lunes, 18 de marzo de 2024

Capítulo 4: LAS ILUSIONES DEL EGO. Introducción

 

CAPÍTULO 4

LAS ILUSIONES DEL EGO


Introducción

1. La Biblia dice que si un hermano te pide que camines con él una milla, que le acompañes dos. 2Ciertamente no sugiere que le retrases en su viaje. 3Tu dedicación a un hermano no puede tampoco retrasarte a ti. 4Sólo puede conducir a un progreso mutuo. 5El resultado de una dedicación genuina es la inspiración, palabra que, si se entiende correctamente, es lo opuesto a la fatiga. 6Estar fatigado es estar des-animado, mas estar inspirado es estar en el espíritu. 7Ser egocéntrico es estar des-animado, mas estar centrado en Sí Mismo, en el buen sentido de la expresión, es estar inspirado o en el espíritu. 8Los verdaderamente inspirados están iluminados y no pueden morar en las tinieblas.

Bien, la Introducción del Capítulo 4, se dirige principalmente a orientarnos sobre algunos aspectos que se suscitan muy a menudo en el estudiante o aspirante a Maestro cuando inicia el camino que ha de conducirlo hacia el "despertar" de la consciencia, ruta que sin duda alguna pasa por aplicar la "Expiación" en nuestra manera de pensar.

Me siento muy identificado con la primera de las recomendaciones, la que nos invita a reflexionar sobre el asunto de "ayudar a los demás" a realizar el viaje referido hacia el despertar. La disponibilidad a ayudar debe estar exenta de culpabilidad cuando dicha ayuda nos exige retrasar nuestro propio viaje. Ante estas situaciones, debe ser el Amor el que nos guíe e inspire, y no deja de ser un acto de amor el permitir que el otro lleve su propio ritmo.

En muchas ocasiones podemos interpretar de manera errónea que el otro debe seguir nuestros pasos, pues tenemos muy claro que el camino elegido es el mejor para ambos. Mi experiencia al respecto no es esa. Mi camino puede ser distinto al tuyo, y más importante que convencerte de que mi camino es mejor que el tuyo, es permitirte que seas libre para elegir tu caminar.

En lo referente a la inspiración, todos aquellos que lo hayáis experimentado, estaréis de acuerdo en lo que se recoge en este punto. Cuando nuestra mente se conecta con el verdadero Ser, con nuestra Esencia Espiritual, nos percibimos más livianos, alegres y una euforia indescriptible se adueña de nuestros pensamientos, permitiéndonos realizar actividades que nos aportan una profunda felicidad y donde la fatiga está totalmente ausente. En cambio, cuando nuestros pensamientos están sirviendo al ego, el cansancio es una de las muestras evidentes de que estamos desconectados de nuestra Esencia y nuestra respuesta suele ser el desánimo y la queja.


2. Puedes hablar desde el espíritu o desde el ego, según elijas. 2Si hablas
desde el espíritu es que has decidido acatar las palabras "Detente y reconoce que yo soy Dios". 3Éstas son palabras inspi­radas porque reflejan conocimiento. 4Si hablas desde el ego estás renegando del conocimiento en vez de ratificándolo, y, por lo tanto, estás des-animándote. 5No te embarques en viajes inútiles, pues ciertamente no llevan a ninguna parte. 6Puede que el ego los desee, pero el espíritu no puede emprenderlos porque nunca está dispuesto a apartarse de sus Cimientos.

En este punto se ratifica lo que adelantaba al final de la anterior reflexión. Cuando estamos en conexión con nuestra verdadera Esencia nuestra respuesta es "animada" y en ese estado de plenitud podemos realizar hazañas que para el observador egoico les puede parecer inusuales.

El des-ánimo, es el efecto de una mente que está sirviendo al programa del ego, el cual nos mantiene bajo la falsa creencia de que somos un cuerpo mortal separado y desconectados de los demás.


3. El viaje a la cruz debería ser el último "viaje inútil". 2No sigas pensando en él, sino dalo por terminado. 3Si puedes aceptarlo como tu último viaje inútil, serás libre también de unirte a mi resurrección. 4Hasta que no lo hagas, estarás desperdiciando tu vida, 5ya que ésta simplemente seguirá siendo una repetición de la separación, de la pérdida de poder, de los esfuerzos fútiles que el ego lleva a cabo en busca de compensación y, finalmente, de la crucifixión del cuerpo o muerte. 6Estas repeticiones continuarán indefinidamente hasta que voluntariamente se abandonen. 7No cometas el patético error de "aferrarte a la vieja y rugosa cruz". 8El único mensaje de la crucifixión es que puedes superar la cruz. 9Hasta que no la superes eres libre de seguir crucificándote tan a menudo como quieras. 10Éste no es el Evangelio que quise ofrecerte. 11Tenemos otro viaje que emprender, y si lees cuidadosa­mente las lecciones que aquí se ofrecen, éstas te ayudarán a pre­pararte para emprenderlo.

Uno de los principales beneficios que nos aporta Un Curso de Milagros es aportarnos el Conocimiento de lo que realmente somos. Dejar de identificarnos con el cuerpo como nuestra verdadera realidad, nos permite comprender que la muerte es una falsa creencia. La muerte de Jesús en la cruz no fue su mensaje liberador, sino la evidencia de que, con su Resurrección, el viaje de la muerte es una ilusión, una falsa creencia.
Por lo tanto, creer en el poder redentor del sufrimiento es, igualmente, ua ilusión, una falsa creencia que sirve a los intereses del ego, principalmente al miedo y a la culpa.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 78

LECCIÓN 78

¡Que los milagros reemplacen todos mis resentimientos!

1. Tal vez aún no esté completamente claro para ti el hecho de que en cada decisión que tomas estás eligiendo entre un resentimiento y un milagro. 2Cada resentimiento se alza cual tenebroso escudo de odio ante el milagro que pretende ocultar. 3Y al alzarlo ante tus ojos no puedes ver el milagro que se encuentra tras él. 4Éste, no obstante, sigue allí aguardándote en la luz, pero en lugar de él contemplas tus resentimientos.

2. Hoy vamos a ir más allá de los resentimientos para contemplar el milagro en lugar de ellos. 2Invertiremos la manera como ves al no dejar que tu vista se detenga antes de que veas. 3No esperare­mos frente al escudo de odio, sino que lo dejaremos caer, y, sua­vemente, alzaremos los ojos en silencio para contemplar al Hijo de Dios.

3. Él te espera tras todos tus resentimientos, y a medida que dejas éstos de lado, él aparecerá radiante de luz en el lugar que antes ocupaba cada uno de ellos. 2Pues cada resentimiento constituye un obstáculo a la visión, mas según se elimina, puedes ver al Hijo de Dios allí donde él siempre ha estado. 3Él se encuentra en la luz, pero tú estabas en las tinieblas. 4Cada resentimiento hacía que las tinieblas fuesen aún más tenebrosas, lo cual te impedía ver.

4. Hoy intentaremos ver al Hijo de Dios. 2No nos haremos los ciegos para no verlo; no vamos a contemplar nuestros resenti­mientos. 3Así es como se invierte la manera de ver del mundo, al nosotros dirigir nuestra mirada hacia la verdad y apartarla del miedo. 4Seleccionaremos a alguien que haya sido objeto de tus resentimientos y, dejando éstos a un lado, lo contemplaremos. 5Quizá es alguien a quien temes o incluso odias; o alguien a quien crees amar, pero que te hizo enfadar; alguien a quien llamas amigo, pero que en ocasiones te resulta pesado o difícil de com­placer; alguien exigente, irritante o que no se ajusta al ideal que debería aceptar como suyo, de acuerdo con el papel que tú le has asignado.

5. Ya sabes de quien se trata: su nombre ya ha cruzado tu mente. 2 En él es en quien pedimos que se te muestre el Hijo de Dios. 3Al contemplarlo sin los resentimientos que has abrigado en su con­tra, descubrirás que lo que permanecía oculto cuando no lo veías, se encuentra en todo el mundo y se puede ver. 4El que era un enemigo es más que un amigo cuando está en libertad de asumir el santo papel que el Espíritu Santo le ha asignado. 5Deja que él sea hoy tu salvador. 6Tal es su función en el plan de Dios, tu Padre.

6. En nuestras sesiones de práctica más largas de hoy lo veremos asumiendo ese papel. 2Pero primero intenta mantener su imagen en tu mente tal como lo ves ahora. 3Pasa revista a sus faltas, a las dificultades que has tenido con él, al dolor que te ha causado, a sus descuidos y a todos los disgustos grandes y pequeños que te ha ocasionado. 4Contempla las imperfecciones de su cuerpo así como sus rasgos más atractivos, y piensa en sus errores e incluso en sus "pecados".

7. Pidámosle entonces a Aquél que conoce la realidad y la verdad de este Hijo de Dios, que se nos conceda poder contemplarlo de otra manera y ver a nuestro salvador resplandeciendo en la luz del verdadero perdón que se nos ha concedido. 2En el santo Nombre de Dios y en el de Su Hijo, que es tan santo como Él, le pedimos:

3Quiero contemplar a mi salvador en éste a quien Tú has designado como aquel al que debo pedir que me guíe hasta la santa luz en la que él se encuentra, de modo que pueda unirme a él.

4 Los ojos del cuerpo están cerrados, y mientras piensas en aquel que te agravió, deja que a tu mente se le muestre la luz que brilla en él más allá de tus resentimientos.

5. Lo que has pedido no se te puede negar. 2Tu salvador ha estado esperando esto hace mucho tiempo. 3Él quiere ser libre y hacer que su libertad sea también la tuya. 4El Espíritu Santo se extiende desde él hasta ti, y no ve separación alguna en el Hijo de Dios. 5Y lo que ves a través de Él os liberará a ambos. 6Mantente muy quedo ahora, y contempla a tu radiante salvador. 7Ningún som­brío resentimiento nubla la visión que tienes de él. 8Le has permi­tido al Espíritu Santo expresar a través de ese hermano el papel que Dios le asignó a Él para que tú te pudieses salvar.

9. Dios te da las gracias por estos momentos de sosiego en que dejas a un lado tus imágenes para ver en su lugar el milagro de amor que el Espíritu Santo te muestra. 2Tanto el mundo como el Cielo te dan las gracias, pues ni uno solo de los Pensamientos de Dios puede sino regocijarse por tu salvación y por la del mundo entero junto contigo.

10. Recordaremos esto a lo largo del día, y asumiremos el papel que se nos ha asignado como parte del plan de Dios para la salva­ción, y no del nuestro. 2La tentación desaparece cuando permiti­mos que todo aquel que se cruza en nuestro camino sea nuestro salvador, rehusándonos a ocultar su luz tras la pantalla de nues­tros resentimientos. 3Permite que todo aquel con quien te encuen­tres, o en quien pienses o recuerdes del pasado, asuma el papel de salvador, de manera que lo puedas compartir con él. 4Por ti y por él, así como por todos los que no ven, rogamos:

5iQue los milagros reemplacen todos mis resentimientos!


¿Qué me enseña esta lección? 

Mi primer resentir se encuentra en la percepción de estar separado de Dios y de los Hijos de Dios, mis hermanos. Ese error, da origen a la conciencia de necesidad y escasez que nos lleva a buscar fuera lo que ya tenemos dentro. 

El impulso que nos lleva a dar expresión a nuestro poder interno, el de la individualidad, hace que nos percibamos necesitados, cuando en verdad, contamos con todas las fuerzas a nuestra disposición, pues hemos sido creados por dichas fuerzas. 

El Plan de Salvación dispuesto por el Padre para Su Hijo, no es selectivo, no es individualizado. Ese modo de obrar significaría que como padre tengo un trato especial y diferente con cada uno de mis hijos. Ese modo de obrar, responde al sistema de pensamiento del ego, el cual, rinde culto a la creencia de la separación. 

Dios ha creado a Su Hijo, la Filiación, donde cada uno de sus Pensamientos-Hijo goza de la igualdad con su hermano. Cada uno de nosotros, como Hijo de Dios, tiene un pacto de amor que lo une a su hermano, y en ese pacto está contemplado que cada uno de sus Hijo sea la fuente de salvación para los demás. El Amor atrae al Amor y se Expande dando lugar a la creación. 

Para el ego, fruto del pensamiento alimentado por el miedo, el ataque es el arma más utilizada para protegerse de la visión que lo mantiene prisionero del error de creerse separado. En ese sistema de pensamiento, el otro, se percibe como un peligro para su subsistencia y, como tal, elige defenderse de sus miedos, viéndolo como un enemigo potencial. Al carecer de la visión verdadera, el ego, ataca aquello que le produce miedo, y el otro, se convierte en su principal rival. 

Considero la enseñanza recogida en esta lección, esencial, para dar un paso gigantesco en la dirección correcta que ha de llevarnos al despertar, a la percepción verdadera. Vivir, conscientes, de que cada uno de nuestros hermanos, en vez de ser nuestro “enemigo” es la vía que nos muestra la senda de la salvación, es dejar de estar perdido, en dejar de estar ciegos, y en su lugar, gozar de la visión Crística del Amor. 

 

Ejemplo-Guía: "Bendice a tu enemigo, pues es tu mejor maestro"


Hace apenas unas horas, he mantenido una experiencia con un ser muy querido que quiero compartir con vosotros, pues entiendo que su contenido puede ayudarnos a entender la aplicación de esta maravillosa lección.

Fui requerido para interpretar un sueño, que había adoptado la forma de pesadilla. El protagonista del sueño, se encuentra participando en una partida de cartas de póker. La carta que lleva es un 3. Piensa que es una carta de poco triunfo y presume que no jugará esa mano, al menos que la carta que se saque al medio de la mesa sea un 3. Se reparten las cartas, y efectivamente, la carta que saca es un 3. De este modo, piensa, que sí le interesa jugar e iguala las cantidades de la apuesta del resto de participantes. La siguiente carta que se saca en el centro de la mesa, es otro 3. La ilusión le excita cada vez más. Ya cuenta con un trío, y con expectación, espera la siguiente carta, que repite número. Ahora cuenta con un póker y se dice, que irá a por todas en la apuesta.
Pero cuando mira de nuevo su carta, comprueba con sorpresa que no es un 3, es otra carta. 
Su pensamiento le lleva a pensar que le han robado la carta, se la han cambiado y cree saber quién ha sido. El elegido es un compañero de estudio al que tiene identificado como alguien que se aprovecha del esfuerzo ajeno y que disfruta de logros sin merecerlo.
Cuando acusa en el sueño a ese compañero, éste le responde, con mofa, que son cosas del juego y que hubiese tenido más cuidado.

Esa situación lo lleva a perder la razón y comienza a luchar con él, llegando a matarlo.
A partir de ahí cambia el escenario, y el protagonista se ve en una antigua casa, donde se encuentra con compañeros de estudio, las cuales son como seres infernales que le producen miedo, lo que le lleva a poner fin a sus vidas, cortándoles la cabeza. Al final del sueño, el protagonista se despierta gritando cuando comprueba que otras fuerzas infernales, en gran número, le amenazan con poner fin a su vida.

El sueño, fue una invitación para entrar a analizar el comportamiento de los demás y el significado que habitualmente le damos cuando representan claras amenazas en nuestras vidas. En este ejemplo, el amigo que le roba la carta y que le impide a nuestro protagonista conseguir vencer en la partida, representa una serie de características que, al reflejarse durante el sueño, nos indica que forman parte del soñador. Esto que decimos, se ve refrendado cuando nuestro protagonista proyecta sobre ese amigo una opinión y un juicio que habla de aspectos que se encuentran arraigados en su inconsciente y que lo llevan a experimentar sentimientos conflictivos con respecto a él.

Le comentaba, a lo largo de esa conversación, lo diferente que sería la vida, si viésemos a esos supuestos enemigos como nuestros más fieles aliados. ¿Cómo? ¿Aliados? Sí, no tan solo los llamaría aliados, sino que los vería como nuestros mejores maestros, pues gracias al papel que aceptan interpretar en nuestras vidas, si tenemos ojos para verlo, nos permitiría conocernos sin necesidad de recurrir a ningún especialista en la materia.

¿Cómo debemos entender esto? Sencillo, muy sencillo. Si quieres conocerte, si quieres saber cómo eres, analiza tu opinión sobre las personas que te rodean. Es en ellos, que proyectamos lo que somos. Ellos, actúan como espejos, de modo que reflejan nuestra naturaleza interna.

Lo que nos invita a realizar esa visión, es a cambiar nuestros resentimientos y en su lugar dejar fluir la fuerza de nuestro amor, la cual fluirá como la expresión del milagro. Cuando llevamos la luz allí donde había oscuridad, veremos lo que antes no veíamos. Veremos la divinidad que nos une al resto de la Filiación.

Al día siguiente, de tener ese sueño, el protagonista del mismo recibió una llamada telefónica del amigo que co-protagonizó la vivencia soñada. El contenido del mensaje, ya os lo podéis imaginar, supuso experimentar que le sustraían la carta con la cual pensaba triunfar (se trata de una experiencia emocional de rivalidad, de jugar a ver quién es el mejor). 

Cuando el soñador, ha tenido acceso a la información que hemos compartido, ha adquirido una visión nueva, y será esa visión, la que le llevará a poner fin al aspecto que le recuerda su amigo, la necesidad de ser el mejor, el ganador.


Reflexión: Aquel a quien consideras tu peor enemigo, es tu salvador.

domingo, 17 de marzo de 2024

Capítulo 3. VII. Crear en contraposición a fabricar una imagen propia

VII. Crear en contraposición a fabricar una imagen propia

1. Todo sistema de pensamiento tiene que tener un punto de par­tida. 2Empieza ya sea creando o fabricando, diferencia ésta a la que ya hemos hecho referencia. 3La semejanza entre ambas cosas reside en el poder que tienen como cimientos. 4Su diferencia, en lo que descansa sobre ellas. 5Ambas son piedras angulares de sistemas de creencias por las que uno rige su vida. 6Creer que un sis­tema de pensamiento basado en mentiras es débil es un error. 7Nada que un Hijo de Dios haya hecho carece de poder. 8Es esen­cial que te des cuenta de esto, pues, de lo contrario, no podrás escapar de la prisión que tú mismo has construido.

Este punto trata de hacernos conscientes de la importancia y poder que tienen nuestras "creaciones mentales", nuestros pensamientos. Dicha fortaleza reside en su origen, en su Causa, que no es otra que su fuente divina. Somos Hijos de Dios, creados a Su Imagen y Semejanza, lo que nos convierte en el fruto de Su Pensamiento. Del mismo modo, el fruto del empleo de nuestro pensamiento se reviste, igualmente, del poder creador que lo ha emanado. Recordemos que la idea-pensamiento sigue a su fuente.

El mundo que nos rodea es el fruto de la emanación mental del Hijo de Dios, dando lugar a una realidad que es falsa e ilusoria pues no se sustenta en la Esencia del Amor, sino que da pie a la errónea creencia de que estamos separados de nuestro Creador.

Las Escrituras y este Curso, nos revelan que la humanidad, representadas por Adán y Eva, entraron en un sopor, en un profundo sueño, tras haber desobedecido el precepto divino de no comer del Árbol del Bien y del Mal. Ese estado alude a la ilusión característica de experimentar en el mundo de la percepción una vivencia onírica, donde la realidad es percibida como una verdad, cuando lo cierto es que forma parte de una vivencia ilusoria.

El acto volitivo de utilizar nuestra mente en una dirección u otra recae sobre nuestra autoría. Esa "causa", activa un mecanismo natural que da lugar a "efectos", tal y como ocurre cuando sembramos una semilla, la cual está llamada a dar sus frutos. La importancia de tal hecho debe hacernos conscientes de la relación Causa-Efecto, no para que se despierte en nosotros la culpabilidad y la creencia en el pecado, sino para asumir el hecho consciente de que podemos corregir la dirección del poder de nuestros pensamientos cuando éstos requieren ser expiados.


2. No puedes resolver el problema de la autoridad menospre­ciando el poder de tu mente. 2Hacer esto es engañarte a ti mismo, y ello te hará daño porque realmente comprendes el poder de la mente. 3Comprendes también que no puedes debilitarla, de la misma manera en que tampoco puedes debilitar a Dios. 4El "dia­blo" es un concepto aterrador porque parece ser sumamente poderoso y sumamente dinámico. 5Se le percibe como una fuerza que lucha contra Dios por la posesión de Sus creaciones. 6El dia­blo engaña con mentiras, y erige reinos en los que todo está en directa oposición a Dios. 7Sin embargo, atrae a los hombres en vez de repelerlos, y éstos están dispuestos a "venderle" sus almas a cambio de regalos sin ningún valor. 8Esto no tiene ningún sentido.

Es muy probable, que a lo largo de tu existencia material te hayas sentido víctima de situaciones que por sus efectos has considerado negativas. Las has valorado y clasificado, incluso le has dado nombre: mala suerte, karma, etc. Pero más allá de esta percepción, difícilmente has considerado que el autor de todas esas vivencias, su única causa, sean tus propios pensamientos, tus propias creencias. Te resulta más cómodo culpar lo externo de lo que te pasa, que mirar en tu interior y descubrir que es tu mente la hacedora de dichas consecuencias.

3. Hemos hablado ya de la caída o separación, mas su significado tiene que comprenderse claramente. 2La separación es un sistema de pensamiento que si bien es bastante real en el tiempo, en la eternidad no lo es en absoluto. 3Para el creyente todas sus creen­cias son ciertas. 4En el jardín simbólico se "prohibió" la fruta de un solo árbol. 5Mas Dios no pudo haberla prohibido, o, de lo contra­rio, nadie la habría podido comer. 6Si Dios conoce a Sus Hijos, y yo te aseguro que los conoce, ¿cómo iba a ponerles en una situa­ción en la que su propia destrucción fuese posible? 7AI "árbol pro­hibido" se le llamó "el árbol del conocimiento". 8Sin embargo, Dios creó el conocimiento y se lo otorgó libremente a todas Sus creacio­nes. 9Este simbolismo se ha interpretado de muchas maneras, pero puedes estar seguro de que cualquier interpretación que con­ciba a Dios o a Sus creaciones como capaces de destruir Su Propio propósito es errónea.

Me alegra el haber encontrado una interpretación del pasaje bíblico de la "caída",
recogido en el Génesis, que dejase de otorgar la autoría de la expulsión del Paraíso a la Divinidad. Me gusta utilizar la lógica a la hora de analizar verdades que atentan a la razón. De lo contrario, terminaría por desecharlas como falsas verdades. Con relación a este punto, siempre he sabido que este pasaje encierra claves simbólicas, al igual que muchos de los pasajes que recoge los Textos Sagrados. 


No considero este espacio el adecuado para profundizar más allá de lo que lo hace este punto en las claves simbólicas del pasaje, me quedo con el mensaje esclarecedor de que Dios no ha puesto límites al poder creador de Su Hijo, pues de haberlo hecho, estaría proyectando su propia limitación. 

Una reflexión más mundana y cercana a nuestra actual mente podría ayudarnos a entender lo que hemos expuesto. Lo planteo como una cuestión: ¿Qué padre que ame a su hijo puede privarlo de la libertad para crear?

4. Comer de la fruta del árbol del conocimiento es una expresión que simboliza la usurpación de la capacidad de auto-crearse. 2Solamente en este sentido no son Dios y Sus creaciones co-creado­res. 3La creencia de que lo son está implícita en el "auto-concepto", o sea, la tendencia del ser a forjar una imagen de sí mismo. 4Las imágenes sólo se pueden percibir, no conocer. 5El conocimiento no puede engañar, pero la percepción sí. 6Puedes percibirte como tu propio creador, pero lo que a lo sumo puedes hacer es creerlo. 7No puedes hacer que sea verdad. 8Y como dije anteriormente, cuando por fin percibas correctamente no podrás sino alegrarte de que así sea. 9Hasta entonces, empero, la creencia de que sí puedes es la piedra angular de tu sistema de pensamiento, y utili­zas todas tus defensas para atacar las ideas que podrían ponerla al descubierto. 10Todavía crees que eres una imagen que tú mismo fabricaste. "Tu mente está en desacuerdo con el Espíritu Santo en este punto, y no hay posibilidad de resolver esto mien­tras te empeñes en creer lo que es literalmente inconcebible. 12Ésa es la razón de que no puedas crear y de que tengas miedo de todo lo que fabricas.

Para mí, este punto pone de manifiesto la importancia que encierra el deseo de individualismo, de ser especial, de identidad propia, causa que ha dado origen a la creencia de la separación. Ya hemos visto en los puntos anteriores que no debemos menospreciar el poder de nuestra mente, pues nuestra condición divina nos dota del poder crear y podemos hacerlo de una forma verdadera o de una forma falsa e ilusoria.


Nos dice el punto, que la tendencia del ser lleva a forjar una imagen de sí mismo. Creo que esta afirmación requiere una profunda reflexión. "Tendencia del ser", nos puede inspirar una tendencia a responder a un tipo de "energía" (reconozco la dificultad de encontrar un concepto para hacerlo más inteligible) muy cercana a la idea de la "fuerza del deseo" que en el pasaje Bíblico está representada por la tentadora Serpiente.

Muchos autores han profundizado en el aspecto simbólico de todo lo representado en los orígenes del Génesis. Cada uno de los personajes que escenifican ese pasaje, están aludiendo a Fuerzas Vitales de la Creación. Lo simplifico un poco añadiendo que la representación trata de hacernos conscientes del proceso de individualización de la conciencia, la cual, pasó de la inconsciencia plena de Ser Una con Su Creador, a la conciencia separada tras violar el mandato divino. 


5. La mente puede hacer que la creencia en la separación sea muy real y
aterradora, y esta creencia es lo que es el "diablo". 
2Es una idea poderosa, dinámica y destructiva que está en clara oposición a Dios debido a que literalmente niega Su Paternidad. 3Examina tu vida y observa lo que el diablo ha hecho. 4Pero date cuenta de que eso que ha hecho se desvanecerá completamente a la luz de la verdad, ya que su cimiento es una mentira. 5El hecho de que Dios te haya creado constituye el único cimiento que no puede ser debilitado, ya que la luz se encuentra en él. 6Tu punto de partida es la verdad, y tienes que retornar a tu Origen. 7Mucho se ha visto desde entonces, pero en realidad no ha ocurrido nada. 8Tu Ser no ha dejado de estar en paz, a pesar de que tu mente está en conflicto. 9Todavía no has retornado lo suficiente, y de ahí que tengas tanto miedo. 10A medida que te acercas a tu Origen, expe­rimentas el miedo a la destrucción de tu sistema de pensamiento como si se tratase del miedo a la muerte. 11Pero la muerte no existe. aLo que existe es la creencia en la muerte.


Cuánta verdad en tan pocas palabras. Depende de nuestro despertar, o lo que es lo mismo, de la voluntad de ver lo real y dejar de dar credibilidad a la falsa creencia de que somos la imagen que hemos fabricado, para que nos liberemos del miedo a la muerte y disfrutemos de la abundancia Paradisiaca que nos dispensa la visión de nuestra verdadera Esencia Espiritual, Pura, Inocente y Eterna.

6. La rama que no da fruto será cortada y se secará. 2¡Alégrate de que sea así! 3La luz brillará desde la verdadera Fuente de la vida, y tu forma de pensar quedará corregida. 4No puede ser de otra manera. 5Tú que tienes miedo de la salvación estás eligiendo la muerte. 6Vida y muerte, luz y oscuridad, conocimiento y percepción, son conceptos irreconciliables. 7Creer que se pueden re­conciliar es creer que Dios y Su Hijo no pueden reconciliarse. 8Sólo la unicidad del conocimiento está libre de conflicto. 9Tu reino no es de este mundo porque te fue dado desde más allá de él. 10La idea de un problema de autoridad tiene sentido única­mente en este mundo. 11Al mundo no se le abandona mediante la muerte sino mediante la verdad, y la verdad sólo la pueden cono­cer aquellos para quienes el Reino fue creado, y por quienes espera.

La rama que no da fruto simboliza el sistema de pensamiento del ego, el cual, está basado en la separación y en la percepción. Esa rama, representa el uso de la voluntad para fabricar, y en este sentido, la mente sirve al mundo de los efectos, al mundo irreal percibido.

La rama que da frutos es aquella cuyo origen responde a la identidad del Espíritu, la cual, utiliza la voluntad para crear. La Fuerza que sustenta el acto creador, es el Amor. Podríamos decir, que la rama que da fruto es aquella que ha crecido de la semilla del Amor.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 77

LECCIÓN 77

Tengo derecho a los milagros.

1. Tienes derecho a los milagros debido a lo que eres. 2Recibirás milagros debido a lo que Dios es. 3Y ofrecerás milagros debido a que eres uno con Dios. 4Una vez más, ¡cuán simple es la salva­ción! 5Es sencillamente una afirmación de tu verdadera Identi­dad. 6Esto es lo que celebraremos hoy.

2. Tu derecho a los milagros no se basa en las ilusiones que tienes acerca de ti mismo. 2No depende de ningún poder mágico que te hayas adscrito ni de ninguno de los rituales que has ingeniado. 3Es inherente a la verdad de lo que eres. 4Está implícito en lo que Dios, tu Padre, es. 5Tu derecho a los milagros quedó establecido en tu creación y está garantizado por las leyes de Dios.

3. Hoy reivindicaremos los milagros a los que tienes derecho, pues te pertenecen. 2Se te ha prometido total liberación del mundo que construiste. 3Se te ha asegurado que el Reino de Dios se encuentra dentro de ti y que jamás lo puedes perder. 4No pedi­mos sino lo que en verdad nos pertenece. 5Hoy, sin embargo, nos aseguraremos también de no conformarnos con menos.

4. Comienza las sesiones de práctica más largas de hoy dicién­dote a ti mismo con absoluta certeza que tienes derecho a los milagros. 2Cierra los ojos y recuerda que estás pidiendo única­mente lo que por derecho propio te pertenece. 3Recuérdate tam­bién a ti mismo que los milagros jamás se le quitan a uno para dárselos a otro, y que al reivindicar tus derechos estás haciendo valer los derechos de todo el mundo. 4Los milagros no obedecen las leyes de este mundo. 5Proceden simplemente de las leyes de Dios.

5. Después de esta breve fase introductoria, espera en silencio la ratificación de que se te ha concedido tu petición. 2Has pedido la salvación del mundo así como la tuya. 3Has pedido que se te concedan los medios a través de los cuales se puede lograr esto. 4Es imposible que no se te den garantías al respecto. 5No estás sino pidiendo que se haga la Voluntad de Dios.

6. Al hacer esto, no estás realmente pidiendo nada. 2Estás afir­mando un hecho innegable. 3El Espíritu Santo no puede sino ase­gurarte que se te ha concedido tu petición. 4El hecho de que la aceptases lo confirma. 5Hoy no hay cabida para la duda ni la incertidumbre. 6Estamos haciendo por fin una petición real. 7La respuesta es una simple exposición de un simple hecho. 8Recibirás la ratificación que buscas.

7. Nuestras sesiones de práctica más cortas serán frecuentes, y estarán dedicadas a recordar un simple hecho. 2Repite hoy fre­cuentemente:

3Tengo derecho a los milagros.

4Pídelos cada vez que se presente una situación que los requiera. 5Reconocerás tales situaciones. 6Y como no estás dependiendo de ti mismo para encontrar el milagro, tienes pleno derecho a reci­birlo siempre que lo pidas.

8. Recuerda también que no te debes conformar con nada que no sea la respuesta perfecta. 2Si te asaltan tentaciones, di de inme­diato:

3No intercambiaré milagros por resentimientos.
4Quiero únicamente lo que me pertenece.
5Dios ha establecido mi derecho a los milagros.


¿Qué me enseña esta lección? 

Con esta afirmación estoy poniendo en reconocimiento mi identidad verdadera: soy un ser espiritual. 

El milagro es la manifestación del Amor y del Perdón y estos atributos se expresan en la consciencia de unidad con todo lo creado.

Cuando expreso que tengo derecho a los milagros, estoy realmente diciendo que soy Hijo de Dios y que mi condición natural es el milagro o lo que es lo mismo, la expresión de la verdad y, por tanto, el final del error. 

Creer o tener la certeza de que somos merecedores y hacedores de los milagros, revela nuestra condición espiritual y la expresión de un estado de consciencia en la que todos formamos parte Una de la Filiación, y que nuestra Voluntad es Una con la de nuestro Padre.

Es la primera referencia que se hace en las Lecciones del Libro de Ejercicios sobre los milagros. Podríamos pensar, que ha sido necesario realizar una preparación previa para afrontar la experiencia vital que nos hará recordar nuestra condición espiritual: ser un hacedor de milagros, o lo que, dicho de otra manera, utilizando una terminología utilizada en Un Curso de Milagros, ser un Maestro de Dios.

El Texto del Curso, sin embargo, ya en su Introducción nos informa: "Este es un curso de milagros". Y dedica el Capítulo I a revelarnos el significado de los milagros. En el primer apartado de ese primer Capítulo, se nos habla de los 51 Principios de los milagros. En el siguiente enlace podréis acceder al estudio que he dedicado a estos Principios: http://aprendiendouncursodemilagros.blogspot.com.es/2015/02/no-hay-grados-de-dificultad-en-los.html.

En el Principio 7, el Curso lo dedica al mensaje que se comparte en esta Lección: “Todo el mundo tiene derecho a los milagros, pero antes es necesario una purificación”.

En el artículo dedicado a este Principio, podemos encontrar lo siguiente:

El derecho a los milagros quedó establecido en la creación del Hijo de Dios y está garantizado por las leyes del Padre. Con esto queremos decir, que el milagro es un derecho de todos y no de unos cuantos. Muchas religiones restringen este “derecho” a unos cuantos, a los que eleva a la condición de santos. La única condición que debemos “recordar” es nuestra propia legitimidad espiritual y ponernos al servicio del Espíritu Santo o de Jesús. 

Establece este Principio que para dar expresión al milagro tenemos previamente que realizar una purificación. Este mensaje no va dirigido al cuerpo. Ya hemos dicho que no es real. La purificación que debemos llevar a cabo es a nivel de la mente. Debemos purificar nuestros pensamientos, los que mantienen la creencia en el pecado, en la culpa, en la separación. Realmente, la purificación debe ser entendida como una rectificación que debe ser dirigida a la mente, de donde emana toda causa.  

“El milagro no hace nada. Lo único que hace es deshacer. Y de este modo, cancela la interferencia a lo que se ha hecho. No añade nada, sino que simplemente elimina. lo que elimina hace mucho que desapareció, pero puesto que se conserva en la memo­ria, sus efectos parecen estar teniendo lugar ahora. Hace mucho que este mundo desapareció. Los pensamientos que lo origina­ron ya no se encuentran en la mente que los concibió y los amó por un breve lapso de tiempo. El milagro no hace sino mostrar que el pasado ya pasó, y que lo que realmente ya pasó no puede tener efectos. Recordar la causa de algo tan sólo puede dar lugar a ilusiones de su presencia, pero no puede producir efectos” (T-28.I.1:1-9). 


Ejemplo-Guía: ¿Qué milagros te ofrecerías?

No, no es un error de expresión. Digo bien, ¿qué milagros te ofrecerías?, pues, si no posees aquello que quieres dar, ¿cómo podrás darlo? Nadie puede dar lo que no tiene.

En verdad, la expresión podría ser mejorada. Lo intentaré, con esta otra: ¿qué milagros estás dispuesto a recordar? Ahora me gusta más. La anterior, daba lugar a poder pensar que si no poseemos el milagro no podemos darlo, pero en realidad, la Creación de Dios es un milagro, pues todos los milagros son actos de amor y el Hijo de Dios es una expansión de la Voluntad de Dios. Por lo tanto, está mejor expresado, cuando la invitación nos lleva a recordar, esto es, a volver a pasar por el corazón la visión de lo que somos: Seres de Amor.

El ejercicio de hoy podemos enfocarlo de la siguiente manera. Todos tenemos derecho a gozar de los milagros, pero previamente tenemos que purificar nuestra mente, la única y verdadera causa que nos ha llevado a olvidar lo que somos.
Por lo tanto, tenemos que identificar aquellas creencias, aquellos pensamientos, aquellos sentimientos que están al servicio de la mente errada y que son susceptibles de ser rectificados, esto es, purificados.

Por ejemplo, una experiencia que he vivido recientemente y en la que he tomado consciencia de la sutilidad y habilidad del ego espiritual. Le llamo así, porque sin dejar de ser ego, se viste con ropajes de orden elevado.

Mantengo la creencia de que debo expandir mis conocimientos con los demás. Para ello, utilizo las redes sociales y herramientas que la informática pone a mi disposición, como este blog. La labor que realizo, es totalmente desinteresada. Dedico mi tiempo libre en lo que considero es compartir mis dones y talentos. Hasta ahí, todo bien.
Cada día, al iniciar una nueva publicación, mi mente me lleva a consultar las estadísticas de la página. Lo que parecía, inicialmente, un simple acto de control y seguimiento, poco a poco se convirtió en una "necesidad", la cual, en ocasiones y dependiendo de la información aportada por las estadísticas, tenía un efecto en mi muy cercano a la aprobación y a la desaprobación. El resultado de dicho efecto, me afectaba, aunque no lo hacía consciente.

En la práctica diaria de Un Curso de Milagros y de las Lecciones del Libro de Ejercicios, mi comunicación con el Espíritu Santo es muy activa y un día puse en sus manos esta situación. No tardé en ver claro que detrás de mi iniciativa, noble y elevada de compartir, se escondía la necesidad de recibir compensación afectiva y demostrativa de la labor que estaba realizando. La visión real de la situación me llevó a recordar cuál era mi función y mi labor como mensajero. En ningún momento yo soy el mensaje y mi voluntad de servicio me lleva a ser útil como mensajero. Es la expansión de esa voluntad de servicio la que me lleva a sentirme pleno y gozoso, independientemente de los resultados.

Desde que tomé esa decisión, cuando ya no hay expectativas, los resultados que antes perseguía como una necesidad, ahora son una realidad, fluyendo en la abundancia, el sello que caracteriza toda obra, cuando está en sintonía armónica con las Leyes de Dios.

Reflexión: ¿De qué milagro eres consciente?

sábado, 16 de marzo de 2024

Capítulo 3. VI. Los juicios y el problema de la autoridad

 VI. Los juicios y el problema de la autoridad


1. Hemos hablado ya del juicio Final, aunque no con gran detalle. 2Después del juicio Final no habrá ningún otro. 3Dicho juicio es simbólico porque más allá de la percepción no hay juicios. 4Cuando la Biblia dice "No juzguéis y no seréis juzgados" lo que quiere decir es que si juzgas la realidad de otros no podrás evitar juzgar la tuya propia.

En efecto, el Capítulo 2, del Texto, está dedicado al significado del Juicio Final. He querido recoger parte de lo expuesto para que nos sirva de introducción: 

"El Juicio Final se originó a raíz de la separación como uno de los muchos recursos de aprendizaje que se incluyeron en el plan general. Del mismo modo en que la separación abarcó un período de millones de años, así el juicio Final se extenderá por un período igualmente largo, o tal vez aún más largo. Su duración, no obstante, puede acortarse enorme­mente mediante los milagros, el recurso que acorta el tiempo, pero que no lo abole. Si un número suficiente de nosotros llega a alcanzar una mentalidad verdaderamente milagrosa, este proceso de acortar el tiempo puede llegar a ser virtualmente inconmensu­rable. Es esencial, no obstante, que te liberes a ti mismo del miedo cuanto antes, pues tienes que escapar del conflicto si es que has de llevar paz a otras mentes” (T-2.VIII.2:4-8).  

“Por lo general, se considera al juicio Final como un proceso que Dios emprendió. Pero en realidad son mis hermanos quienes lo emprenderán con mi ayuda. El Juicio Final es la última curación, en vez de un reparto de castigos, por mucho que pienses que los castigos son merecidos. El castigo es un concepto completamente opuesto a la mentalidad recta, y el objetivo del juicio Final es restituirte tu mentalidad recta. Se podría decir que el juicio Final es un proceso de correcta evaluación. Significa simplemente que todos llegarán por fin a entender qué es lo que tiene valor y qué es lo que no lo tiene. Después de que esto ocurra, la capacidad para elegir podrá ser dirigida racionalmente. Pero hasta que no se haga esa distinción, las oscilaciones entre la voluntad libre y la aprisionada no podrán sino continuar (T-2.VIII.2:1-8)". 

La percepción, la separación, el juicio, son consecuencias directas de un acto de autoría, de un acto de voluntad. Tenemos que recordar que, la voluntad de crear nos fue dada por el Creador, Quien estaba expresando esa misma Voluntad en Su creación. Puesto que la capacidad de crear reside en la mente, todo lo que creamos es necesariamente una cuestión de voluntad. 

Podríamos decir que el principio de la voluntad es el más elevado, lo podemos comparar con la propiedad intrínseca de una semilla, sin la cual, nada florecería. Cuando ese impulso creador es "capturado" por el deseo, tiene lugar una fusión de fuerzas semejante a la unión del fuego y el agua, de la luz y la oscuridad, lo que se percibe como las luchas titánicas del bien y del mal: la ilusión de la falsa dualidad.



2. La decisión de juzgar en vez de conocer es lo que nos hace perder la paz. 2Juzgar es el proceso en el que se basa la percep­ción, pero no el conocimiento. 3He hecho referencia a esto ante­riormente al hablar de la naturaleza selectiva de la percepción, y he señalado que la evaluación es obviamente su requisito previo. 4Los juicios siempre entrañan rechazo. 5Nunca ponen de relieve solamente los aspectos positivos de lo que juzgan, ya sea en ti o en otros. 6Lo que se ha percibido y se ha rechazado, o lo que se ha juzgado y se ha determinado que es imperfecto permanece en tu mente porque ha sido percibido. 7Una de las ilusiones de las que adoleces es la creencia de que los juicios que emites no tienen ningún efecto. 8Esto no puede ser verdad a menos que también creas que aquello contra lo que has juzgado no existe. 9Obvia­mente no crees esto, pues, de lo contrario, no lo habrías juzgado. 10En última instancia, no importa si tus juicios son acertados o no, 11pues, en cualquier caso, estás depositando tu fe en lo irreal. 12Esto es inevitable, independientemente del tipo de juicio de que se trate, ya que juzgar implica que abrigas la creencia de que la realidad está a tu disposición para que puedas seleccionar de ella lo que mejor te parezca.

Intentar comprender y aceptar la afirmación que nos hace este punto con la mente dual se nos antoja contradictorio, pues el simple hecho de percibir, función con la que se encuentra identificada la mente dual, lleva implícito la autoría de juzgar, de separar. 

Podemos hacer un ejercicio práctico in situ. Fija tu mirada en un objeto, bien sea animado o inanimado. De forma inmediata, instantánea, de nuestro cerebro parece emanar pensamientos con el propósito de identificar lo que nuestros ojos evidencian o lo que nuestro órgano de percepción interpreta. En ese cerebro parece almacenarse la información necesaria que nos permite identificar el objeto y de forma subyacente le apropiamos un significado que puede ser clasificado como bueno o malo. El juicio toma presencia en el proceso de percepción como una fase ineludible. Es más, lo hace con ese propósito de aportarnos la información que necesitamos percibir para sentirnos seguros o inquietos. Sin embargo, esa visión, esa percepción es arbitraria, es parcial y no es verdadera, pues carece de la información integral del objeto, es decir, carece del conocimiento. 

Cuando el objeto percibido es una persona o una relación de personas, ese proceso descrito nos lleva a juzgar, a interpretar, de forma sesgada, pues interpretamos situaciones de las que no tenemos la visión integral de lo que sucede. Así, consideramos a la vida como injusta cuando sucesos que interpretamos como dolorosos forman parte de nuestras vivencias. 

Imaginemos, que somos los autores de la redacción de una novela. A lo largo del desarrollo de esa obra, los personajes experimentan vivencias dramáticas, las cuales son la consecuencia directa de acciones que se encuentran concadenadas entre sí formando un ciclo de aprendizaje. El escritor que tiene una visión integral de la obra y es conocedor de la trama, está en condiciones de ver el proceso como un todo, lo que le facilita la labor de conocer el para qué de todas las anécdotas que se desarrollan en el devenir de la novela. De carecer de esa visión, el lector, puede sacar conclusiones ilusorias, no reales, del proceso vital de los personajes que dan vida al contenido y al guión de la obra. 

De todo ello se extrae una importante reflexión. Desde la percepción, nuestra visión no será real y verdadera y el juicio es el ejercicio mental que nos conducirá tarde o temprano a la conclusión de que el Juicio Final o proceso final de evaluación ha de conducirnos a la Mente Recta.


3. No tienes idea del tremendo alivio y de la profunda paz que resultan de estar con tus hermanos o contigo mismo sin emitir juicios de ninguna clase. 2Cuando reconozcas lo que eres y lo que tus hermanos son, te darás cuenta de que juzgarlos de cualquier forma que sea no tiene sentido. 3De hecho, pierdes el significado de lo que ellos son precisamente porque los juzgas. 4Toda incerti­dumbre procede de la creencia de que es imprescindible juzgar. 5No tienes que juzgar para organizar tu vida, y definitivamente no tienes que hacerlo para organizarte a ti mismo. 6En presencia del conocimiento todo juicio queda, automáticamente suspendido, y éste es el proceso que le permite al conocimiento reemplazar a la percepción.

Siguiendo con el ejercicio iniciado en el punto anterior, me gusta imaginar  que la práctica de la mirada nueva, de la mirada inocente, es una senda que sin duda ha de llevarnos a la percepción verdadera. No en vano, Jesús, en sus Enseñanzas, nos alentaría a nacer de nuevo y a rodearnos de niños, pues en su estado de consciencia, el niño es aún puro y se encuentra abierto a mirar sin juzgar lo percibido. Tan solo cuando los adultos tratan de encausarlos por la vía de la educación es cuando los privamos de la facultad de la pureza y de la inocencia.

¿Has probado percibir sin juzgar? El resultado es la libertad, es la paz.

4. Tienes miedo de todo aquello que has percibido y te has negado a aceptar. 2Crees que por haberte negado a aceptarlo has perdido control sobre ello. 3Por eso es por lo que lo ves en pesadillas, o disfrazado bajo apariencias agradables en lo que parecen ser tus sueños más felices. 4Nada que te hayas negado a aceptar puede ser llevado a la conciencia. 5De por sí, no es peligroso, pero tú has hecho que a ti te parezca que lo es.

Si miramos y no aceptamos lo que vemos, estamos separándonos de la realidad. Es un mecanismo muy estudiado por la psicología para tratar trastornos de comportamiento. El mecanismo es tan autómata que ha pasado a formar parte de nuestro inconsciente.

Si al mirarnos, observamos aspectos que no aceptamos, bien por condicionamientos morales, éticos o físico, pasamos por la fase de prohibirnos ser lo que vemos, y esa parte de nosotros pasa a ser encarcelada en las mazmorras de nuestra naturaleza inconsciente, la cual clamará por salir y ser aceptada, promoviendo una lucha interior con conlleva un gran desgaste interior.

Lo que percibimos no es real, pero lo hacemos real nosotros. El miedo no es real, pero sí lo será si nuestra mente le aporta significado y valor. 


5. Cuando te sientes cansado es porque te has juzgado a ti mismo como capaz de estar cansado. 2Cuando te ríes de alguien es por­que has juzgado a esa persona como alguien que no vale nada. 3Cuando te ríes de ti mismo no puedes por menos que reírte de los demás, aunque sólo sea porque no puedes tolerar la idea de ser menos que ellos. 4Todo esto hace que te sientas cansado, ya que es algo básicamente descorazonador. 5No eres realmente capaz de estar cansado, pero eres muy capaz de agotarte a ti mismo. 6La fatiga que produce el juzgar continuamente es algo realmente intolerable. 7Es curioso que una habilidad tan debili­tante goce de tanta popularidad. 8No obstante, si deseas ser el autor de la realidad, te empeñarás en aferrarte a los juicios. 9También les tendrás miedo, y creerás que algún día serán usados con­tra ti. 10Sin embargo, esta creencia sólo puede existir en la medida en que creas en la eficacia de los juicios como un arma para defender tu propia autoridad.

Cuesta imaginar que sin juicio pueda producirse el proceso de identificación. No saber lo que somos, ni cómo somos, es un pensamiento que favorece la incertidumbre y el miedo. Necesitamos saber que nuestro cuerpo tiene un origen y responde a unas leyes físicas y a roles de comportamiento. No estamos dispuestos a dejar de juzgar lo que percibimos, pues el simple hecho de no conocer las causas del dolor, del sufrimiento, de la escasez, nos produce un profundo miedo. Resulta más fácil pensar que nuestro cuerpo es la causa de nuestro dolor, que reconocer que toda experiencia percibida de dolor es una proyección del dolor que acuñamos en nuestra mente definiendo nuestras creencias.

6. Dios ofrece únicamente misericordia. 2Tus palabras deben reflejar sólo misericordia porque eso es lo que has recibido y eso es lo que deberías dar. 3La justicia es un expediente temporal, o un intento de enseñarte el significado de la misericordia. 4Es juz­gadora únicamente porque tú eres capaz de cometer injusticias. 

Cuando recurrimos al diccionario para conocer el significado del término "misericordia", extraemos entre otros el siguiente:

4. f. Rel. Atributo de Dios, en cuya virtud perdona los pecados y miserias de sus criaturas.

Es obvio que esta interpretación, está condicionada al proceder de la visión que nos aporta la religión, cuyos preceptos aceptan que la humanidad es fruto del "pecado" y debe ser salvada a través de la redención, la expiación, el castigo, etc.
Desde este punto de vista, la misericordia, se entiende como un Atributo de Dios, lo que significa que el Hacedor participa de la opinión aceptada por los "padres de la religión".

Sin embargo, las enseñanzas del Curso nos habla de las consecuencias del error procedente de la creencia en el "pecado original", y no revela que, hemos sido creados a Su Imagen y Semejanza, es decir, con capacidad creadora y bajo la cualidad de la Inocencia y de la Plenitud. Siendo esto así, la creencia en el pecado no tiene cabida y el concepto misericordia adopta un significado bien distinto.

Este punto nos dice que Dios ofrece únicamente misericordia, y si lo dicho anteriormente es, igualmente, cierto, esa misericordia ofrecida por nuestro Creador no puede significar el perdón de nuestros pecados, sino una virtud mucho más elevada, la capacidad de no ver el pecado.

Os dejo un enlace en el que tuve ocasión de desarrollar, a petición de una estudiante, el tema de la misericordia y donde se extrae, de forma más amplia, una información más extensa sobre este tema:

https://nuevosarquetipos.blogspot.com/2014/09/existe-diferencia-entre-la-misericordia.html

Os dejo un punto extraído de dicho artículo:

Como bien recoge el inspirado cabalista, Kabaleb, en su obra “Los Dioses Internos”, si somos ricos en misericordia, seremos incapaces de sentir rencor hacia nuestros enemigos. La actitud misericordiosa va más allá que el simple perdón, porque el perdón se refiere siempre a un hecho concreto que hemos considerado y hemos decidido perdonar. En cambio, la misericordia es un impulso primordial que está ahí y que perdona, por así decirlo, incluso antes de que la ofensa se haya producido. Es el perdón como sistema, como principio, sin tener demasiado en cuenta la ofensa en sí. Pero no hay que entender que misericordia sea cerrar los ojos ante una realidad desagradable dando patente de corso al otro para que siga equivocándose. Esta virtud lleva propiedades activísimas que transforman a su beneficiario, inculcándole esa misma actitud ante la vida. Por ello la misericordia es la vía del progreso rápido, porque suprime el tiempo que se tardaría en vivir el karma que la injuria ha generado y el tiempo que supondría el vengar la afrenta y el que el otro emplearía en vengarse a su vez de la que le hemos infligido.


7. He hablado de distintos síntomas, y, a ese nivel, la variedad de los mismos es casi infinita. 2Todos ellos tienen, no obstante, una sola causa: el problema de la autoridad. 3Ésta es "la raíz de todo mal". 4Cada síntoma que el ego inventa es una contradicción debido a que la mente está dividida entre el ego y el Espíritu Santo, de tal modo que cualquier cosa que el ego haga es parcial y contradictoria. 5Esta posición insostenible es el resultado del problema de la autoridad que, al aceptar como premisa el único pensamiento inconcebible, sólo puede producir ideas que a su vez son inconcebibles.

La autoría es el acto volitivo y como ya he tenido ocasión de expresar con anterioridad, la Voluntad es el Atributo Primigenio, podríamos utilizar el término Superior, con el que la Divinidad ejerce Su  Poder Creador. Sin ese Impulso inicial, la acción creadora no tendría lugar. Como hemos dicho en otras ocasiones, el acto de voluntad es como la semilla, sin la cual, no podría tener lugar ninguna creación, ningún fruto, ningún efecto. 
El principio de la Voluntad es la causa de todo efecto.
Si la naturaleza egoica participa de la creencia de que su voluntad ha atentado contra las Leyes de Dios, dando lugar a Su ira, expulsándonos del Paraíso Terrenal, acto que nos ha convertido en pecadores, entonces, esa autoría será, como bien recoge este punto, la raíz de todo mal.
Mientras que alberguemos la creencia de que podemos crear un mundo al margen de la autoría de nuestro creador, estaremos dando lugar a infinitos síntomas, todos derivados de error primigenio, el cual, nos lleva a creernos merecedores del castigo eterno para redimir nuestros pecados.

8. El problema de la autoridad es en realidad una cuestión de autoría. 2Cuando tienes un problema de autoridad, es siempre porque crees ser tu propio autor y proyectas ese engaño sobre los demás. 3Percibes entonces la situación como una en que los demás están literalmente luchando contigo para arrebatarte tu autoría. 4Éste es el error fundamental de todos aquellos que creen haber usurpado el poder de Dios. 5Esta creencia les resulta aterradora, pero a Dios ni siquiera le inquieta. 6Él está deseoso, no obstante, por erradicarla, no como un castigo para Sus Hijos, sino tan sólo porque sabe que les produce infelicidad. 7Las creaciones de Dios disponen de la verdadera Autoría, mas tú prefieres permanecer anónimo cuando eliges separarte de tu Autor. 8Al no tener certeza con respecto a Quién es tu verdadero Autor, crees que tu creación fue anónima. 9Esto te pone en una situación en la que lo único que parece tener sentido es creer que tú te creaste a ti mismo. 10La disputa acerca de quién es tu autor ha dejado a tu mente en tal estado de incertidumbre que ésta puede incluso llegar a dudar de que tú realmente existas.

Es obvio pensar, que, si nos creemos los autores de nuestra identidad, percibiremos a los demás con el deseo de hacer valer su propia autoría sobre la nuestra. Al error original de creernos el padre de nuestro Padre, se añade el de creer que "el ladrón piensa que todo el mundo es de su condición" y nos defendemos del ataque de los demás, en una proyección del ataque que nosotros emitimos contra Dios.

Detrás de uno de los síntomas más extendidos en el mundo que percibimos, la depresión, se esconde la causa de no saber quiénes somos realmente y quién nuestro Creador.

9. Sólo los que abandonan todo deseo de rechazar pueden saber que es imposible que ellos puedan ser rechazados. 2No has usur­pado el poder de Dios, pero lo has perdido. 3Afortunadamente, perder algo no significa que haya desaparecido. 4Significa simple­mente que no recuerdas dónde está. 5Su existencia no depende de que puedas identificarlo, o incluso localizarlo. 6Es posible contem­plar la realidad sin juzgar y simplemente saber que está ahí.

Si cambiamos el término rechazar por el de atacar, podríamos reescribir la primera frase y decir: "sólo los que abandonan todo deseo de atacar pueden saber que es imposible que ellos puedan ser atacados". ¿Podrías imaginar por un momento un mundo en el que no tengamos miedo a ser atacados? Esto tan sólo será posible, cuando realmente reconozcamos nuestra verdadera autoría, y despertemos a la Filiación Divina a la que pertenecemos.

El desarrollo del pensamiento racional del ser humano lo ha llevado a participar en la firme creencia de que tan sólo existe aquello que es capaz de percibir con sus sentidos físicos. Es evidente, que tal estado de la mente es el resultado de creer en que nuestra verdadera identidad es el ego, esto es, la percepción del envoltorio material con la que hemos vestido a la verdadera y única esencia del Ser, el Espíritu.

El poder de nuestra mente, a Imagen y Semejanza de la de Dios, es infinito. Su poder creador nos capacita para fabricar una realidad que nuble la visión de nuestra verdadera realidad, llevándonos a negarla y sustituirla por una identidad ilusoria. Sin embargo, este punto nos confirma que es posible contemplar la realidad sin necesidad de juzgar, interpretar (hacer uso de la percepción sensorial) y simplemente saber que está ahí.

"Benditos los que creen sin haber visto"

10. La paz es el patrimonio natural del espíritu. 2Todo el mundo es libre
de rechazar su herencia, pero no de establecer lo que ésta es. 3El problema que todos tienen que resolver es la cuestión funda­mental de la autoría. 4Todo miedo procede en última instancia, y a veces por rutas muy tortuosas, de negar la verdadera Autoría. 5La ofensa no es nunca contra Dios, sino contra aquellos que lo niegan. 6Negar Su Autoría es negarte a ti mismo la razón de tu paz, de modo que sólo te puedes ver a ti mismo fragmentado. 7Esta extraña percepción es el problema de la autoridad.

La situación es la siguiente: Nuestra mente está al servicio de una falsa creencia, que nos lleva a pensar que somos pecadores y como consecuencia de ello, somos merecedores del castigo y del rigor redentor. Todo ello, en base a nuestra autoría de los hechos, da lugar a infinitos síntomas que se traducen en dolor y sufrimiento.
Si nuestra mente sirve a la verdad, lo que significa que reconocemos que la Autoría verdadera es Dios, entonces despertamos a la Inocencia y a la Plenitud, lo que se traduce en Paz y Felicidad.

La cuestión es: ¿qué vas a hacer con el poder de tu voluntad? ¿Servir a Dios o al ego?

11. No hay nadie que de una manera u otra no se sienta aprisio­nado. 2Si ése es el resultado de su libre albedrío, tiene, por ende, que considerar que su voluntad no es libre, o, de lo contrario, el razonamiento circular de esta premisa sería evidente. 3El libre albedrío no puede sino conducir a la libertad. 4Los juicios siempre aprisionan, ya que fragmentan la realidad con las inestables balanzas del deseo. 5Los deseos no son hechos. 6Desear implica que ejercer la voluntad no es suficiente. 7Sin embargo, nadie que esté en su mente recta podría creer que lo que desea es tan real como lo que su voluntad dispone. 8En vez de "Busca primero el Reino de los Cielos" di: "Que tu voluntad sea antes que nada alcan­zar el Reino de los Cielos" y habrás dicho: "Sé lo que soy y acepto mi herencia”.

¡Sé lo que soy y acepto mi herencia!