miércoles, 6 de enero de 2016

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Piscis (I)


LAS TRADICIONES RABINICAS

1 Se reunieron en torno de Él fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén, 2 los cuales vieron que algunos de los discípulos comían pan con las manos impuras, esto es, sin lavárselas, 3 pues los fariseos y todos los judíos, si no se lavan cuidadosamente, apegados a la tradición de los ancianos, no comen; 4 y de vueltas de la plaza, si no se asperjen, no comen y otras muchas cosas que guardan por tradición: el lavado de las copas, de las vasijas y de las bandejas.

Hagamos una pausa en este punto de las Escrituras, para adentrarnos en estos nuevos Trabajos que, de un modo tan simbólico, son presentados por Marcos.

Acabamos de dejar atrás uno de los tramos más difíciles de superar de todo el camino que nos lleva a la consumación del Trabajo Crístico, el de Escorpio. Una vez realizado la travesía de las emociones, lográbamos adquirir un aura especial, mágica, que nos llevará a curar todas las tendencias enfermas que se encuentran en nuestro mundo interno y por extensión, en el externo.

Ahora, abordamos un nuevo reto, el que nos viene dado por las energías de Piscis, tercer signo del Elemento Agua, donde la dinámica de Binah se manifiesta por su regencia sobre todos los signos Vav-dobles (Sagitario-Piscis-Géminis-Virgo).

La primera influencia de este Séfira, que descubrimos en este pasaje, la encontramos en los fariseos y los escribas, herederos de la tradición de la ley, una ley rígida y antigua, como la edad de los propios ancianos. Tenemos que entender que, en cada nuevo estadio donde penetra Jesús -la Nueva Consciencia-, nos saldrán al paso los representantes de la antigua consciencia, es decir, las creencias adquiridas en los Trabajos realizados cuando el proceso de aprendizaje se recibía a través de la vía del rigor, de la experiencia. Esas tendencias están protagonizadas por los "sabios de la ley", que ven con malos ojos que los discípulos de Jesús coman pan con las manos impuras. ¿Por qué? ¿Qué ley oculta se esconde en las extremadas medidas de pulcritud adoptada por los judíos?

Si observamos un cuerpo humano, podríamos aventurarnos a decir, que los brazos son la prolongación de la cabeza y de corazón, y con ello, estamos intentando de indicar que aquellas acciones que realizamos con nuestras extremidades superiores, están estrechamente relacionadas con nuestros pensamientos y sentimientos. Ellas moldean en graciosas u horrendas formas, lo que se encuentra formando parte de nuestra mente o deseos. Si nuestras ideas o emociones son impuras, entonces tendremos la imperiosa necesidad de lavarnos las manos antes de comer, es decir, antes de alimentar nuestra consciencia, debemos hacer que nuestras acciones-manos estén limpias, pues así, la luz penetrará en ella.

Sin embargo, esta necesidad pertenece al antiguo orden, ya que su función es hacernos tomar consciencia a través de la repetición, de que debemos actuar con pureza, para no ensuciar nuestra consciencia. Jesús nos revela una vez más, que existe un modo diferente de aprender sin necesidad de vivir una y otra vez la misma lección. Esa vía es la del amor. Los discípulos son los Obreros del amor, los que levantan el templo donde se ubicará la Nueva Consciencia. Ellos no necesitan lavarse para comer, pues no se sienten sucios. En verdad acaban de realizar con éxito una travesía que les ha llevado a la purificación. Pero los fariseos y escribas no han realizado dicha travesía, ellos se encuentran estancados en su doctrina, en su rigidez.

5 Le preguntaron, pues, fariseos y escribas: ¿Por qué tus discípulos no siguen la tradición de los antiguos, sino que comen pan con manos impuras? 6 Él les dijo: Muy bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón esta lejos de mi, 7 pues me dan un culto vano, enseñando doctrinas que son preceptos humanos".

8 Dejando de lado el precepto de Dios, os aferráis a la tradición humana.

Recordemos una vez más que el signo de Piscis está regido por el Séfira Binah, el cristalizador. Decimos esto, puesto que su influencia nos llevará a establecer como ley el impulso motor de las emociones: lo que siento, lo que amo. Mis deseos son ley. Cuando nuestras emociones se identifican con un precepto, es fácil comprobar como legislamos rápidamente normas, leyes que nos permitan seguir gozando de ellas. Así protegemos y damos credibilidad a nuestros actos. Este modo de actuar lo vemos reflejado en la sociedad diariamente. No importa el gobierno que se encuentre en el poder en ese momento, pues en verdad es una ley natural que todos cumplimos.

Lo importante en esta cuestión, es valorar la calidad de nuestras emociones, pues de ello dependerá el fruto de nuestros actos.

Jesús conoce bien el estado de consciencia de los fariseos y escribas. Él comprende el nivel donde se encuentran, su grado de compromiso con la espiritualidad, por ello, no exige a sus Obreros que respeten sus costumbres, a Él no le importa comer pan sin lavar previamente sus manos pues, en verdad, la pureza que Él viene a protagonizar se encuentra en su naturaleza interna, en su corazón.

Debemos tomar buena nota de este cambio de comportamiento, pues es cierto que, consciente o inconscientemente, nuestras emociones, en su deseo de conquistar el mundo que anhelan, ocultan su verdadera intención, adoptando disfraces de lo más variado. Pero aquello que no es fruto de un logro, no tarda en desvanecerse, en mostrar su verdadero rostro, y cuando esto ocurre, seremos testigos de que, por muy reluciente que tengamos las manos, nuestros sentimientos están oscurecidos.

8 Dejando de lado el precepto de Dios, os aferráis a la tradición humana. 9 Y les decía: En verdad que donosamente abrogáis el precepto de Dios para guardar vuestra tradición 10 Porque Moisés ha dicho: Honra a tu Padre y a tu madre, y el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte. 11 Pero vosotros decís: Si un hombre dijere a su padre o a su madre: Corban, esto es, ofrenda, sea todo lo que de mi pudiera serle útil, 12 ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre, 13 anulando la palabra de Dios por vuestra tradición que se os ha transmitido, y hacéis otras muchas cosas por el estilo.

Podríamos reflexionar, durante horas, sobre la participación de las emociones humanas en la elaboración de los códigos de leyes actuales, y al final concluiremos, que su función no es otra que la de rectificar los desordenes de la propia naturaleza emocional. Parece difícil entender cómo podemos establecer leyes inspiradas por nuestros deseos -lo que sentimos que debe ser-, por nuestra naturaleza humana, para castigar aquellas acciones que violan dichas leyes y que nos han sido inspiradas por nuestras propias emociones. Cuando nuestros deseos se hacen ley, pensamos que lo que amamos es lo correcto y no somos capaces de renovar esa energía, cuando en nuestro camino se cruza un proyecto más elevado.

Todos llevamos en nuestra persona un código de leyes emocionales que nos singulariza con respecto a los demás. Si mis deseos me determinan a amar tan solo a la raza blanca, estoy estableciendo un precepto que será ley en mi vida, y cuando me encuentre con un hombre de color, haré un juicio en contra de su persona y mis leyes caerán sobre él para permitirle aprender nuestra verdad.

Con Jesús, los códigos de leyes dejan de tener sentido, pues su amor viene a sustituir el rigor. Con Cristo en nuestra naturaleza pisciana, dejaremos de actuar con hipocresía, y nuestras acciones hablarán de la pureza de nuestras emociones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario