viernes, 18 de diciembre de 2015

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Sagitario (I)

CURACION EN SABADO DEL HOMBRE DE LA MANO SECA


1 Entró de nuevo en la sinagoga, donde había un hombre con una mano seca 2 y le observaban a ver si le curaba en Sábado para poder acusarle. 3 Y dice al hombre de la mano seca: Levántate y sal al medio. 4 Y les dice: ¿Es lícito en Sábado hacer bien o mal, salvar una vida o matarla? Y ellos callaban, 5 y dirigiéndoles una mirada airada, entristecido por la dureza de su corazón, dice al hombre: Extiende tu mano. La extendió y fuele restituida la mano. 6 Saliendo los fariseos, luego se concertaron con los herodianos contra El para perderle. 


Con el capitulo III de Marcos, abordamos los Trabajos correspondiente al signo de Sagitario, tercero del Elemento Fuego. En cábala, toda fuerza que se manifieste en tercer lugar, la exteriorizadora, está bajo la regencia de Binah-Ley. Por lo tanto, tenemos que adelantar que, la enseñanza propia de Sagitario, tiene como propósito exteriorizar la ley del Fuego, la moral, la consciencia. El Sagitario tiene como misión revelar al mundo el camino de la unidad, el cual se expresa en el mundo actual, donde prevalece la conciencia de división y separación, como el camino del bien y el camino del mal. 


En el pasaje evangélico, Marcos sitúa a Jesús entrando de nuevo en la sinagoga que, como hemos visto a lo largo de esta obra, simboliza la consciencia. Diremos pues que, la naturaleza del Amor, alcanza el nivel de la consciencia, siempre con el propósito de curar y enseñar. En la sinagoga-consciencia, en este caso hace referencia a la consciencia de Sagitario, se encuentra con un hombre con una mano seca. El hombre representa la tendencia activa que está en analogía con el impulso motor de la voluntad. Así, podríamos traducir este encuentro como el descubrimiento de una voluntad, cuyo poder ejecutivo, la mano con la que actúa, está seca, carece de ella. No es una situación que debamos eludir si en verdad queremos que nuestra consciencia Crística, tras haber conquistado nuestra consciencia moral, se convierta en Obra.

No podemos permitir que la fuerza masculina, encargada de movilizar nuestra consciencia, permanezca imposibilitada de hacerlo.

Desde la lógica del mundo del rigor y la ley, desde la Columna de la Izquierda, la morada de los fariseos y escribas, el Sábado, es decir, la ley, no puede consentir que ese hombre con una mano seca -que aunque el autor no lo diga, seguramente seria la izquierda- que se encuentra pagando su karma por haber violado las leyes naturales, sea curado en ese día. Esto mismo tiene una interpretación más fácil de entender. Si hemos cometido un error debemos pagar, y ningún perdón nos liberará de ello. Esa es la lógica de la ley antigua.

Sin embargo, Jesús, el nuevo soplo, la Nueva Consciencia, profundamente conmovido, plantea una cuestión que resume maravillosamente los Trabajos que el Alma debe realizar cuando se encuentre en la consciencia de Sagitario: 

¿Es lícito en Sábado hacer bien o mal, salvar una vida o matarla? En efecto, Sagitario debe preguntarse, ¿seguiré la voz de Binah, que por su regencia en la dinámica VAV del Sagitario me lleva a practicar la ley con el propósito de velar por el cumplimiento del bien y del mal? o, ¿seguiré esa otra voz que ha sido conquistada en la etapa anterior -Leo-Hochmah-Amor, y que me impulsa a practicar el perdón? 

Los fariseos callaron y no reconocieron que es más importante salvar una vida, aunque con ello no estemos respetando la ley del Sábado. 

Viene a mi mente el recuerdo de una experiencia que me lleva a reflexionar sobre este complejo tema. He sido testigo en el hospital donde trabajo, cómo enfermos que requerían una transfusión de sangre con urgencia, se han negado a ello argumentando su filiación religiosa. Muchos de estos casos, llegan a las tribunas judiciales pues, el médico se ve impotente para ayudar a salvar la vida de estos pacientes.

La cuestión que se plantea a niveles de consciencia, es la siguiente. ¿Debemos aplicar la ley inscrita en la religión y dejar morir a un ser humano, o por el contrario, debemos dejar a un lado esos preceptos prohibitivos y, dejándonos llevar por el amor, salvar la vida de ese ser?

Jesús, viendo la dureza de corazón en los representantes de la ley, dice al hombre, es decir, a nuestra voluntad activa en la consciencia: "extiende tu mano"; esto es, actúa con amor y perdona tus propias culpas.

La extendió, actuó, practicó el perdón y, entonces, le fue restituida la mano, la capacidad de movilizar la Nueva Consciencia en obras.

Los fariseos, cuando son testigos de que su antigua ley, sus creencias, se tambalean haciendo peligrar su situación social, es decir, cuando nuestra antigua consciencia deja de tener sentido, deja de tener seguidores, entonces recurren a los argumentos herodianos, para ir contra la Nueva Consciencia y perderla. Estos herodianos son las tendencias que siguen a la autoridad reinante en nuestra naturaleza material desde mucho antes de que se produjera en nosotros el nacimiento de la consciencia Crística. 

Habría que hablar mucho de esa autoridad herodiana con relación a nuestra personalidad física pero, en este punto, tocamos un aspecto de interés: las dos personalidades del ser, la herodiana y la de Jesús, la material y la espiritual, hablan diferentes idiomas. La primera persigue con extremo celo su perpetuidad, y su propósito es el apego y la posición pues, ambos aspectos, le aportan seguridad. Sin embargo, la dinámica de la vida nos enseña, que el aspecto material de la vida no es eterno, y sí, en cambio, esta sujeto a la ley natural del Yod-He-Vav-2º He; es decir, del mismo modo que nace, debe morir. Ahora bien, la personalidad espiritual no persigue la perpetuidad, pues ella sabe que es eterna. Su propósito no es poseer, sino dar; no es apegarse, sino la libertad. Su crecimiento y desarrollo no están sujetos a la ley material -JEHOVÁ-; el Espíritu tiene principio, pero no tiene fin. 

Cuando, en nuestra evolución, decidimos conquistar la consciencia Crística, es lógico que vayamos igualmente desligándonos de la Ley de Jehová -Yod, He, Vav, 2º He-, al tiempo que nos hacemos más participes de nuestra eternidad. Dejamos de alimentar las necesidades del Cuerpo Material, abandonamos antiguos hábitos, y los obreros que habían construido ese mundo se ven de pronto amenazados de perder sus empleos. Es por ello que buscamos a los seguidores de la autoridad que ha gobernado esa personalidad, la herodiana, y le pedimos recursos para que no desaparezca su mundo.

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