jueves, 7 de enero de 2016

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Piscis (II)

LA VERDADERA PUREZA

14 Llamando de nuevo a la muchedumbre, les decía: Oídme todos y entended: 15 Nada hay fuera del hombre que entrando en el pueda contaminarle; lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. 16 El que tenga oídos para oír, que oiga.

Todos en verdad, tenemos oídos, sin embargo, pocas veces los utilizamos para permitirles que realicen la función para la que han sido diseñados: Oír.

Oír, no es simplemente recibir una información; la capacidad auditiva nos permite tomar consciencia de las cosas. Parémonos un momento para reflexionar sobre lo que hemos dicho. Cuando alguien nos habla, ¿somos verdaderamente conscientes de lo que nos dice, o simplemente escuchamos? Si supiésemos oír, entonces comprenderíamos que la energía que acabamos de recibir por la palabra del emisor, es creadora, que cada pronunciación es una fuerza viva que nos transmite la calidad de luz que hay depositada en ella. Cada frase no es tan solo un mensaje, sino que también es una enseñanza; por ello, es muy importante el saber oír.

Muchas veces necesitamos que nos repitan una y otra vez las mismas cosas. Cuando esto nos ocurre, está revelándonos, que somos duros de oído; no queremos tomar consciencia de lo que tenemos que aprender.

Recuerdo en estos momentos, mis propias experiencias con relación al tema que estamos tratando. Cuando desperté al mundo espiritual, mi cuerpo emocional estaba agotado de tanto experimentar en las bajas regiones del Mundo del Deseo. Para mí, encontrar la Luz fue como tomar una bocanada de aire cuando estaba a punto de ahogarme. La transformación de mi consciencia me llevó a identificarme con todo aquello que indudablemente iba a ayudarme a encontrarme mejor y a evolucionar más aceleradamente. Una de las medidas más rigurosas que adopté ante mi propósito de purificación, fue abandonar la dieta carnívora por una vegetariana; así mismo, dejé de fumar y de beber alcohol. Aquello me hacía sentir mejor, pero no me percaté de que yo era el único que me sentía bien, pues mi familia, al no comprender aquel cambio, al no encontrarse a mi nivel de consciencia, no entendía mi modo de actuar, lo que nos llevó a problemas de comunicación y de entendimiento. Yo, que buscaba la paz, tan solo logré hallar la guerra; yo, que creía estar muy alto, pronto descubrí que estaba realizando el vuelo de Icaro, y que debía bajar por mi propia voluntad, no llevando a situaciones extremas mis ideales.

Así comprendí, pude oír, que las voces de los demás me hablaban de amor y no de traición, como yo las estaba interpretando. Hoy mi alimentación es vegetariana, pero ya mi comportamiento no genera rechazo, sino todo lo contrario.

17 Cuando se hubo retirado de la muchedumbre y entrado en casa, le preguntaron los discípulos por la parábola. 18 Él les contestó: ¿También estáis vosotros faltos de sentido? No comprendéis -añadió, declarando pues todos los alimentos- que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede contaminarle, 19 porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y es expelido en las letrinas. 20 Decía pues: lo que del hombre sale, eso es lo que mancha al hombre, 21 porque de dentro del corazón del hombre, proceden los pensamientos malos, las fornicaciones, los hurtos, los homicidios; 22 los adulterios, las codicias, las maldades, el fraude, la impureza, la envidia, la blasfemia, la altivez, la insensatez. 23 Todas estas maldades, del hombre proceden y manchan al hombre.

Ya hemos comprobado, que no es fácil navegar en las Aguas de los Deseos sin correr el riesgo de naufragar en cualquier momento. No podemos olvidar que nos encontramos en la dinámica de Piscis, donde las emociones salen al exterior con una gran fuerza intentando conquistar el mundo material. Todo nos seduce en esta etapa y debemos hacer grandes esfuerzos para no dejarnos llevar por los instintos y pretender presentar como bueno aquello que esta "podrido".

En Piscis, no podemos asegurarnos de entender lo que oímos. Distinguir la Luz verdadera, en un mundo donde todos tratan de brillar, no resultará fácil. Jesús, tiene que explicar con más detalle lo que ha querido decir con su parábola. El amor está dispuesto a bajar el tono de su luz para conseguir penetrar en nuestro corazón y con ello despertar nuestra consciencia al nuevo latido espiritual.

Él nos revela que la impureza no está en lo que comemos, sino en el deseo que nos lleva a comerlo. Si en nosotros hay pasión y falta de amor por los seres vivos, entonces, no tendremos escrúpulos para matar a un animal y alimentarnos de él. Somos totalmente indiferentes a su dolor, a su evolución. Ahora bien, distinto es no desear matar, no tener necesidad de alimentarse de la carne de un hermano menor, y verse en la situación en la que, ineludiblemente, se tenga que hacer uso de ese alimento. La verdadera impureza se encuentra entonces en nuestro Cuerpo Emocional, en aquello que sale de él por la puerta falsa, con el único propósito de satisfacer las pasiones y el placer.

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