martes, 21 de junio de 2016

Cuento para Pahaliah: "Pagando errores"



Todos en la escuela le temían, y si tenía amigos era porque nadie se atrevía a contrariarle. Lo que él decía debía hacerse y si alguien no estaba de acuerdo que se preparase para vérselas con él.

Ya comprenderéis que Pahaliah "el temido", como muchos le llamaban, no tenía en verdad ni un amigo, pues éstos se veían obligados a serlo si no querían ser víctimas de su rabia.

Cuando deseaba algo lo cogía, sin importarle lo más mínimo quién fuese su dueño. Y si alguno se le ocurría traicionarlo, ese recibiría un duro castigo.

Pahaliah parecía no tenerle temor a nada ni a nadie, su indiferencia por el peligro era asombrosa y disfrutaba haciendo sufrir a los demás.

La vida no le había tratado muy bien. La agresividad con la que se había alimentado durante su infancia, le estaba pasando factura ahora y le hacia sentirse importante y poderoso.

Pero tanto va el cántaro a la fuente hasta que se rompe, y un buen día, todos empezaron a echarle de menos. Durante toda la semana no había ido a la escuela y nadie lo había visto rondando el barrio.

Pahaliah se encontraba enfermo, gravemente enfermo. Un misterioso mal se había apoderado  de él y a pesar de que los médicos estudiaron su caso, no consiguieron diagnosticar su enfermedad, la cual cada vez lo consumía más.

El temido Pahaliah yacía ahora débil y frágil, apenas si podía mantener abierto los ojos. A pesar de que no se lo merecía, sus compañeros no faltaron ni un sólo día, ayudando a sus padres a cuidarle.
Cada día que pasaba las esperanzas se reducían, ya casi no comía y la respiración se hacia cada vez más difícil.

Pahaliah se encontraba en el umbral de la muerte física, y sería en esta puerta del más allá, donde recibió una visita inesperada.

  • Pahaliah, Pahaliah ¡despierta! -exclamó una voz profunda llamando su atención -.
Pahaliah vio a su derecha a un ser luminoso que le resultó familiar, abrió aún más los ojos y se llevó una gran sorpresa. Era él mismo pero envuelto en luz. 

  • ¿Quién eres? ¿Cómo es posible que seas igual que yo? -preguntó el sorprendido joven-
  • Soy tu yo profundo que he permanecido prisionero durante mucho tiempo en tu interior sin que oyeras jamás mi voz, ahora que estás a punto de abandonar el mundo físico, he venido a revelarte tus errores. Tuviste la oportunidad de ser un muchacho ejemplar, y decidiste por el contrario ser una calamidad, tu enfermedad la has causado con tu mal obrar.
Por primera vez en su vida, Pahaliah sintió temor, comprendió que había atentado contra los demás y el pago de sus errores le llevó a sufrir aquella maligna enfermedad. Era el mal que había sembrado. 
  • Dadme otra oportunidad, dejadme que rectifique mis errores, dejadme que pueda cambiar -rogó con fe el joven Pahaliah.
Pero ya no se encontraba en el umbral del más allá, se encontraba de nuevo en su casa, y el mal que le afligía había desaparecido.



Fin

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