potencial, el Átomo-Germen del Cuerpo de Deseos. En el tercer Día de la Creación, el Elemento activo fue el Aire, y la humanidad adquirió, en estado potencial, el Átomo-Germen del Cuerpo Mental. Llegados al cuarto Día de la Creación, el Vehículo adquirido en la fase Yod, la del primer Día, el Físico-Vital, ha madurado hasta convertirse en el Cuerpo más organizado, de ahí que este sea el que mejor dominemos. En cada Día de la Creación, encontramos Siete Rondas, representando cada una de ellas, a los Siete Días de la Creación. En la actualidad, estamos al final de la cuarta Ronda de ese Cuarto Día, y estamos penetrando en los Trabajos de la quinta. A partir de ese momento, el Cuerpo Vital ira adquiriendo protagonismo y se convertirá en un vehículo utilizado y conocido, igual como ahora lo es el Cuerpo Físico.


En el quinto Día, cuando la evolución nos sitúe de nuevo en Plano de Formación, el Cuerpo Físico habrá desaparecido, y evolucionaremos con el Etérico, el Cuerpo Energético. Entonces los Trabajos nos orientarán hacia la perfección del Cuerpo Emocional y utilizaremos la energía del Aire, es decir, la mental para llevar a cabo el control definitivo de este vehículo.

Jesús, al transfigurarse, nos está mostrando su Cuerpo Etérico, y concretamente su Éter Reflector, donde se encuentra una copia exacta del Mundo Mental Superior, morada de los Archivos Akásicos. En ese Éter Reflector, se tiene acceso a la memoria de vidas pasadas; en él, se refleja las diferentes existencias que nos han precedido, y aquellos que se comunican con dicha región, pueden ver imágenes de las personalidades que hemos encarnado en otros presentes.


La crónica nos describe que se aparecieron Elías y Moisés. Si aplicamos lo que hemos dicho, comprenderemos que no se trata de ninguna alegoría, sino más bien de una realidad experimentada en las Regiones Superiores del Mundo Etérico, en el Éter Reflector de Jesús, Elías y Moisés, hacen referencia a personalidades encarnadas en otros procesos evolutivos; describen la evolución seguida por el Maestro hasta alcanzar la condición actual.

Igualmente podemos leer en este mensaje, la evolución seguida por el elemento Aire en anteriores periodos de Manifestación. Ya sabemos, que la evolución sigue un ciclo en espiral, y aunque pasemos repetidas veces por la instancia Libra, depende del nivel del ciclo, para que la llamemos Elías, Moisés o Jesús.


5 Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: Rabbi, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, una para Moisés y una para Elías. No sabia lo que decía, porque estaban aterrados.

No podemos olvidar que Pedro es el Maestro constructor. Él es el experto en el Mundo Material; es el símbolo de la sabiduría que se extrae de la propia experiencia, y nadie más que Él sabe, si lo que esta pasando es una ilusión, o una profunda verdad. “Rabbi, bueno es estarnos aquí”, es decir, sus palabras revelan un sincero reconocimiento de lo que está sucediendo. Quedarse en ese lugar, es el Trabajo de esa hora, pues lograr montar una tienda para cada una de las personalidades encarnadas por la consciencia, es lo mismo que comprender la individualidad que expresa cada una de ellas. Es bueno que sepamos quiénes somos, y para saberlo, debemos permanecer en ese estado de transfiguración, de revelación de nuestro Yo inconsciente. Para lograrlo hay dos caminos, el de la proyección en los demás, es decir, la vía hasta ahora utilizada por la gran mayoría de los seres humanos, o como lo ha logrado Jesús, una vez que hemos aprendido a respetar la ley, después de encarnar como Elías y Moisés, una vez integradas las dos polaridades, actuar en estado de unidad, pues si así lo hacemos, estaremos dándonos por completo, íntegros, en cada uno de nuestros actos y manifestaciones.

La purificación del Cuerpo Etérico es de gran importancia. Si potenciamos los Éteres inferiores, el Químico, con la alimentación grosera, y el Vital, con el uso del sexo, en detrimento de los Superiores, el Luminoso y el Reflector, no tendremos más remedio que vivir externamente la complementación, el encuentro con la unidad. Ahora bien, si dominamos nuestros hábitos y blanqueamos el Vestido de Bodas a base de repetir el amor en nuestros pensamientos, deseos y acciones, entonces conquistaremos un Vehículo que nos permitirá elevarnos a lo más alto y expresar nuestra unidad.


7 Se formó una nube que los cubrió con su sombra, y se dejó oír desde la nube una voz: Este es mi Hijo amado, escuchadle.

La voz de Kether, el Padre, se hace oír a través de Binah, su Rostro exteriorizador, regente del Plano de Formación y del Elemento Aire. Es por ello, que por primera vez se oye su voz, para anunciar al portador de su esencia, el Amor Universal. “Este es mi Hijo amado, escuchadle”. Sin duda, ese es el mandato que todos debemos oír cuando Trabajamos en el Aire. “Escuchadle”... es importante que seamos capaces de hacernos oír. En Libra comienza la andadura de llevar la verdad a los demás, haciendo uso del pensamiento, de la palabra, del conocimiento. Esa verdad, no es otra que el reconocimiento de la unidad entre todos los seres, la rectificación del criterio que nos mantenía compartiendo la visión de separación con respecto a Dios.

8 Luego, mirando en derredor, no vieron a nadie con ellos, sino a Jesús solo. 9 Bajando del monte, les prohibió contar a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del Hombre resucitase de entre los muertos.

En Libra tan solo recibimos un anuncio de los Trabajos, para que nuestros obreros tomen consciencia de la labor que deben completar. Vemos a Jesús, con una actitud muy escrupulosa, advirtiendo a sus seguidores que no hablen de aquella experiencia, que la guarden para cuando Él resucite de entre los muertos. En verdad, debemos entender, que la vida de Jesús es un camino Iniciático y no podemos anticipar etapas para las que no estamos aún preparados.


Ya hemos visto que actualmente nos encontramos en el Cuarto Día de la Creación, donde los Trabajos que debemos realizar están estrechamente relacionados con la conquista del Plano Material y con el Cuerpo Físico. No podemos caer en la tentación de pretender vivir en el Cuerpo Etérico superior, cuando aún permanecemos en esta vibración física.

Esto no quiere decir que no Trabajemos con el propósito de trascender los Éteres y poder así establecer una comunicación más clara y diáfana con nuestro yo Superior. Ese es precisamente el mensaje que nos enseñó Jesús, a conectarnos conscientemente con el Ego, para que comprendamos mejor nuestra labor. “Este es mi Hijo amado, escuchadle”, es lo mismo que anunciar, que debemos dejar limpios los Éteres para que la Voluntad del Padre-Ego se manifieste en su Hijo-Amor.


Cuando Jesús resucite de entre los muertos, si podremos testimoniar de su transfiguración, es decir, cuando el amor nos lleve a trascender el Mundo de la división con el que nos encontramos identificados, cuando ese amor, tras morir en las acciones de cada día, resucite, es decir, nos haga reconocer la Nueva Consciencia tras ser vivida y experimentada, entonces, estaremos capacitados para conocer lo que ocurrió en el monte de la transfiguración, pues habremos adquirido el Vestido de Bodas por nuestros propios méritos, y estaremos en condiciones de Trabajar conscientemente en el Mundo Etérico


Por otro lado, cuando Jesús abandone su Cuerpo Físico, su próxima manifestación será con su Cuerpo Espiritual, cuyo nivel más inferior son las regiones superiores del Cuerpo Vital. Él, en el punto del camino en el que se encontraba, no podía permanecer constantemente en sus Cuerpos Superiores, pues los demás no le verían. Él debía continuar prisionero del Mundo Físico, y ello le lleva a pedir a sus obreros más representativos que no dijesen nada hasta que su Obra no hubiese culminado.


10 Guardaron aquella orden, y se preguntaban que era aquello de “cuando resucitase de entre los muertos”. 11 Le preguntaron diciendo: ¿Cómo dicen los escribas que primero ha de venir Elías? 12 Él les dijo: Cierto que Elías, viniendo primero, restablecerá todas las cosas; pero, ¿cómo está escrito del Hijo del hombre que padecerá mucho y será despreciado? 13 Yo os digo que Elías ha venido ya y que hicieron con él lo que quisieron, como de él esta escrito.

La inmadurez de sus obreros nos hace pensar en las dificultades de integrar la Nueva Consciencia en los viejos preceptos. La influencia del antiguo orden propio de los escribas, nos revela los obstáculos que vamos a encontrar en la conquista del Mundo del Pensamiento con el propósito de adoptar en él la Nueva Consciencia. Para los escribas que llevamos dentro, la creencia en que primero ha de venir Elías, les lleva a dudar de la presencia de Jesús. Elías está representando el logro espiritual que debió adquirirse en un estadio anterior a Jesús. Sin embargo, nadie se ha percatado de que Elías, la consciencia llamada Elías, ya pertenece al pasado; ya tuvimos ocasión de recibir su mensaje, de integrarlo en nosotros y de actuar fieles a él. Ya tuvimos ocasión de hacer con Él lo que quisimos. Ahora, no se trata de continuar esperándole, pues su tiempo ya pasó; ahora el que ha de venir es otro impulso nuevo llamado Jesús


En nosotros todos se encuentra esa tendencia llamada Elías, y muchas veces, esperamos que sea esta la que venga a nuestra consciencia. Antes de dar protagonismo a la nueva creencia recurrimos al rigor, pues pensamos que este nos liberará, pero ya corren otros tiempos y no necesitamos que Elías renazca en nosotros pues, ese Elías, se ha encarnado nuevamente en Jesús.

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