viernes, 19 de febrero de 2021

Astrología Cabalística: Segundo Día de la Creación


SEGUNDO DIA DE LA CREACION: EL AGUA

CANCER-ESCORPIO-PISCIS



En el capítulo dedicado al Elemento Fuego, hemos descrito los trabajos correspondientes a los signos de Aries, Leo y Sagitario, tal y como se manifestaron en el Primer Día de la Creación. Hemos hecho una exposición que nos permitirá comprender su sentido más trascendente, su origen, hasta alcanzar su expresión psicológica y mundana, gracias a la cual estaremos en condiciones de reconocer sus cualidades, bien en nosotros mismos como en los demás compañeros de ruta. 

Pero en ese punto del camino recorrido, aún nos encontramos muy lejos de la meta. La Obra con el Elemento Fuego tan sólo ha hecho empezar. A partir de ahora continuaremos la ruta, y lo haremos siguiendo fielmente el itinerario trazado por Elohim en su Gran Obra Creadora y que se recoge en el Génesis. 

Comencemos exponiendo el texto convencional, para más tarde analizarlo con las claves ocultas y la traducción de Fabre d´olivet. 

Dijo luego Dios: "hay firmamento en medio de las aguas, que separe unas de otras; y así fue. E hizo Dios el firmamento, separando aguas de aguas, las que estaban debajo del firmamento de las que estaban sobre el firmamento. Y vio Dios ser bueno. Llamó Dios al firmamento cielo, y hubo tarde y mañana, segundo día" 

He aquí la versión de Fabre d´olivet, tal y como se expone en el estudio del Génesis escrito por Kabaleb: 

"Declarando a continuación su voluntad, El-los Dioses: habrá una expansión etérea en el centro de las aguas; habrá una fuerza rarificante operando en el partazgo de sus facultades opuestas. Y El, el Ser de Seres, hizo esta Expansión etérea; excitó ese movimiento de separación entre las facultades inferiores de las aguas, y sus facultades superiores y así se hizo. Designando, El-los Dioses, esta expansión etérea con el nombre de cielos, las aguas exaltadas; y tal fue el Occidente y tal fue el Oriente; el objetivo y el medio; el término y el arranque de la segunda manifestación fenoménica". 

No resulta difícil comprender en qué consistió el trabajo que Elohim realizó en el Segundo Día de la Creación y su correspondencia con el segundo de los elementos en acción, el Agua. La separación de las Aguas, estableciéndose una clara demarcación entre las facultades superiores y las inferiores nos sugiere una labor de clarificación que determinó la calidad del Elemento en cuestión. 

Las Aguas del Segundo Día no son otras que las energías colaboradoras de los Zodiacales procedentes de los signos Cáncer, Escorpio y Piscis. 

Cuando el texto sagrado hace referencia al Elemento líquido, no debemos pensar que se trataba de las aguas tal y como hoy la conocemos, puesto que en ese punto del proceso evolutivo, la fase activa era la He, y como bien se expone en el capítulo dedicado a las Fuerzas Creadoras, el nombre sagrado de JEHOVA -Yod, He, Vav, 2º He-, nos define las diferentes etapas que se manifiestan en un proceso creador, siendo la fase 2º He, cuando se materializan las energías. Por lo tanto, ese elemento acuoso se está refiriendo a un estado de energía, concretamente la de los Deseos, gracias a la cual, el hombre podría adquirir la facultad de sentir y amar.

Lo que Elohim llevó a cabo en el Segundo Día fue organizar adecuadamente este territorio anímico donde el hombre se "jugaría" el ritmo de su propia evolución. Para ello, dividió y diferenció las emociones, en superiores y en inferiores. 

El porqué Elohim no fue capaz de llevar su luz a ese nuevo Plano de Manifestación iluminando con ella el Mundo de los Deseos en su totalidad, es todo un misterio difícil de desvelar a no ser que comprendamos que el Agua se convirtió en el Elemento rebelde. Si llevamos esta teoría al campo de la analogía, vemos como en efecto, el agua es "enemiga" del fuego, pues lo apaga o se consume, si se encuentra en una proporción adecuada. Ya veíamos que el Fuego era la Voz del Espíritu marcándonos el Camino, el Norte. Si decíamos que el Agua son los deseos, debemos entender, que su integración con el Fuego, es decir, la fusión de la Voluntad Divina en la naturaleza emocional produce una exaltación tan elevada en la personalidad, que una parte de ésta se proclama en rebeldía oponiéndose al posterior desarrollo evolutivo. 

Eso mismo sucede cuando vemos en una carta astral, que existen malos aspectos entre signos de Fuego y Agua. Entonces, la naturaleza humana se endiosa y se siente superior, cayendo en las más viles acciones, inspiradas tan sólo por un impulso egoísta y destructor. 

Elohim tuvo dificultades para integrar el Elemento Fuego en su totalidad, en ese otro plano donde el Agua se pronunció como protagonista. Sería gracias al segundo aspecto de la divinidad conocida en Cábala como Hochmah, el Principio del Amor, que convirtiéndose en Agua, pudo conseguir una conciliación con el Fuego. De esto, extraemos una importante lección. El Amor es el único recurso que tiene el hombre para alcanzar y canalizar adecuadamente sus energías superiores de un modo constructivo. De lo contrario el acto de rebeldía -como veremos más adelante-, se convertirá en una senda de dolor que tarde o temprano nos llevará a ese punto del camino. 

El trabajo de Hochmah, según nos lega la tradición, no pudo elevar toda la "elementización" de los Deseos, pero sí logró establecer diferentes regiones donde sí podría diferenciar la Luz de las Tinieblas. Desde ese momento, el Segundo Día de la Creación se convertiría en el de la división. Elohim, no lo olvidemos, trabajó con Energías que le venían desde "arriba" por los Zodiacales, y ese Elemento "contrario" y al mismo tiempo creador, debe ser conquistado y sublimado para poder continuar el camino ascendente. 

Sería un Espíritu evolucionante del Centro de Hochmah, quien encarnado en un hombre llamado Jesús, retomaría el testigo para continuar la labor que la humanidad no había conseguido hasta ahora. Ese Espíritu es el de Cristo, y su acto de amor sacrificándose por la humanidad, le valdrá a éste, un paso gigantesco en el proceso de la evolución.

Hiran Abiff y Salomón fracasaron en su empeño de armonizar ambos Elementos. Estos personajes míticos, representan nuestra naturaleza dual. Sería Jesús-Cristo quien culminaría el verdadero trabajo, y para lograrlo, el Maestro nos dejó una sola huella, la del sacrificio amoroso.

Quizás obtengamos una clave importante para desvelar este enigma en la descripción que da Moisés al término Agua, y que bien recoge Kabaleb en su obra sobre el Génesis: "imagen de la universal pasividad de las cosas".

En efecto, estamos ante el He Primordial, ese estado de interiorización que nos lleva a "oponernos" al impulso activo motor. Son fuerzas contrarias y tenemos que tener muy presentes esa expresión característica del Elemento Agua, que en su trabajo profundo permite al hombre descubrirse internamente, y verse portador de un elevado potencial. No olvidemos que con el Fuego éramos instrumentos inconscientes al servicio de la divinidad. Ahora ese grito primigenio del ser que nace sin propia identificación, adquiere una referencia y se cree poseedor de unos valores que le diferencia de los demás. Ese sentimiento le lleva a la división, al egoísmo, y por lo tanto al sufrimiento.

Pero igualmente, será por esa "puerta", que ha de elevarse a lo superior y será con plena conciencia de la unidad, que lo logrará.

Si en el Primer Día de la Creación, emergió la Oleada de Vida Humana, y se recibió el germen del Cuerpo Físico junto al Espíritu Divino (Ego-Kether), en el Segundo Día aparece una nueva Oleada, la Animal, al tiempo que recibimos en estado germen un nuevo cuerpo, el de Deseos, y la capacidad de expresar el Espíritu de Vida (Ego-Hochmah).

Gracias a estos vehículos, el hombre adquiere una nueva capacidad, la de sentir y amar, la de elevarse y sublimarse hasta conectar por vía emotiva con el estado más elevado, la Divinidad.

Los trabajos del Elemento Agua, lo veremos expresados a nivel psicológico con el estudio de los signos: Cáncer, Escorpio y Piscis.

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