viernes, 24 de junio de 2016

Cuento para Yeiaiel: "Cambiando el rumbo"

Zaim era un joven valiente, muy valiente, que había soñado siempre con llegar a ser algún día capitán de un barco y navegar por todos los mares del mundo en busca de emocionantes aventuras.

Pero por ahora -y ya era algo -, debería conformarse con ser ayudante del cocinero si quería formar parte de aquella tripulación que ya se disponía a zarpar rumbo a las Tierras de la Fortuna.

El joven Zaim era simpático, amistoso y muy pronto consiguió ganarse la confianza de todos sus compañeros de viaje, los cuales admiraban su valor y arrojo.

La aventura había comenzado, pero nadie sabía con certeza el lugar de su destino. iRumbo a las tierras de la fortuna! . Habían sido las órdenes del suboficial. Pero. ¿dónde se encontraban aquellas tierras?

No todos conocían al capitán, pero los que decían conocerle murmuraban que su único propósito era adquirir fortuna y para conseguirlo, estaba incluso dispuesto a acabar con toda una tribu de indígenas.

Con esta duda y sin saber bien como acabaría todo aquello, los días fueron pasando. Hasta que una noche el viento comenzó a soplar cada vez con más intensidad. De repente el cielo se cubrió de nubes y una tormenta se desencadenó. El mar enfurecido escupía gigantescas olas que amenazaban a la embarcación con hacerla zozobrar.

Todos los tripulantes, incluidos el capitán, estaban muertos de miedo, pero aquel pánico no consiguió atemorizar al joven Zaim, que luchaba en aquellos momentos con todas sus fuerzas contra el viento. Recordó todas las aventuras referidas por su abuelo, y en aquel crítico momento una conversación le vino al pensamiento:
  • Si algún día te enfrentas a un fuerte temporal, ten bien presente una cosa hijo mío. El rumbo que llevas es el equivocado. El mar que es sabio, te avisa enfureciendo el espíritu de sus aguas para que no sigas hacia adelante. En ese momento debes invocar al Arcángel Yeiaiel y su toque de trompeta callará la tormenta de inmediato.
  • Capitán -exclamó el valiente muchacho -, debemos cambiar el rumbo e invocar a Yeiaiel, él nos ayudará a salir de este infierno.
El capitán que era un hombre bregado en el mar también había oído hablar de la magia del Arcángel, pero no comprendía porque debía cambiar el rumbo. Pero algo le dijo que debía hacerlo, y acertó, pues de inmediato la furia de las olas se calmó y el mar volvió a su acostumbrada tranquilidad. 

Si en nuestra vida tomamos un rumbo y encontramos que todo nos sale mal, cambiemos nuestra dirección y todo volverá a mejorar.

Fin

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