lunes, 11 de enero de 2016

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Transición Agua-Aire (II)


LOS FARISEOS PIDEN UN PRODIGIO DEL CIELO

10 Subiendo luego a la barca con sus discípulos, vino a la región de Dalmanuta; 11 y salieron los fariseos, que se pusieron a disputar con Él, pidiéndole, para probarle, señales del cielo. 12 Él, exhalando un profundo suspiro, dijo: ¿Por qué esta generación pide una señal? En verdad os digo que no se le dará ninguna; 13 y dejándolos subió de nuevo a la barca y se dirigió a la otra rivera.

Tras tomar consciencia de los poderes adquiridos en la tierra de Piscis, el alma Crística, continúa su travesía con el propósito de alcanzar la nueva orilla que le aguarda en su proceso evolutivo. Para ello, sube de nuevo en la barca, acompañado de sus obreros, pues este vehículo le permitirá realizar sin tropiezo el viaje que le llevará a su destino. Esa barca, en el lenguaje simbólico, es el Cuerpo Emocional que nos ha de permitir cruzar el ancho mar del Mundo del Deseo. Todos debemos construirnos esa barca y debemos hacerlo con los mejores materiales posibles, para no zozobrar en manos de las aguas enfurecidas, por las pasiones.

Gracias a esa barca, Noé pudo salvar la evolución de la humanidad de perecer ahogada por las Aguas del Diluvio. En esa barca se encuentran parejas de todas las especies animales, pues estas criaturas están representando nuestra naturaleza animal-emocional. Gracias a una de estas especies, la paloma -la que sin duda nos habla de una capacidad anímica emocional muy cercana al pensamiento, pues sus cualidades le permiten volar por encima de lo mundano-, el espíritu logra llegar a una nueva tierra donde una rama de olivo le anuncia las características que ha de encontrar en ella, la esencia del amor.

El Transito del Agua al Aire, ha quedado registrado en los Textos Sagrados por varios pasajes. Uno de ellos está protagonizado por Noé y el diluvio universal. Meditar sobre esta historia sagrada, nos llevará a comprender las peripecias del alma humana por sobrevivir, por adaptarse, al proceso evolutivo.

Volviendo al punto donde habíamos dejado nuestro estudio, diremos que estamos recapitulando esa secuencia del Antiguo Testamento, aunque el protagonista en esta nueva versión del Transito Agua-Aire, es Jesús. Mientras que Noé representaba al alma humana recibiendo un nuevo Vehículo -el Mental-, Jesús, con su magisterio, viene a dar un nuevo impulso a ese Cuerpo, es decir, al haber culminado los Trabajos en las diferentes Iniciaciones, Fuego, Agua, Aire y Tierra, está en condiciones de transmitirnos el Poder que ha de permitirnos realizar por nosotros mismos esos mismos logros.

Con Jesús, el diluvio no se manifiesta como aguas enfurecidas; su barca ya no custodia las distintas especies de animales, pues su Cuerpo Emocional ya ha madurado y se ha sublimado, posibilitando la presencia de los doce discípulos, sus obreros, su Fuerza Emocional. Podemos considerar que la barca que hemos de construir para lograr superar el tránsito de las emociones, es nuestro hogar emocional, y ¿acaso el hogar de nuestras emociones no se encuentra en el Cuerpo de Deseos?

Nos dice el cronista, que llegaron a la región de Dalmanuta. ¿Qué representa esta nueva instancia espiritual, esta región, con relación al proceso en el que nos encontramos?

Lo primero que nos sugiere la intuición, es que debe tratarse de una tierra relacionada con el nuevo Elemento, el Aire. La consciencia está abandonando la región de Piscis, y se acerca a una nueva, llamada Dalmanuta.

Utilicemos los conocimientos cabalísticos y analicemos ese nombre, aplicándole el alfabeto hebreo. Las letras que lo componen, son el Daleth, el Lamed, el Mem, el Noun y el Teith. Haciendo una síntesis del conjunto de estas letras sagradas, observamos, que la primera letra-Fuerza es el Daleth, que corresponde astrológicamente al tránsito del Fuego al Agua, o lo que es lo mismo, la Voluntad divina penetra en las emociones, despertando la consciencia al amor. Con el Daleth nos adentramos en el Agua, y dan comienzo los Trabajos con el Cuerpo de Deseos. Esa Voluntad Emocional siembra su semilla en el Lamed, morada donde se persigue materializar las energías para hacer tangible la Verdad. El Lamed, está representando, al igual que el Daleth, el proceso de transición entre Elementos; en esta ocasión, se trata del Aire a la Tierra, entendiendo con ello la necesidad de convertir, en obras concretas, lo elaborado por el pensamiento.

Uniendo el Daleth y el Lamed, estamos fusionando los Cuatro Elementos, Fuego, Agua, Aire y Tierra, aunque en verdad, el Agua y la Tierra predominan. Por lo tanto, diremos que el Propósito de esta unión es materializar el amor, llevarlo hasta sus últimas consecuencias, pues de esa unión debe nacer, y crecer, una nueva realidad.

Tanto el Mem, como el Noun, representantes ambos de signos de Tierra -Capricornio y Tauro -respectivamente-, nos revelan que esa voluntad-Daleth, de hacer crecer el propósito de amar, tomará cuerpo, se hará carne y dará frutos, y como resultado de ese proceso de maduración, aparece en fase final la nueva conquista, el Teith, es decir, el signo de Libra.

Podríamos resumir, que naciendo como un impulso por lograr el dominio del Amor, cuando este se convierte en Obra, aparece una nueva virtud, en la que la nueva identidad es: Yo soy los demás.

Dalmanuta, es esa tierra que ha de conducirnos a las puertas del nuevo Arquetipo, del nuevo Elemento, donde los Trabajos nos exigirán enfrentarnos a nosotros mismos viéndonos reflejados en los demás –Libra-, a niveles convencionales, es el Otro, el que oponiéndose a nuestras iniciativas -Aries- complementa nuestra vida, nos conduce a la unidad.

El Aire, en su primera etapa, la de Libra, se convierte en el terreno de disputas, y verdaderamente, esta región es más propicia para los fariseos, pues al representar el antiguo orden, las rígidas leyes, está manifestando la correspondencia con Binah, el regente del Elemento Aire. Es por ello, que nada más llegar Jesús a esta tierra, los fariseos -antiguas ideas- el viejo Cuerpo Mental, se pusieron a disputar con Él. Le pedían, para probarle, señales del cielo. Es lógico que esto sea así, aún no estamos plenamente en la región de Libra; nos encontramos en una zona limítrofe entre el Agua-Piscis y el Aire-Libra, y los representantes de este último Elemento necesitan recibir un mensaje del anterior mundo, el Emocional, al que en terminología esotérica se le conoce como Cielo.

El Aire-Pensamiento es la ciencia de nuestros días. Todo debe ser demostrado para ser aceptado por la mente. La fe se deja en el olvido; forma parte de algo indemostrable, de un mundo interno y oscuro que no se comprende. Estos son los argumentos del Aire en relación con el Agua.

El Aire está regido por la fase Vav del proceso creativo, la que se encarga de los Trabajos de Exteriorización. La mente-Aire necesita que toda la energía se manifieste externamente para así poder probar su condición.

Pero el Amor –Jesús-, exhala un profundo suspiro, pues reconoce que la generación que está activa no necesita de señales, pues tiempo han tenido las antiguas generaciones, es decir, en anteriores procesos evolutivos, de recibir señales, anécdotas, símbolos concretizados, y a pesar de ello no han creído. Esta situación es muy conocida por el hombre viejo que aún todos llevamos dentro. Necesitamos señales del cielo, es decir, del Mundo del Deseo, del mundo invisible, para creer en la existencia del Padre y de todas las criaturas que evolucionan en los Planos Superiores al Físico.

A lo largo de nuestra evolución, hemos tenido la oportunidad de recibir muchas señales a nivel físico de nuestra condición divina, pero ni aún así, hemos despertado nuestra consciencia al amor. Ahora, ese amor aparece por nuestra vieja tierra, pues necesitamos de un aliento fresco y renovador, y le pedimos que haga un milagro para que creamos en Él.
Sin embargo, es el momento de alcanzar otro nivel de consciencia, y para ello, se hace necesario que nos acerquemos a Él sin exigir su materialización. Todos debemos aplicarnos esta lección, pues es fácil reconocer, en el aspirante a la luz, un ansia insostenible por despertar su visión a los Mundos Espirituales, ya que ello le llevaría a creer más de lo que cree. Detrás de este afán, existe oculto un falso deseo por satisfacer a su personalidad material. Es la hora de quitarnos las vendas y de potenciar nuestro corazón realizando obras de amor. De este modo, sentiremos y viviremos en el Cielo, y no necesitaremos ninguna señal de él.

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