jueves, 10 de diciembre de 2015

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Aries (VII)


EN LA SINAGOGA DE CAFARNAUM (TIPHERETH)

21 Llegaron a Cafarnaúm, y luego, el día de Sábado, entrando en la sinagoga, enseñaba. 22 Se maravillaban de su doctrina, pues la enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.

El apostolado de Jesús da comienzo dirigiéndose a Cafarnaúm. ¿Qué significado tiene para el aspirante este nuevo estado? Para dar respuesta a esta cuestión es necesario situarse de nuevo ante el Árbol Cabalístico y observar el orden que ocupan los Séfiras. En el pasaje anterior, la consciencia se encontraba ocupada en reclutar a los obreros cuya mano de obra aseguraría la "construcción" de la Nueva Consciencia de Unidad. Nos hallábamos enfocados en los Trabajos de Gueburah. Ahora, una vez que hemos conseguido vencer el estado de división interna logrando que los hermanos se integren armoniosamente en nuestras "filas", decidimos dirigir nuestros pasos hacia Cafarnaúm y penetrar en la sinagoga para enseñar.

Cafarnaúm es una ciudad situada junto al mar -Piscis-. Era un día de sábado; es decir, debe tratarse de un centro regido por Binah, Séfira que gobierna ese día de la semana. Penetra en una sinagoga; esto es, en la morada donde habita nuestra consciencia, y lo hace para enseñar o, lo que es lo mismo, para desprenderse de su luz. ¿Acaso no hemos dibujado los trazos del Séfira Tiphereth?

En efecto, cabalísticamente, Tiphereth es el Séfira que ocupa el centro del Árbol y, a él llegan, a través de senderos, todos los demás Séfiras. Podríamos compararlo, a nivel fisiológico, con el corazón pues, gracias a su trabajo, la luz del Padre-Kether (fíjense en el sendero que une a Kether-Tiphereth-) llega a la consciencia-sinagoga, y esta puede oír su voz (voz de la consciencia). Tiphereth es, por lo tanto, el unificador de las dos naturalezas que crecen en el ser: el Rigor y el Amor. Si prestamos atención a la Columna Central, observaremos que Tiphereth actúa como un Hochmah-Amor-He en relación a dicha columna; es decir, en relación a la Consciencia Divina. En Tiphereth encontramos el verdadero motor que nos impulsa a actuar. En este Centro, el hombre expresa su afán creador dando vida a su capacidad de amar-concienciar.

Decíamos que, al actuar en Sábado-Binah, el centro cabalístico que nos muestra el autor de un modo oculto, debe estar regido por ese Séfira. Vemos como Tiphereth actúa como un Binah si lo estudiamos en relación a los demás Séfiras que comprenden el Plano de Creación: Hesed (Kether), Gueburah (Hochmah) y Tiphereth (Binah). Es necesario pues que, cuando hayamos conquistado ese estado de unidad interior, nos pongamos en camino y dirijamos nuestros pasos hacia un encuentro que es muy importante, el de impregnar nuestra consciencia con el mandato de enseñar.

¿Qué es verdaderamente enseñar desde el punto de vista expuesto?

En verdad, el propósito de enseñar lleva a la necesidad de aprendizaje, de crecimiento, de expansión y creación. Como hemos visto en lo referido anteriormente, la labor que debemos realizar en Tiphereth es tomar consciencia del impulso creador que nos mueve. En este caso, de la Voluntad del Padre, de Ser UNO. Y, esto lo logramos a través del desarrollo de la consciencia Crística, del Amor. Tomar consciencia es, en último término, aprender. Por lo que vemos que, cuando enseñamos, es decir, cuando proyectamos al mundo nuestra luz, estamos recibiendo como respuesta el proceso de aprendizaje que elabora nuestra condición hacia una situación más sabia.

22 Se maravillaban de su doctrina, pues la enseñaba como quien tiene "autoridad" y no como los escribas.

Es preciso que conozcamos quienes eran los escribas y cuál era su labor si queremos comprender este pasaje evangélico. Los escribas eran los expertos en interpretar la ley de Moisés-Antiguo Testamento. Para ellos, lo más importante era la ley y, cualquier acción que fuese en su contra era motivo de persecución y castigo. La ley de Moisés es la enseñanza que se nos administra siguiendo los Trabajos de Binah y de la Columna por este regida, la de la Izquierda-Rigor. Esta vía de aprendizaje ha sido necesaria en un momento importante de la evolución de la humanidad pues, de no ser así, la oscuridad albergada en el corazón del hombre le hubiese llevado a su perdición. Por lo tanto, debemos ver en la ley rigurosa recibida por Moisés la voz de Jehová, la enseñanza correctiva, basada en el Temor de Dios, que habría de llevarnos hasta la venida del Cristo quien, como hemos dicho, encarnado en Jesús, dará vida a la otra vía de aprendizaje, la del Amor.
La gran diferencia entre ambas escuelas de enseñanza, la encontramos en que, mientras la doctrina de los escribas somete a la represión y las formas rígidas, al temor, la de Jesús tiene el poder, la autoridad que le ofrece su Padre-Kether: la Libertad y la Vida.

Cuando Juan -ley de Moisés-, ofrece a Jesús el Bautismo, le está abriendo las puertas para que cambie el viejo modelo de aprendizaje. Ya hemos visto como es el Arquetipo Crístico el único sendero que nos conduce al Padre; debiendo entender con ello que, será la Vía del Amor la que se convierta en la doctrina que se enseña con "autoridad", pues es la única que es portadora del verdadero Poder.

Así debemos transmitir a los demás nuestros conocimientos: con autoridad, que es lo mismo que decir, con Amor, con consciencia, con el deseo de alumbrar; así, como lo hace el astro que rige astrológicamente el Centro Tiphereth, el Sol.

Podemos extraer una importante lección astrológica de este punto si aplicamos a nuestra carta natal lo que hemos dicho. Si estudiamos la posición zodiacal del Sol, determinada por el Signo y la Casa, podremos conocer el tipo de enseñanza que podemos transmitir con autoridad, así como el marco donde debemos hacerlo. Los buenos aspectos del Sol con los demás planetas, nos indicarán las influencias positivas que recibiremos en dicho Trabajo, mientras que los malos aspectos nos indicarán un uso indebido de la autoridad en aquello que pretendemos compartir.

Pero sigamos con el estudio de este punto:

23 Y luego, hallándose en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, comenzó a gritar, 24 diciendo: ¿que hay entre ti y nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? Te conozco; tú eres el Santo de Dios. 25 Jesús le mando: cállate y sal de él. 26 El espíritu impuro, agitándole violentamente, dio un fuerte grito y salió de él. 27 Quedáronse todos estupefactos, diciéndose unos a otros: ¿Qué es esto? Una doctrina nueva y revestida de autoridad, que manda a los espíritus impuros y le obedecen. 28 Extendiose luego su fama por doquiera en todas las regiones limítrofes de Galilea.

Es inevitable que el aspirante sufra este encuentro en su vida cuando su voluntad se dispone a dar testimonio de la luz y del amor en sus actos. ¿Por qué? No es difícil de comprender si aceptamos que, los cambios de un estado de consciencia -Juan-, a otro –Jesús-, se llevan a cabo de un modo radical. Si durante veinte años nos hemos estado alimentando con una dieta carnívora, cuando nuestro despertar espiritual al amor nos lleva a abandonar esa dieta y a adquirir una vegetariana es lógico pensar que nuestro organismo sufrirá un gran impacto, fuertes trastornos. Y, si en el pasado nuestros deseos estaban identificados con la dieta carnívora llevándonos a gozar de ciertos y suculentos tipos de manjares, es obvio que, con el cambio, las tendencias emotivas acostumbradas a ser satisfechas se revuelvan como perros hambrientos exigiéndonos alimento.

Ese espíritu impuro que aparece poseyendo al hombre de la sinagoga, no es otro que esa voluntad-deseo que, formando parte de nuestra consciencia-sinagoga, se ve imposibilitada de seguir viviendo como antes, satisfaciéndose con los goces mundanos.

Quien no ha sentido esa voz cuando hemos decidido cambiar algún hábito tan arraigado en nosotros, que nos dice: ¿qué hay entre ti y nosotros? ¿Has venido a perdernos? Te conozco, tú eres el Santo de Dios; es decir, tú eres la Voz de la consciencia. Tú eres el mensajero del Padre, de la fuente verdadera de toda existencia. Te conozco pues, sé que ninguna vida es posible sin la santidad de Dios. Tú eres el Santo de Dios, le dice el "poseído"; es decir, tú eres el verdadero espíritu, el puro, pues tu fuerza es el amor que crea la vida.

En ese encuentro interno que se produce en nuestra sinagoga-consciencia, nuestra respuesta debe ser tan solo una: ¡cállate y sal de él! En efecto, si dejamos que siga hablando adquirirá nuevamente poder sobre nuestra consciencia, y seducirá nuestros deseos. Sin embargo, cuando la mandamos callar y salir, entonces, esa tendencia, agitándose violentamente, pues ha llegado su fin, abandonará su deseo de dirigir nuestra voluntad.

Como vemos, en el Trabajo Crístico nos encontraremos con tendencias que tratarán una y otra vez de ganar nuestra atención; sin embargo, nuestro logro evolutivo nos permite actuar con autoridad, pues como hemos dicho anteriormente, tan solo el amor y la personalidad espiritual-Ego-Divinidad, tienen ese poder verdadero.

¿Qué es esto? ¿Una doctrina nueva revestida de autoridad?.

Es la reflexión de nuestros escribas internos, los que se creen con la autoridad de la ley. Sin embargo, Marcos no nos presenta a estos antiguos "sabios" como los representantes de ese poder pues, el no hace referencia a un poder mundano y terreno; esa autoridad es moral y espiritual, capaz de dominar y mantener a raya a los espíritus impuros, es decir, a los deseos inferiores.

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